El paso de Los Andes y un tal Rondón

En los días finales del mes de mayo de 1819 el Libertador Simón Bolívar, junto a un importante grupo de oficiales y una tropa de 2500 soldados del ejército patriota, inicia lo que la historiografia denomina como El paso de Los Andes; como sabemos, la campaña militar de un contingente de venezolanos que cubrió la complicada ruta andina hacia Colombia con montañas nevadas, ríos crecidos y otros incontables obstáculos naturales de consideración, representando una audaz acción bélica sin precedentes en la historia de la humanidad.

Tras la pérdida de la Segunda y Tercera República y dada la imposibilidad de desarrollar la guerra de liberación en Venezuela, el objetivo del Libertador era llevar la guerra al virreinato de Nueva Granada, para así abrir un “boquete” bélico en una región donde, hasta entonces, se proclamaba como un seguro bastión realista.   

Dos meses duró la travesía de Los Andes. Cuando los patriotas llegaron a campo seguro, cuando se abastecieron de alimentos, recuperaron fuerza física y tuvieron el descanso merecido, la tropa venezolana presentó batalla en una serie de hostigamientos militares que terminó en el sitio de Tunja, 77 días después de iniciada esta estrategia militar comparada con otro hecho bélico dirigido por el Libertador como fue La Campaña Admirable.      

Ese paso estratégico decidió, meses más tarde, la independencia de Colombia en la batalla de Boyacá. El Conde de Cartagena -alias Pablo Morillo- en una misiva al Rey Fernando VII escribe las determinantes consecuencias de ese sorprendente hecho militar bolivariano con estas palabras: “Esta desgraciada acción entrega a los rebeldes, además del nuevo reino de Granada, muchos puertos en el mar del sur, donde se acogerán sus piratas; Popayán, Quito, Pasto y todo el interior de este continente hasta Perú queda a la merced del que domina a santa Fe, a quien, al mismo tiempo, se abren las casas de moneda, arsenales, fábricas de armas, talleres y cuánto poseía el rey nuestro señor en el virreinato. Y remata Morillo señalando: “Bolívar en un solo día acaba con el fruto de cinco años de campaña, y en una sola batalla reconquista lo que las tropas del rey ganaron en muchos combates”.   

Esta es la importancia estratégica de una campaña de liberación que se inició en los llanos y en los andes venezolanos; campaña que, por cierto, cuando los patriotas creían que la derrota era inminente, cuando los españoles se burlaban del escuálido aspecto de los soldados recién llegados de las montañas, apareció un tal Rondón, un coronel jefe de caballerías al que Bolívar confió la salvación de la patria cuando consideró que todo estaba perdido. Y Rondón, en el sitio conocido como el Pantano de Vargas y con solo catorce llaneros bajo su mando, hizo posible el desgraciado lamento que el general Pablo Morillo estampó en su famosa carta que hoy comentamos.  

El autor es: Periodista venezolano


fremarlu67@gmail.com



    



 



Esta nota ha sido leída aproximadamente 4954 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter