Acordes finales

Eduardo Galeano ha llamado a Chávez hombre humano; la palabra es insustituible, pues era un hombre como nosotros, formado por el mismo barro y atado por la misma impotencia, pero sabiendo más que nadie acerca de esa impotencia y sufriendo más que nadie por ella. No ha sido un hombre diferente de los de su época, sino que ha sido más hombre que la mayoría, más moral, más intensivo, más clarividente, más despierto, más pasional; un hombre, como si dijéramos hecho con el primer troquel, claro y no deformado todavía, que empleó un día el Gran Artista de la Creación.

El hombre ha muerto, pero su relación con el mundo perdura aún entre el pueblo, y no como en su vida, sino mucho más fuertemente; y sus efectos se elevan de su sabiduría y de su amor y, como todo lo vivo, crecen sin pausa y sin fin.

Esa estampa del hombre eterno, de que tan poco queda en nuestro interior, es la que Chávez se propuso exteriorizar, poner de manifiesto en nuestro mundo de confusión, y ello constituyó la acción fundamental de su vida; una acción incompleta, inalcanzable y que por ello fue doblemente dramático.

Chávez ha buscado el eterno hombre en su manifestación externa, gracias a la precisión y exactitud de sus sentidos; le ha buscado en los obscuros secretos de su propia conciencia, buceando a toda profundidad, esa profundidad que sólo se alcanza hiriéndose a uno mismo. Con una dureza implacable y cruel, su genio ejemplar ha escarbado en su alma para libertar así el centro humano de nuestro sér de toda la corteza terrenal y presentar su faz casi divina a todo el pueblo. No descansando nunca, no estando tranquilo jamás, no disfrutando en su obra, ese hombre trabaja durante cincuenta y ocho años en la gran obra de su perfeccionamiento y emplea como medio el estudio y la descripción continuada de sí mismo. Desde Bolívar, ningún político ha logrado como Chávez hacerse visible tan claramente a sí mismo y al hombre eterno que hay en él.

Esa voluntad heroica de perfeccionamiento moral por medio del auto examen no terminó en el país con el suspiro de ese hombre único… no, el impulso que dio su sér sigue ejerciendo toda su fuerza sobre el pueblo y las generaciones. Aún quedan testigos, que estremecidos, han podido mirar los ojos acerados, cortantes de Chávez; quedan aún pueblo que han sentido en la suya la mano fraternal del gran hombre, y, sin embargo, hace ya tiempo que la figura del Comandante Chávez se ha convertido en Mito, y su vida en leyenda, una leyenda altísima de todo el pueblo. Su lucha contra sí mismo es un ejemplo para todas las generaciones.

Todo sacrificio en el pensar, todo lo realizado heroicamente, nunca queda limitada a sí mismo, sino que tiene efecto para todos. Todo lo que un hombre alcanza en grandeza es, al fin y al cabo, grandeza que alcanza al pueblo. Solamente en la confesión a sí mismo, en la verdad pasional, puede adivinar el espíritu inquieto sus límites y las leyes que le rigen. Gracias a la plasmación que de su propia alma hacen los pueblos, el alma de la Humanidad toda, se hace humanamente visible y el Genio se convierte en Figura.

¡Hasta la Victoria Siempre, Comandante Chávez!



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Manuel Taibo


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