(París, 23-27 de septiembre de 1900)

Obrero Socialista Internacional

El V Congreso de la Internacional daba por finalizado sus trabajos. Del tronco de la Internacional había surgido la Segunda. El V Congreso iniciábase una nueva era del movimiento obrero.

El Congreso Internacional Socialista de París, Considerando:

Que corresponde a los congresos internacionales, destinados a ser el Parlamento del proletariado, tomar las resoluciones que guiarán al proletariado en su lucha libertadora;

Decide adoptar las medidas siguientes:

1ª Un Comité de organización será nombrado tan pronto como sea posible por las organizaciones socialistas del país donde tenga lugar el próximo Congreso.

2ª Un Comité permanente internacional, teniendo un delegado por cada país, será formado y dispondrá de los fondos necesarios. Preparará el orden del día del Congreso siguiente y solicitará informaciones a cada nación adherida al Congreso.

3ª Este Comité escogerá un secretario general retribuido encargado:

a) de procurar las informaciones necesarias;

b) de redactar un trabajo explicativo de las resoluciones tomadas en los congresos anteriores;

c) de distribuir los informes sobre el movimiento socialista de cada país, dos meses antes de cada Congreso;

d) de establecer una síntesis de los informes sobre las cuestiones discutidas en el Congreso;

e) de publicar de vez en cuando folletos y manifiestos sobre las cuestiones de actualidad y de interés general, así como sobre las reformas importantes, y estudios sobre cuestiones políticas y económicas;

f) de tomar las medidas necesarias para favorecer la acción y la organización internacional del proletariado de todos los países.

El Comité Permanente Internacional y el Secretario General residirán en Bruselas.

El Comité Socialista Internacional deberá exigir de los grupos socialistas parlamentarios nacionales la organización de una Comisión especial interparlamentaria para facilitar una acción común sobre las grandes cuestiones políticas y económicas internacionales. Esta comisión será adjunta al Comité Socialista Internacional.

El Secretariado Internacional, con domicilio en Bruselas, será encargado de constituir los archivos internacionales del socialismo, centralizando los libros, documentos e informes que conciernen al movimiento obrero de las diferentes naciones.

Por las anteriores resoluciones se concretaban los acuerdos de congresos anteriores y el movimiento obrero disponíase a superar sus formas orgánicas estructurando su aparato de dirección. Desde el Congreso de 1900, el movimiento socialista contaba con un aparato orgánico de dirección internacional.

La segunda Comisión, legislación social, limitóse a reiterar los acuerdos de los acuerdos de los congresos anteriores planteando como problemas nuevo "la lucha por la obtención del salario mínimo". El dictamen insistía en la necesidad de incrementar la acción por la conquista de la jornada de ocho horas, "invitando a las organizaciones a perseguir la obtención de esta forma combinando la acción sindical y la acción política…"

El dictamen sobre el tercer punto del orden del día, "Acción del proletariado", decía así:

El proletariado moderno es el producto lógico del régimen capitalista de producción, que exige la explotación política y económica del trabajo por el capital.

Su superación social y su emancipación no pueden realizarse más que entrando en antagonismo con los defensores interesados del capitalismo, el cual, por su condición misma, debe conducir inevitablemente a la socialización de los medios de producción.

Por consecuencia, ante la clase capitalista el proletariado debe erguirse en clase combatiente.

El socialismo, que se ha propuesto constituir al proletariado en ejército de esta lucha de clases, tiene el deber, ante todo, de iniciarlo por un trabajo metódico, reflexivo e incesante con conciencia de sus intereses y de su fuerza y de usar a este efecto de todas las armas que la situación política y social actual pone entre sus manos y que su concepción superior de la justicia le sugiere.

