La importancia del papel del Estado

La toma de conciencia colectiva, encarnada en una voluntad común, incluso popular, de crear un modelo original.

Interpretación de un hombre o mujer de cuarenta años, perteneciente a esta generación, para quien el desafío capitalista es cuestión vital y sin apelación. Si la generación que llega a los puestos de responsabilidad, y se convierte así en dueña de las orientaciones, se muestra incapaz de enfrentarse con el desafío no habrá una segunda oportunidad. La Venezuela que, en puntofijismo, se ofrecieron a los hombres y mujeres que hoy tienen más de veinte años, sería un país salido de la Historia y que viviría una vida sin aventura ni proyectos, a la sombra de la dependencia del capitalismo.

Interpretación, pues, y compromiso, de un venezolano de esta época, sencillamente persuadido, al estudiar desapasionadamente los antecedentes que hemos presentado, de que la mejor integración social, así como el resurgimiento de Venezuela, pasan juntos por una exigencia de justicia y por una modernización de los antiguos valores de confianza en el hombre y de la mujer, herencia natural de los que históricamente se ha llamado la izquierda. Y que, por otra parte, han sido útilmente puestos en práctica para el desarrollo de Gringolandia bajo la influencia y la acción, desde 1932, de elementos preclaros del "partido demócrata".

Nos hallamos, pues, de espaldas a la pared: el retorno al orden nacional ya no es posible en el crecimiento; o forjamos una política de producción, o la producción Gringolandia seguirá organizando el futuro de Venezuela y la integración social serán nulas, la evolución técnica y la competencia internacional impondrán el cambio. Por una ironía del destino, es precisamente en el momento en que la aceleración del cambio derriba los criterios de la "buena gestión" cuando parecen invertirse las posiciones tradicionales y el chavismo parece, una vez más, hallarse mal situado para gobernar.

Es evidente que el deseo de progresar triunfa cada vez más sobre la necesidad de protestar. Después de decenios de estancamiento, el pueblo se adapta en masa a las condiciones del crecimiento. En su conjunto, aceptan el cambio más fácilmente que sus dirigentes. La esperanza que en otros tiempos despertó el proyecto revolucionario no ha desaparecido en nuestro país, donde tantas gentes viven aún en la mediocridad. Ahora se cifra en las tangibles y nobles satisfacciones que promete una economía en "continua expansión".

P.D.

Señor Presidente: Necesito el medicamento: Madopar 250/50 o Sinemet 250/25, para ayudarme a llevar el mal de Parkinson.

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Viviremos!



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Manuel Taibo


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