Borges y el Coronel que tiene quien le aplauda.

"Debo ser respetuoso, digno, modesto, caballero, virtuoso, inteligente y ejemplar, responsable, abnegado, honesto, puntual, estudioso, moralista y un distinguido servidor público".

Decálogo de Guardia Nacional.

Creo que Julio Borges, el dirigente de oposición, ha hecho un daño considerable al incitar acciones que condujeron a pérdida invalorable de vidas humanas y grandes destrozos de los bienes públicos. Por su actuación política, él y otros dirigentes de la oposición y del gobierno deberían ser enjuiciados. No obstante, la agresión del Coronel Vladimir Lugo contra el Sr. Julio Borges fue injustificada, indigna, deplorable e imputable penalmente por ser un abuso de poder basado en la muy selvática ley del más fuerte.

Los abusos de los militares en contra de la población civil no son ninguna novedad para los venezolanos: torturas, masacres, desapariciones, extorsiones y violaciones no son hechos infrecuentes en nuestra historia republicana. Pero sí es inusual que los autores de esos abusos sean condecorados por el Presidente de la República o que sean aplaudidos y agasajados en programas de televisión en virtud de tales abusos. Se otorgó medalla que destaca el honor para quien gritó, empujó y humilló a un civil desarmado, un civil que no daba indicios de violencia y estaba en franca desventaja numérica.

Para completar el cuadro de un país incomprensible, muchos partidarios de la oposición critican al Sr Borges por su comedido proceder. Parece que algunos venezolanos confunden autocontrol con cobardía; en cambio, consideran aguerrido y valeroso la actuación del Sr Ramos Allup, ese mismo día, cuando vociferaba groserías y retaba a golpes a los guardias nacionales; este tipo de opositores cultores de la violencia ven heroísmo y valor en lanzar bombas molotov, destruir los bienes que sirven de sustento a trabajadores humildes, saquear negocios, destrozar bienes públicos, golpear, vejar, quemar y asesinar a personas que intentan traspasar sus bloqueos, o incluso, lanzar granadas y disparar desde un helicóptero. Estas personas tienen en su imaginario a un Coronel Lugo como verdugo de simpatizantes del chavismo, en cuyo caso, ellos también le aplaudirían y condecorarían.

De este modo, la violencia y el espíritu de la turba van ganando terreno en nuestro país; los bandos políticos en confrontación legitiman cualquier medio perverso en su lucha despiadada por el poder, una lucha que ya destruyó nuestra economía e hizo añicos nuestras relaciones sociales, una camorra que ya entró en el ciclo brutal de la violencia invocando el terror de la dictadura o de la guerra civil.

 

 



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Akbar Fuenmayor

Médico Pediatra


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