Entre estos medios el Congreso indica la acción política, el sufragio universal y la organización de la clase obrera en grupos políticos, sindicales, cooperativas, cajas de socorro, círculos de arte y de educación, e invita a los militantes socialistas a combinar lo más posible estos medios de lucha y de educación que aumentarán la fuerza de la clase obrera y la harán capaz de expropiar política y económicamente a la burguesía y de socializar los medios de producción. Los socialistas de todos los países se comprometen a intervenir a fin de que los extranjeros en sus países respectivos disfruten del mismo derecho de asociación que los nacionales y puedan servirse de él por todos los medios a su disposición.

El problema de la paz y de la guerra volvió a ser examinado en el V Congreso, aprobando éste una contundente resolución concebida en los siguientes términos:

El Congreso declara que es necesario redoblar en todos los países el celo, la energía y el vigor en la lucha diaria contra el militarismo; que es necesario, sobre todo, oponer a las alianzas de la burguesía y de los gobiernos imperiales la alianza de los proletariados de todos los países.

El Congreso indica como medios de acción:

1º Los diferentes partidos socialistas son invitados a continuar con la mayor atención la educación y la organización de la juventud con vista a la lucha contra el militarismo.

2º Los diputados socialistas en todos los países se comprometerán a votar contra todo presupuesto militar y todo gasto para la marina de guerra y las expediciones militares coloniales.

3º La Comisión Socialista internacional permanente será encargada de iniciar y de desarrollar, en todos los casos de importancia internacional, un movimiento de protesta y de agitación antimilitaristas uniforme y común a todos los países.

El Congreso protesta contra las llamadas Conferencias de la Paz, como la de La Haya, que en la sociedad actual no pueden conducir más que a desagradables decepciones, como lo ha demostrado últimamente la guerra del Transvaal.

El Congreso Internacional Socialista de París estigmatiza con indignación la política salvaje de opresión del zarismo ruso hacia el pueblo polaco y finlandés e invita a los proletarios de todas las nacionalidades que sufren bajo el yugo de un régimen absoluto a reunirse para la lucha común contra el enemigo común de la democracia y del socialismo.

El Congreso condena las atrocidades del gobierno inglés hacia los bóers de África del Sur.

El Congreso Internacional Socialista de París afirma, una vez más, los sentimientos de simpatía fraternal que deben unir a todos los pueblos y se eleva con indignación contra las violencias, las crueldades, las matanzas cometidas en Armenia, denuncia a los trabajadores de los dos mundos la criminal complicidad de los diferentes gobiernos capitalistas e invita a los grupos parlamentarios socialista a intervenir en cada ocasión a favor del pueblo armenio, odiosamente oprimido, al cual el Congreso dirige la seguridad de su estrecha y ardiente solidaridad.

Como puede apreciarse por la resolución transitoria, las querellas, los conflictos internacionales a finales de siglo determinaban una situación inquietante, que el Congreso examinó con la mayor precisión, saliéndose de las formulaciones vagas de anteriores resoluciones.

El Congreso abordó con amplitud los problemas coloniales. Por primera vez esta cuestión merece un estudio profundo. El movimiento obrero internacional fija concretamente una posición superando así la actitud del Congreso de Londres, que habíase limitado a mostrar su simpatía a los pueblos en su lucha por su liberación, y muy particularmente en aquel momento, al pueblo cubano, en rebelión contra la dominación de la monarquía española. La presencia de Pablo Iglesias (el otro) daba todo el significado a este problema y sobre todo cuando afirmó que el movimiento obrero español, fiel a los principios de solidaridad del socialismo, estaba junto al pueblo cubano en su lucha liberadora. No todos los dirigentes socialistas en aquellos momentos, sobre todo los del movimiento inglés, ajustaban su conducta a estos principios…

El dictamen decía así:

El Congreso Socialista Internacional en París.

