Luisa Ortega Díaz, vendiendo caja de fósforos en semáforos

No es fácil entender el protagonismo de la ex fiscal Luisa Ortega Díaz, aunque está clarito. No es fácil etiquetarla con una saltadora de talanquera porque las talanqueras no son generalmente muy altas y los saltos que ha pegado Luisa Ortega, son un poco más alto que el nivel de altura de una talanquera.

No califica para emparentarla con la deportista Robeilys Peinado porque ella viene del mundo del deporte, que suele ser un mundo sano y Luisa Ortega Díaz a diferencia de Robeilys Peinado que salta para arriba; la ex fiscal salta para abajo y cada vez más profundo.

En este intento de buscar un recurso para caracterizar esta etapa que vive Luisa Ortega Díaz, se me atravesó Franz Kafka y prontamente decidí darle una lectura tipo vuelo de pájaro a unas páginas de la metamorfosis. Me propuse esta lectura vuelo de pájaro, porque aunque es conocido que Kafka escribió esta obra como una manera de describir su mundo (conflicto) interno y familiar, siempre he tenido la percepción (equivocada seguro) que Kafka no sólo se propuso esto, sino que también describió ese proceso de metamorfosis como un asqueroso proceso.

Esa idea la cobijo, quizás porque más que la figura de un escarabajo que puede resultarnos agradable, se fijó en mí la idea de insecto peor.

Cierto es, que no es la primera vez que escribo sobre este personaje y deseo no escribir una línea más sobre ella, pero es que no puedo evitar verla en ese proceso de metamorfosis y lo peor es, que en esa especie de involución, ella nos percibe como si todo el país fuera una especie de niñitos o simpáticos perritos moviéndole la colita.

Vamos que esta mala costumbre de estar leyendo lo que la gente dice, me encuentro que Luisa Ortega Díaz se nos ha venido con pronunciamientos cínicos, que sólo tienen espacio en la cabeza de un estúpido.

Sabemos todos y todas, que la crisis que afronta el proceso bolivariano tiene como una de sus vertientes el acelerado proceso de corrupción que se observa en el gobierno. Sabemos también, que este proceso es largo y no se produjo a partir del "deslinde" entre Luisa Ortega Díaz y el gobierno de Maduro. Este proceso tiene su larga historia y Luisa Ortega Díaz seguro que no descubrió eso ahora. Tiene cara de formar parte de ese equipo, aunque tiene la careta de yo no fui o yo no soy.

Luisa Ortega Díaz nos dijo recientemente a través de su cuenta twitter, que la "destituyen para ocultar caso de corrupción". Nada más fuera de la realidad. Ayer; Luisa Ortega Díaz era (con su importante cargo) casi invisible en los medios de comunicación. Hoy cualquiera cosa que diga y si es contra el gobierno mayor, recorre toda la bolita del mundo. Hoy Luisa no oculta nada y menos algo que tenga que ver con corrupción. Con verle la cara es suficiente para entender que no tapa nada de corrupción. Ella no es capaz de taparse.

Siendo fiscal y tratando de convencernos que no es lo que es, no entiendo porque espero salir de la fiscalía o entrar en un deslinde con el gobierno para decirnos lo que todos sabemos, pero que ella como fiscal se calló por muchos años. ¿Por qué te enmudeciste? Ese es el detalle que marca tu cinismo y la condición de esta metamorfosis tan horrible.

La vida y la política dan oportunidades para que la gente sea gente y soy de la idea, que Luisa Ortega perdió esa oportunidad y por esa razón nadie me quita de la cabeza, lo razonable de esta asociación entre Kafka y Luisa Ortega y de pensar que la metamorfosis algunas veces es un proceso asqueroso y este que vive Luisa Ortega no está lejos de eso. Nadie es capaz de sacarme de ese callejón.

Seguro estoy, que si me doy una vuelta por Caracas sería muy poco probable ver a Luisa Ortega Díaz de buhonera en un punto de semáforo vendiendo 3 cajas de fosforo por 500 bolívares. En verdad no sé porque razón, estoy tan seguro de esto.



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Evaristo Marcano Marín


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