Patrañas, asesinatos y traiciones: otra abominable historia no contada…

  1. La derecha no tiene historia sino una serie de asesinatos, traiciones y mentiras a lo largo de las cruentas batallas de los pueblos: El "23 de Enero" fue la fecha más odiada por Rómulo Betancourt y por todos aquellos personajillos que conformaron el llamado PACTO DE NUEVA YORK. Pero a partir del triunfo del Comandante Chávez, toda la derecha ha tratado de imponer el "23 de Enero" como una gesta que les pertenece. Ciertamente, que lo que se culmina con el 23 de Enero de 1958, es una gran estafa y una gran traición al pueblo venezolano, porque ese día la "caída del tirano" venía ya confeccionada por los estrategas gringos ya que Pérez Jiménez estaba dando un giro de 180 grados y comenzaba a darle a su gobierno un sentido nacionalista. Ike Einsehower decidió en 1956 derrocar a Marcos Pérez Jiménez porque éste se negó a que se instalara en la península de Paraguaná una base estratégica de misiles con cabezas atómicas, un proyecto confeccionado dentro de los planes de seguridad continental de la Casa Blanca.

  2. Igualmente, de manera audaz, Pérez Jiménez ese mismo año de 1956, propuso la creación de un fondo común latinoamericano para atender obras importantes, en el que nuestro país aportaría cien millones de dólares. La parte proporcional para los norteamericanos debía ser de unos 3.000 millones de dólares, de modo que el fondo se habría situado en unos 4.000 millones. Esto puso a los gringos histéricos, y le reclamaron a Pérez Jiménez que ellos no lo habían colocado en Miraflores para que estuviera tomando decisiones que únicamente le incumbían a Washington. Punto.

  3. A partir de 1956, comenzó la guerra gringa para derrocar a Pérez. Se estaba dando un fenómeno bien extraño, el par de conspiradores que habían derrocado a Isaías Medina Angarita tomaban caminos divergentes: el ex comunista Betancourt se volvía ardorosamente pro-gringo, y Pérez Jiménez evolucionaba hacia una posición nacionalista, en defensa de nuestros valores.

  4. Cada vez que se celebraba esta fecha del "23 de Enero", durante toda la década de los 60´s y 70’s, se desataban furiosas protestas y marchas estudiantiles en ciudades como Caracas, Maracay, Valencia, Barquisimeto y Mérida, con la consabida mortandad de jóvenes. Se estaba haciendo "normal" que para esta época, cayesen acribillados por las balas asesinas del gobierno entre diez y veinte luchadores sociales. En esta nota explicaremos por qué Rómulo Betancourt odió a muerte el "23 de enero"; pero antes nos referiremos por qué esta fecha, desde que Chávez llegó al poder, ha sido tomada por la ultra-derecha como suya, y cada vez que se celebra, trata por esta fecha de crear un clima horrible de desestabilización, siempre con el propósito de derrocar al gobierno chavista.

  5. No exculpamos para nada a la dictadura ultra-derechista del gobierno perejimenista quien en 1954, para sostenerse en el poder tuvo que entregarle a los gringos cien millones de dólares para que las fuerzas del asesino Carlos Castillo Armas derrocaran a Jacobo Arbenz. Y hay que decir que Rómulo Betancourt también apoyó el derrocamiento de Arbenz. Ambos, Betancourt y Pérez Jiménez desde 1944 hasta 1956, mantuvieron un forcejeo a muerte para ganarse el favor del Departamento de Estado norteamericano y así hacerse con el poder en Venezuela. Pérez Jiménez entregó el país a las compañías petroleras, asesinó a dirigentes campesinos y obreros, y acribilló al líder Leonardo Ruiz Pineda quien odiaba a muerte a Rómulo Betancourt, todo por órdenes de los gringos.

  6. Pérez Jiménez en ese mismo año de 1954 recibió con biombos y platillos al gran criminal, Secretario de Estado, de John Foster Dulles para la que en la Conferencia Interamericana que se realizó en Caracas ese año, se aprobase una declaración anticomunista en todo el continente y se asediara y derrocara a Jacobo Árbenz.

  7. Nunca se debe olvidar, que en 2001, la derecha hizo un intento por celebrar furiosamente la fecha del 23 Enero, y lo organizó como parte de un plan para intentar desconocer a Chávez y darle un golpe. Ese día se tenía preparado un bestial movimiento militar en Fuerte Tiuna, que gracia a una jugada maestra del Presidente Chávez lo impidió: a las 3 de la madrugada ordenó una cadena de radio y televisión para trasmitir una misa en la urbanización "23 de enero", y desconcertar totalmente a los golpistas.