Considerando que el desenvolvimiento del capitalista conduce fatalmente a la expansión colonial, causa de conflictos entre gobiernos;

Que es el imperialismo quien en consecuencia excita el chauvinismo en todos los países e impone gastos cada vez más grandes en provecho del militarismo;

Que la política colonial de la burguesía no tiene otro propósito que ampliar los beneficios de la clase capitalista y el mantenimiento del sistema capitalista, al mismo tiempo que agota la sangre y el dinero del proletariado productor y comete crímenes y crueldades sin nombre contra las razas indígenas de las colonias conquistadas por la fuerza de las armas.

Declara que el proletariado organizado debe usar de todos los medios en su poder para combatir para combatir la expansión colonial de la burguesía y condenar, en todas circunstancias y con toda su fuerza, las injusticias y las crueldades que, necesariamente, derivan de ellas en todas las partes del mundo entregadas a las ambiciones de un capitalismo sin vergüenza y sin remordimiento.

A este propósito el Congreso preconiza, muy particularmente, las medidas siguientes:

1ª Que los diversos partidos socialistas pongan en estudio la cuestión colonial en todas las partes donde las condiciones económicas lo permitan.

2ª Animar de una manera especial la formación de partidos socialistas adheridos a las organizaciones metropolitanas.

3ª Crear relaciones entre los partidos socialistas de las diferentes colonias.

El Congreso respondiendo a su carácter de "obrero y socialista", en el que, como en todos los anteriores, aparecían mezclados los problemas sindicales y políticos y con ellos sus organizaciones, discutió un plan de reivindicaciones económicas para los trabajadores marítimos, no sólo para los navegantes, sino para cuantos pertenecían a la industria del transporte marítimo. En este programa figuraba el problema de la jornada, salarios, descansos, creación de un organismo de arbitraje para resolver los conflictos que se produjeran a bordo durante los viajes, problemas de accidentes, salario mínimo, etc. Este dictamen evidenciaba la necesidad de una organización sindical internacional que, con un contenido y una orientación política, de acuerdo con los principios del socialismo, estudiara y llevara a la práctica las resoluciones concretas sobre las reivindicaciones económicas profesionales de las masas trabajadoras. Pero en el movimiento obrero, en torno a este problema, movíanse las falsas teorías del "sindicalismo libre", del "profesionalismo", de la acción sindical "independiente de los partidos y de la política"… No eran las posiciones clásicas del anarquismo de la primera época de la Internacional, pero, en el fondo, respondían al mismo sentido reaccionario y negativo para los intereses fundamentales de la clase obrera y de la revolución. En el futuro estas tendencias serían los elementos de perturbación en el seno del movimiento obrero, quebrantando su unidad y frenando su desarrollo revolucionario. El núcleo principal de palafreneros cobijase en las direcciones del movimiento obrero inglés.

La Ponencia número 7 limitóse a plantear una vez más la necesidad de luchar por el sufragio universal directo, único y secreto, como forma de acción en el terreno democrático. He aquí la parte esencial de la resolución:

El sufragio universal directo, único y secreto para la elección de los depositarios del poder público, constituye para la democracia obrera uno de los medios esenciales y la condición primordial de la emancipación política y social.

El Congreso invita a los pueblos privados del sufragio universal a luchar por la implantación de este derecho para todos ciudadanos, hombres y mujeres.

El Congreso declara que el combate por el respeto del sufragio universal es uno de los mejores medios para preparar intelectualmente y moralmente a las masas a la conquista de la soberanía política y económica para compenetrarlas del sentimiento de la lucha de clases y para familiarizarlas con los problemas de la gobernación del Estado socialista del porvenir…

Los partidos socialistas contaban con numerosos representaciones en los municipios de diferentes países. Ello llevó al Congreso a estudiar todo un plan "municipalista". La Comisión presentó el siguiente dictamen, que fue aprobado:

Visto que no se puede entender por "socialismo municipal" un socialismo especial, sino solamente LA APLICACIÓN DE LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL SOCIALISMO A UN SECTOR ESPECIAL DE LA ACTIVIDAD POÍLITICA;

