El automóvil y el transporte público en la Venezuela actual

En estos días leíamos (Actualidad RT) en el portal aporrea, que en Abu Dabi y Dubái, Emiratos Árabes Unidos (EAU) se contabilizaban alrededor de 4.500, lujosos vehículos abandonados en sus calles por motivos diversos entre ellos: (Aston Martin, BMW, Porsche, Lamborghini, Mercedes Benz, Ferrari Enzo).

Dubái, ante el agotamiento de sus yacimientos petroleros, desde hace algún tiempo tomó una serie de previsiones e hizo fuertes inversiones en infraestructura turísticas, tales como hoteles de lujo como el Burj Al Arab de 7 estrellas, de 321 metros de altura construido en el mar, en una isla artificial y diseñado en forma de velero, allí los clientes pueden disponer para su transporte de un Rolls Royce o de un helicóptero que lo lleva al helipuerto del hotel.

Grandes inversiones se hicieron en conjuntos residenciales, incluso se construyó las estaciones de esquí interiores más grandes del mundo (Ski Dubái). Todo esto orientado al turismo de alto nivel. Estos vehículos abandonados pueden indicar la grave situación económica que atraviesan, por la crisis mundial y por los conflictos regionales de los cuales esos países no son ajenos.

Los venezolanos en la actualidad también tenemos problemas y estamos enredados con los automóviles, es innegable que la cuestión huele a petróleo, y se trata de la pertenencia y dependencia a una economía y a una cultura. El 20/10/2014, publiqué en este Portal un artículo "Clase Media, el sueño americano y la tragedia del automóvil", donde abundo en consideraciones sobre este tema.

En nuestra Venezuela actual ¿Qué ciudadano(a) común puede pagar un seguro de automóvil? ¿Cuántos vehículos siniestrados, permanecen meses y meses esperando en los estacionamientos privados, públicos y talleres esperando los repuestos? ¿Cuántos ciudadanos transitan con sus vehículos sin protección de seguros, entre el hampa desbordada que con alarmante frecuencia practica secuestro exprés?

Pero sincerando la situación del transporte, la solución no es el automóvil, es la organización y desarrollo de un eficiente transporte público. La sociedad venezolana, tradicionalmente nos hemos desplazado, al ritmo que nos ha impuesto el modelo capitalista, por eso, desde hace mucho, se fueron eliminando los transportes del Estado (municipales) dando origen a un sector privado que no atienden disciplinas ciudadanas ni gubernamentales caotizando las ciudades.

Si se recorre el eje vial, que va, de Valencia en Carabobo, hasta las Tejerías en Aragua, tanto por la autopista regional del centro, que construyó Pérez Jiménez, y la vieja carretera panamericana gomecista, que conectan alrededor de diez ciudades entre ellas Valencia y Maracay, que suman varios millones de habitantes; observaremos a centenares o miles de buses y busetas privadas, que movilizan a esas poblaciones.

Esos usuarios viajan en esas unidades a la buena de dios, donde además del alto precio de los pasajes, sufren con frecuencia a los "charleros" (vacuna) y a los malandros. Y para remate tienen que calarse el gusto musical del conductor, expresado en altos decibeles. Pero además este sistema de transporte es muy costoso en general: vehículos, neumáticos, repuestos, combustible, es altamente contaminante y es factor importante en el deterioro vial.

Recordamos el entusiasmo del presidente Chávez por el ferrocarril, era comprensible, pues correspondía a una visión estratégica, que al tener un alcance nacional, incidiría en el poblamiento del país, facilitando la desconcentración urbana, potenciando la economía nacional, particularmente con la explotación del agro. Por razones que desconocemos (al menos yo) se desaceleró su construcción, esperamos que la actual caída del ingreso petrolero, no agrave la situación, pues ese medio era una esperanza.

En la Haya, los vehículos privados permanecen generalmente en sus estacionamientos, las razones son: el transporte público en sus diversas modalidades funciona. Eso es acompañado además por otras razones, el combustible es costoso, el clima y las normas viales y la seguridad ciudadana, permiten el uso de bicicletas.

Por supuesto, son otras realidades culturales, Holanda, acumuló mucha riqueza en sus aventuras colonialistas, y ese eficiente transporte público tiene que ver con todo ello. En cambio Venezuela, ha sido un país colonizado y saqueado, cuya economía entre los años (1917-2016) fue orientada y sometida paulatinamente a la dependencia de un rubro (Petróleo) a lo que suavemente hemos llamado "Renta Petrolera".

Pero lo más grave, son los hábitos, costumbres, mentalidades, sembradas en nuestras neuronas, lo que acertadamente nuestros viejos camaradas estudiosos de las Ciencias Sociales han definido como" Cultura petrolera".

Nosotros vivimos en un país capitalista, "no nos llamemos a engaños: la formación socioeconómica que todavía prevalece en Venezuela es de carácter capitalista y rentista", nos decía Chávez, en la presentación del Programa para la Gestión Bolivariana Socialista (2013-2019). Según la información oficial actual, nuestro ingreso fundamental de divisas sigue teniendo un origen petrolero.

La cultura capitalista, permanece en el pensar y en el hacer, de muchos de nosotros, su neutralización no es un asunto de varita mágica y de buenas intenciones, es un problema de formación. La organización de una nación es tan compleja, que imagino requiere mucha consulta de sus gobernantes y líderes a sus equipos, al sentir popular, al partido de gobierno, a los críticos por muy críticos que sean y a los aplaudidores y consigneros, un saludo y una sonrisa.

Nuestra revolución, en su legítimo deseo de contribuir al buen vivir de los venezolanos, y ante la usura de los concesionarios de automóviles, promovió una política automotriz con los chinos e iraníes, se estaba tocando una tecla sensible de cierto sector social (Clase Media) y se abría las esperanzas de adquisición de automóvil para una mayor población, víctima cotidiana del transporte público Este Programa no resultó transparente y trajo consecuencias, los aprovechadores y estafadores salieron hasta debajo de las piedras.

Hace como dos años, en la Comuna que frecuento, se presentaron unos señores supuestamente acreditados por instituciones del Estado, ofertando vehículos en condiciones maravillosas: ofrecían entregar el vehículo con seis meses muertos, y si al cliente no le gustaba o no podía pagar las cuotas, lo podía devolver (después de seis meses de uso).

Mucha felicidad en la comuna, fuimos invitados a inscribirnos en algún lugar de Guacara, donde a los concurrentes le asignaban una identificación previo determinado pago, al parecer se podía adelantar algún dinero para garantizar la compra. Resulta difícil enfrentarse a eso, ser agua fiesta, sobre todo cuando el sueño, la esperanza y necesidades se unen. Hoy ninguno de estos camaradas habla de ello, como suele ocurrir con los estafados. En Venezuela hubo un tiempo en que las "Pirámides" hicieron su agosto.

Ahora bien, ¿Qué irá a ocurrir con el parque automotor venezolano?, ¿podrán los propietarios de vehículos con sus cada vez más precarios recursos, seguir comprando neumáticos, baterías y repuestos en general a los precios que los acaparadores y especuladores, impunemente pongan? Porque, ni aún haciendo colas de un día para otro para comprar una batería, con los graves riesgos de seguridad que eso implica, se escapa a los vivianes. ¿Empezarán a aparecer vehículos abandonados en las calles? ¿Quedarán las vías solamente para que transiten los empresarios, altos ejecutivos, la flota del Estado y algunos otros?

LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL

racasc5@hotmail.com



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