Venezuela ¿un destino chévere?

Inicia una nueva temporada vacacional y con ella permanece una inquietud que me acompaña desde hace un buen rato… unos dos años aproximadamente… la primera vez que me topé con el slogan (disculpen el anglisismo pero es que en este caso resulta cónsono) “Venezuela, un destino chévere” fue en el casco central de Coro, Estado Falcón.

Me lo encontré en una de sus bellas fachadas históricas (Cabe decir que Coro fue declarada Patrimonio Histórico de la humanidad, aunque hoy en día sus bellas casas estén por desplomarse)… me fui alejando sin dejar de mirar aquel escueto y genérico calificativo que resumía a mi Venezuela y a su extensa y variada geografía como “chévere”…

En tiempos tan políticamente sensibles como los que vivimos asumir el ejercicio crítico podría resultar odioso para muchos… y para los más recalcitrantes casi un acto de traición, sin embargo, en más de una oportunidad he dicho por escrito y en conversas que no creo posible ni responsable abandonar la reflexión y el aporte para evitar ser señalados de saltadores de talanqueras, porque corremos el riesgo de entrar en una especie de estado de inercia que si nos arropa terminaremos en el más terrible conformismo, solo dejaríamos pasar y hacer como quien siente que nada tiene remedio. Además el Comandante Chávez tenía claro que la autocrítica y la autoevaluación son el único camino posible para rectificar y evolucionar en nuestro proceso bolivariano.

Partiendo de lo dicho anteriormente, regreso entonces al tema de un turismo nacional que ha sido sometido al triste papel de ser chévere, solo chévere… ¿chévere?...

En los últimos 15 años Venezuela ha sido conocida y reconocida en el mundo por ser un país que asumió a Bolívar como bandera de identidad, de dignidad y de lucha, y desde siempre los paisajes venezolanos han sido admirados por la variedad en nuestra geografía, por la exuberancia y por la belleza de cada uno de los Estados que componen nuestro territorio nacional. Tan hermoso y mostrable es nuestro país que ha sido escenario para filmes y locaciones fotográficas de trabajos de talla internacional.

La variedad de paisajes que existen en Venezuela son el primer gran potencial para asumir un turismo descriptivo de nuestras potencialidades climáticas, de fauna, de flora, de arquitectura, de lugares emblemáticos, de monumentos históricos naturales y no naturales, etc. Pero además, hoy en día toda esa belleza variada de paisajes amerita estar acompañada de mensajes que contengan un claro sentido identitario con la Venezuela bolivariana, histórica, luchadora e independentista que hoy hemos asumido por convicción y por decisión.

La Venezuela bolivariana de hoy está identificada con el árbol que Chávez decidió denominar de “Las tres raíces”… Bolívar, Zamora y Robinson (Simón Rodríguez). Yolanda Delgado asegura que la figura de Alí Primera comprende la cuarta raíz de nuestro proceso… y la quinta, por supuesto, Hugo Rafael Chávez Frías.

Hago mención de lo antes expuesto porque considero que una política turística consustanciada con la Venezuela actual podría asumir una promoción más seria, más identificada, más radical, más congruente, más coherente, más responsable, más bolivariana, más histórica y más venezolana. Pensando en el asunto considero que no me equivoco al creer que la canción del Padre Cantor Alí Primera nos puede ayudar a hacer ese recorrido de identidad y promoción turística apegada a nuestros valores y a nuestras convicciones utilizando además un lenguaje poético hermoso y lleno de significado propio.

Cada Estado de Venezuela tiene rasgos de identificación muy particulares que no pueden ser seguir siendo desaprovechados. De cada región se puede hacer una descripción rica en cuanto a sus bellezas naturales, a sus sitios emblemáticos, a su gastronomía, a sus tradiciones, a sus géneros musicales (que además cada Estado del país tiene la maravilla de tener varios por región), etc. Alí supo recorrer y recoger en su canto comprometido la belleza y riqueza de nuestro territorio nacional… por cierto; jamás lo escuché decir que éramos chéveres. Pero si habló del “Lago, el Puerto y la gente” de Maracaibo y del Zulia, también habló de su Falcón natal y lo identificó como “Tierra de bandera y misa”, y afirmó “si te sientes falconiano, debes de tener razón” y nos cantó a su Paraguaná diciendo “flor cantarina, negra amarilla, que ya las tunas están en cinta”… se fue a Lara y nos habló de “La Caña clara y Tambor” y de que “Ese camino va al Tocuyo, ya se escuchan los tambores del Tamunangue otra vez”… Nos refirió a Trujillo y nos habló de “La Puerta y del valle del Momboy”… Hizo poesía con Margarita y su negación a ser “Península de Probeta”… y así con la geografía de todo el país… y yo me pregunto, ¿no será más nutritivo, más identitario, mas revolucionario, y más comprometido asumir un turismo que como dice Rubén Rada “que por lo menos rime con la gente”?... que se deshaga de ese slogan zángano y superficial que nos resta personalidad nacional y nos vuelve espumita de café con leche… sin profundidad, sin compromiso y por lo tanto sin intención de arraigar la conciencia del y para el país.

Una Venezuela chévere es una Venezuela sifrina, gozona, desarraigada, ordinaria, genérica, cañera, inconsciente, que da la espalda a su historia, que renuncia a los significados y significantes que nos hacen una Patria grande, luchadora y rica a todo nivel.

Al carajo el “cheverismo”, no somos un país divertido y gozón, tenemos una historia que pesa, un Bolívar que es nuestro emblema mundial de dignidad y lucha, una geografía rica y extensa, una cultura repleta de tradiciones y costumbres que mostrar. Ese Slogan es una desgracia y parece ideado y hecho ex profeso para no asumir responsabilidad ni compromiso. El estilo farandulero y comercial nos está haciendo mucho daño en diferentes aspectos, y lamentablemente el Turismo, que es nuestra ventana para mostrarle a Venezuela al mundo y nuestro propio pueblo, no escapa de esa debilidad del desconocimiento y el desarraigo. Seguimos haciendo concesiones de forma y de contenido… seguimos corriendo el riesgo de tergiversar los contenidos que deben estar claritos como el agua en la conciencia del pueblo de Bolívar, porque un país que se muestre como “chévere” es un país que no tiene ánimo de profundizar en su personalidad de patria…

Si así se ve la gestión en el alto nivel del Gobierno, entonces no estemos solicitándole al pueblo, en momentos de crisis, amenazas y definiciones, que tengan conciencia íntegra y digna de país, pues, aunque pueda parecer exagerado en los detalles “insignificantes” se puede ir la patria, así como por un huequito se va una media.

lunezca@yahoo.com


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María Dolores Delgado Rosales


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