La Guaratara

¿Cooperamos o Competimos?

Batalla de Carabobo, glorioso combate que nuestro Libertador concibió, en brillante y larga campaña, junto al pueblo y el paisaje. Épico ejemplo por siempre.

Confieso que, en medio de la complejidad de la guerra económica, he contemplado como eficientes, algunas medidas competitivas para contrarrestar las mafias especulativas y distributivas que azotan la vida del Pueblo venezolano que resiste, con heroicidad y solidaridad, una guerra diseñada por los más desalmados científicos del Pentágono; creadores de las jaulas para niños centroamericanos, el fósforo para palestinos y las fosas comunes en Colombia. Una cruel tradición genocida que se remonta al nazismo y ha experimentado con poblaciones enteras de Vietnam, El Salvador y Libia.

Pero Morawski y Mariátegui me libraron de la tentación. Como advierte el brillante soviético: "Cuando la escasez y los peligros físicos son grandes, el ritmo del cambio rápido y sin interrupciones y los estímulos psicológicos excesivamente frecuentes, puede aparecer entre los cuadros, tanto como en la masa del cuerpo político, un anhelo de soluciones más simples…" Exorcizado por El Amauta, reitero la alerta sobre ciertas confusiones que genera el actual enfrentamiento contra el bloqueo inhumano promovido por la oposición "venezolana" contra nuestra Patria y las complejas operaciones de corrupción y conmoción que se inoculan en el Estado, desde las cuales se empuja a salidas pragmáticas y urgentes, plagadas de mercantilismo. El privilegio a la importación es una, quizá la más grave, que conlleva a mayor dependencia tecnológica y sistemas de abastecimiento reptilianos.

Cada vez que un reducido número de transportistas adquiere cauchos a 600 mil bolívares y atún y harina mejicana "baratísima", mientras el resto del mercado vende los mismos cauchos y enlatados a dólar paramilitar, dejamos grandes brechas a la especulación y neocolinización. Es una guerra interna más compleja que el bloqueo financiero implorado por la MUD a USA, porque, mientras el Pueblo coopera en su resistencia, el capitalismo, la banca y el paramilitarismo, conectan con la "importación" de lentejas y cauchos que impide desarrollar nuestra soberanía. Ello es aprovechado para promover el neo-esclavismo como vía rápida para adquirir los productos que nunca llegaron a precio justo.

Hay toda una tradición humanista también para la economía y el desarrollo basado en el conocimiento. La primera fuente es Robinsoniana, ya como sistema económico y social tenemos a Marx y, en respuesta a "la supervivencia del más apto"; el Darwinismo ultra positivista, percolado hasta la ciencia, incluso biosocial, podemos asirnos de Kropotkin, Tudge y Elisabeth Vrba, quienes aportan ideas, propias de una sociedad; la cooperación altruista, como actitud puramente humana, el diálogo espiritual con la ciencia en vez de la violencia. Mientras ultra darwinistas y positivistas como Malthus, consideran que los hombres deben "luchar" o matarse para vivir por "contener un gen egoísta", Kropotkin nos habla del apoyo mutuo y Vrba de la cooperación y adaptación como procesos históricos, incluso, de animales y humanos para convivir.

Esta guerra económica se empeña en ponernos a competir para que sobrevivan los "más aptos" que, a juicio de Trump y la MUD, son los capitalistas y burgueses. La Revolución Bolivariana debe advertir ese plan y privilegiar la cooperación, la solidaridad, la producción, la ciencia y tecnología con pertinencia social.



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Joaquín Román Rondón Santiago

Profesor universitario

 unellezjoaquin@gmail.com      @LaGuaratara

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