  8. Otra vez vuelven las fuerzas fascistas (esta vez a la cabeza de un triste sifrino llamado Juan Guaidó), porque falta de cerebro y de historia, tratan de montar un show planetario con motivo de la celebración de los 61 años de la caída de Marcos Pérez Jiménez. Ya en el año 2011 formaron una pavorosa carnavalada planetaria con ayuda de los poderosos medios, con una concentración en Caracas y con cursis réplicas en 30 ciudades del mundo. Un montón de ONG´s dependientes de la CIA, con fuerzas en la UCAB, con personajes de Cedice, "Foro por la Vida", "Justicia y Paz", PROVEA, "Abogados en Defensa de la Constitución" y el mejunje de la extinta MUD, entre otros, invitando a la cursi toma de la capital, el 23 de enero.

  9. Betancourt tuvo toda su vida un gran sentimiento de desprecio y odio hacia los acontecimientos del 23 de enero, y consiguió trasmitírselo a todos los miembros del CEN de Acción Democrática. Paradoja, si se toma en cuenta que fue debido en parte, a la resistencia adeca que se logró tambalear al dictador Pérez Jiménez. Pero es que dentro de la vieja guardia adeca este sentimiento resultaba chocante. Cada vez que haya disturbios callejeros, Betancourt frenético de indignación gritará: «¡La fauna de añoradores del paraíso perdido del 23 de enero!» Porque en verdad, él mismo reconocía que el más grande error histórico fue haberle permitido a la juventud venezolana adueñarse de una posición antiimperialista durante aquellas jornadas. Aquel era el gran momento para un cambio total hacia un verdadero régimen de justicia y de igualdad social, pero él Betancourt lo traicionó para satisfacer los intereses gringos. Como en ningún otro momento de nuestra historia se tuvo un momento más hermoso, más auténticamente patriótico. Betancourt habría de trastocarlo y destruirlo todo.

Pues bien, para la historia y los historiadores recordaremos lo siguiente:

  1. En realidad, el 23 de enero de 1958 fue un arreglo político para que las cosas continuaran tal cual las dejaba Pérez Jiménez. Más aún, todos los militares que habían participado en el alzamiento contra el dictador, quedarían marcados como sediciosos, y rápidamente serían puestos en cuarentena. Se habían convertido indudablemente en elementos peligrosos para la estabilidad del país, y por eso un grupo de altos oficiales que nada había hecho en contra de la tiranía, tomaría el timón en los altos mandos de las Fuerzas Armadas. ¿Quiénes estaban dictando estas normas?, pues el imperio gringo, porque los cargos claves los tomó la burguesía, el poder económico. Los que toman el poder ya han decidido que el país debía seguir funcionando en lo social y en lo económico, como lo venía haciendo desde el Siglo XIX.

  2. Los asesores de la Junta de Gobierno, José Giacopini Zárraga (último ministro de Hacienda de Pérez Jiménez), Edgar Sanabria y Alirio Ugarte Pelayo, todos ultra conservadores, auspiciaban la conformación de un gobierno que ni remotamente oliera a revolución, para que en Estados Unidos se entendiera que prácticamente entre nosotros nada había cambiado. De inmediato, los oligarcas se movilizaron, el presidente de Fedecámaras (o Fedécame, como le decían), Ángel Cervini, propuso una tregua obrero-patronal a los sindicatos para que no hicieran huelgas, lo que resultó una verdadera patraña para robarle combatividad al proletariado y con ello reducir los riesgos de un verdadero cambio revolucionario.

  3. La Junta Militar se conforma, y acaba recibiendo el beneplácito del Departamento de Estado y de los que realmente la han sugerido a éste, Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba, para que funcione sin traumas. Larrazábal, con su estilo apaciguado y un tanto indiferente, pudo, ante varios grupos políticos, superar algunos temporales en su contra; se comenzaba a ventilar su relación callada y fiel a la dictadura. Betancourt no lo dejó pasar por alto y supo manejarlo con astucia dentro de su partido. Él hizo correr la voz que por su estrecha relación con el dictador, debería quedar inhabilitado políticamente. Al contralmirante le llegaron los comentarios y llegó a responder asustado: «Si esto sigue así y no se va a llegar a ningún acuerdo, yo me retiro, porque en lo que a mí se refiere, yo no he hecho nada para tumbar a Pérez Jiménez, no he puesto ni un granito de arena».

O sea.



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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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