La población venezolana

—La filosofía responde a la necesidad de formarnos una concepción unitaria y total del venezolano y de la vida, y como consecuencia de esa concepción, un sentimiento que engendre una actitud íntima y hasta una acción. Pero resulta que ese sentimiento, en vez de ser consecuencia de aquella concepción, es causa de ella. Nuestra filosofía, esto es, nuestro modo de comprender o de no comprender al pueblo y la vida, brota de nuestro sentimiento respecto a la vida misma. Y ésta, como todo lo efectivo, tiene raíces subconscientes, inconcientes tal vez.

El problema de la población venezolana ya no es en su especifica concepción, el del mayor o menor número de sus habitantes, sino las distintas manifestaciones y repercusiones de su vida social, política y financiera.

Pardos, negros y blancos tuvieron comunes ideales que perseguir en actos heroicos que supusieron la conquista de la libertad. Escribieron también las páginas de la historia que reverdecería la gloria de sus mejores representantes, ante las diferencias y egoísmos para fundir en la buena tierra los anhelos reivindicativos que haría surgir la expresión de la dignidad y el decoro, característica esencial de la vida de un pueblo.

Ésa fue la Venezuela de ayer de la cual hereda la Venezuela de hoy sus características. Anhelosamente, quiere ahora entender las voces de sus hombres y mujeres para definir su posición cuando en el mundo se debate la tesis de las poblaciones y las necesidades que se confrontan ante el extraordinario fenómeno de la natalidad que siembra de gente los caminos, y la asfixia en la tragedia del hacinamiento y los lanza unos contra otros, con palabras y doctrinas y fusiles, en la lucha del poder que es un fin de fines, la dramática disputa por la conquista y dominio de los mercados en beneficio de un sector político del mundo que pretende sojuzgar y esclavizar a sus contrarios.

Se aspiraba a enriquecer a Venezuela con nuevos elementos que la iniciativa y la disciplina de otros sirviesen de estímulo ejemplarizante y de esa emulación se obtuviese una cabal y constructiva interpretación. (No por favor, de colombogranadinos) La tierra fértil, hormigueante su savia para fecundar con sus frutos los esfuerzos, esperaba entonces en la soledad desértica, lamentándose de tanto abandono. Así la soberanía del país permitió que viniesen a trabajar y compartir las riquezas innumerables hombres de otras latitudes, y a mezclar su sangre con la del criollo para forjar generaciones con hábitos distintos al que había impuesto el pigmento racial. De ese modo deberían desaparecer sus tiranos y dictadores por las normas impuestas por una población sana que entendiese a cabalidad el beneficio de la libertad.

Cargada de elementos étnicos y anárquicos, la unidad racial experimentaría la pérdida de su estabilidad económica. Al multiplicarse el taller con los sistemas utilizados por el inmigrante la competencia ha dejado a la puerta del obrero venezolano el fantasma del hambre y la multiplicación de sus inquietudes al superarse espiritualmente y hacérsele más dura la lucha de mejorar a su hijo con la escuela y la universidad.

El problema para el habitante nacional del desierto se convierte hoy en el complejo dilema del hambre y cuya solución pertenece también, a la política. Lo rural y lo urbano precipitan y agitan una cuestión más: al abandonarse los campos para reconcentrarse esa población en un 70% en las aglomeraciones de las grandes ciudades, pues buscan ansiosamente las fuentes de trabajo de la industria que les brinde un jornal que corresponda a sus aspiraciones de mejoramiento, El abastecimiento, el desempleo, son las causas que acomplejan la insuficiencia de las viviendas en que se ausenta el concepto de la familia y la idea del espíritu público.

Nada es más dramático y real que la posición de los venezolanos frente al desierto de sus caminos, la ausencia de la agricultura, la desorganización de los centros de abastecimiento y la trágica anarquía en que se desenvuelve el sentimiento político en medio de la discordia nacional.

¡Gringos Go Home! ¡Pa’ fuera tús sucias pezuñas asesinas de la América de Bolívar, de Martí, de Fidel y de Chávez!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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