Visto que las reformas que se desprenden de ello no pueden ni podrían ser presentadas como debiendo realizar la sociedad colectivista, pero son presentadas como aplicándose a un sector que los socialistas pueden y deben utilizar para preparar y facilitar el avenimiento de esa sociedad;

Considerando que la COMUNA PUEDE SER EN EL PORVENIR UN EXCELENTE LABORATORIO DE VIDA ECONÓMICA DESCENTRALIZADA y el mismo tiempo una FORMIDABLE FORTALE política para las mayorías socialistas locales contra la mayoría burguesa del poder central, después que una autonomía sería realizada;

El Congreso internacional de 1900 declara:

Que todos los socialistas tienen el deber, sin desconocer la importancia de la política general, de HACER COMPRENDER Y APRECIAR LA ACTIVIDAD MUNICIPAL, de prestar a las reformas comunales la importancia que les da su papel de EMBRIONES DE LA SOCIEDAD COLECTIVISTA, y de aplicarse a que los servicios comunales: transportes urbanos, aguas, alumbrado, distribución de la fuerza motriz, baños, lavaderos, tiendas comunales, panaderías municipales, servicio de alimentación, enseñanza, servicio médico, hospitales, calefacción, (a/c) viviendas obreras, vestidos, policía, trabajos comunales, etc., sean instituciones ejemplares, tanto desde el punto de vista de los intereses del público como de la situación de los ciudadanos que ejercen esas funciones;

Que las comunas demasiado débiles para realizar solas esos planes deben trabajar por formar FEDERACIONES COMUNALES;

Que en los países donde la organización política no permite que las comunas entren en esa vía, todos los elegidos socialistas tienen como deber usar de todos sus poderes con vista a procurar a los organismos comunales la libertad y la independencia suficientes para realizar este programa.

En la Comisión número 9 surgió el problema de la colaboración ministerial, como consecuencia de la actitud del "socialista Millerand", que había aceptado un puesto de ministro en el gobierno burgués de Francia. Jaurés apoyó la colaboración. Este problema determinó uno de los grandes debates políticos del Congreso. En el Congreso de París, pues, quedó plateado el nuevo problema llamado del "colaboracionismo", que habría de llevar a una parte de la socialdemocracia a traicionar los principios del socialismo y del internacionalismo. Millerand abrió la puerta de esa política por la que, más tarde, pasarían los Briand y todos los arribistas para dar el tipo de socialistas como Noske, Mac Donald, De Man, Kerenski y tantos otros que, sin desprenderse de su etiqueta "socialista", se convirtieron en los mayores enemigos del socialismo y de la revolución y en los mejores y más fieles aliados de la burguesía de cada país en contra de los intereses de la clase obrera.

En el dictamen presentado por la Comisión, ésta fijaba su posición en torno a este problema. He aquí el dictamen:

Alianzas:

El Congreso recuerda que la lucha de clases prohíbe toda especie de alianzas con una fracción cualquiera de la clase capitalista.

Admitiendo que circunstancias especiales hagan necesarias coaliciones en algunos lugares (bien entendido, sin confusión de programa ni de táctica), estas coaliciones, que el Partido debe procurar reducir al mínimo hasta su completa eliminación, no será tolerada en tanto que su necesidad no haya sido reconocida por la organización regional en la que se produce…

Conquista de los poderes públicos:

En estado democrático moderno, la conquista del poder político por el proletariado no puede ser el resultado de un golpe de mano, sino de un largo y penoso trabajo de organización proletaria sobre el terreno económico y político, de la generación física y moral de la clase obrera, de la conquista gradual de las municipalidades y de la asamblea legislativas.

Más, en los países donde el poder gubernamental es centralizado, no podrá ser conquistado fragmentariamente. La entrada de un socialismo aislado en un gobierno burgués no puede ser considerada como el comienzo normal de la conquista del poder político, sino solamente como un expediente forzado, transitorio y excepcional.

Si, en un caso particular, la situación política exige esta experiencia peligrosa, esto será una cuestión de táctica y no de principio; el Congreso internacional no se pronuncia sobre este punto, pero, en todo caso, la entrada de un socialista en un gobierno burgués no permite esperar buenos resultados para el proletariado militante más que si el Partido socialista, en su gran mayoría, aprueba un tal acto y si el ministro socialista queda mandatario de su partido.

En el contrario, en el que el ministro se considere independiente del partido o que no represente más que una parte, su intervención en un ministerio burgués amenaza provocar la desorganización y la confusión para el proletariado militante; amenaza debilitarlo en vez de fortalecer y obstaculiza la conquista proletaria de los poderes público, en lugar de favorecerla.

En todo caso, el Congreso opina que, inclusive en estos casos extremos, un socialista debe dejar el ministerio en cuanto el partido organizado reconozca que éste da pruebas evidentes de parcialidad en la lucha entre el capitalismo y el trabajo.

La anterior resolución es una de las más importantes decisiones aprobadas por un Congreso Internacional; pero, al mismo tiempo, descubría que, en el seno de los partidos socialdemócratas, el oportunismo, y con él toda clase de desviaciones, adquirían carta de naturaleza. El caso de Millerand, "el caso Bernstein", ligeramente aludido en el Congreso por algunos delegados, algunas ideas "municipalistas", las corrientes "colaboracionistas" y el apego al parlamentarismo eran una elocuente prueba de las corrientes negativas que con tanta fuerza evidenciaba el Congreso, Fue Rosa Luxemburgo quien atacó vigorosamente las posiciones revisionistas antisocialistas de Bernstein, poniendo de relieve la importancia y gravedad de unos problemas que habrían de llevar a la Segunda Internacional al descrédito y a traicionar sus propios fundamentos. El problema de la paz y de la guerra, las teorías revisionistas, las posiciones "colaboracionistas", las influencias "parlamentarias" y "municipalistas", serían su muerte política, la apartarían del camino trazado por Marx y Engels. La resolución había sido elaborada por Kautski y su último párrafo débese a una enmienda de Plejanov.

El Congreso por medio de la Comisión número 10, reitera las posiciones de los anteriores en relación con la manifestación del 1º de Mayo y pasa a examinar el problema de las trusts, consignado por primera vez en un orden del día. La ponencia correspondiente emitió un dictamen cuya parte esencial decía así:

No obstante, al demostrar a los trabajadores que se intenten impedir los someten los trusts, el Congreso no recomienda que se intente impedir la formación de esas relaciones siendo su formación el resultado lógico del sistema de producción, una legislación represiva lo más que podría hacer sería modificar su forma, pero no podría obstaculizar eficazmente su acción. Los Partidos socialistas, no obstante, no se oponen a que las leyes obliguen, que los trusts publiquen, su manera de funcionar y sus resultados financieros.

La única salida real a la opresión actual de esas coaliciones es la nacionalización y, a un estado consecutivo, la regularización internacional de la producción en los sectores donde los trusts internacionales han alcanzado su más desarrollo.

El problema de la "huelga general", aunque no figuraba en el orden del día, fue planteado por Briand, pero el Congreso rechazó sus posiciones y ratificóse en los acuerdos que, a este respecto, había adoptado el de Londres, que decían:

El Congreso, teniendo en cuenta las resoluciones de los Congresos de París y Zurich, recuerda la resolución votada en el Congreso Internacional de Londres de 1896 sobre la huelga general, que decía:

El Congreso es de opinión que las huelgas y los boicots son los medios necesarios para realizar la tarea de la clase obrera, pero él no ve la posibilidad actual de una "huelga general internacional".

"Lo inmediatamente necesario es la organización sindical de las masas obreras porque de la extensión de la organización depende la extensión de las huelgas a las industrias enteras de los países enteros."

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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