Con Maduro, América Latina da el giro copernicano en la política independentista

Los críticos de izquierda y la oligarquía han sido sorprendidos por las últimas medidas que ha ejecutado el gobierno en la lucha por resolver el problema económico, político y social venezolano.

A tal grado que si se le agregan a las medidas contra la guerra económica, la detención del alcalde Ledezma, la obligatoriedad del visado venezolano a cualquier norteamericano que quiera visitar Venezuela y, el acompañamiento y promoción de las movilizaciones públicas antiimperialistas en defensa de la revolución, la visión tradicionalmente reformista con la cual se ha caracterizado el gobierno de Maduro, entra en crisis.

Ahora que el presidente Maduro adopta pública y enérgicamente una posición política antiimperialista no significa que Maduro vuelve a ser el héroe de la revolución venezolana, sino que como consecuencia de este cambio de actitud ante los enemigos de la revolución, en su aspecto de cambio de mentalidad hacia la oligarquía y el imperialismo, significa asumir la consideración que estableció Chávez de pensar que la relación de América Latina con Estados Unidos se debía de establecer bajo los principios políticos de independencia, autonomía, respeto mutuo, sin sujeción a los designios de dominación imperialista sino más bien, una posición política de dignidad, patriotismo y virilidad latinoamericana, en respuesta a los siglos de injustos saqueos, de cargar con los endeudamientos salvajes, de explotación desmedida y de humillación.

Es por todo esto que la lucha de los latinoamericanos progresistas, revolucionarios y socialistas es la lucha por transformar la sociedad capitalista engendradora e todos los males referidos y muchos más en sociedad socialaista.

Esto no lo debe olvidar Maduro y no es para menos, pues las luchas de los Zapatistas, Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, los Kirschner, Mujica, Lula Da Silva, Daniel Ortega y Sánchez Cerén, abrieron el siglo XXI con la idea de que la construcción del socialismo es posible en América Latina. Ahora, es indudable que los avances políticos, económicos y sociales en sus respectivos países están confirmando tal planteamiento inicial.

Es por ello que de la posición que asuma Maduro respecto a la oligarquía y el imperialismo depende si se modifica o no la visión reformista que los críticos de izquierda y los aduladores de derecha sostienen acerca de Maduro y su gobierno.

La sorpresa es que el carácter activo de la posición revolucionaria, popular y antimperialista asumida por Maduro en los últimos días, está haciendo cambiar el panorama crítico intelectual que tradicionalmente se ha esgrimido contra él, durante su mandato presidencial.

Y es que Maduro no debe olvidar que la revolución venezolana mostró que las luchas de los zapatistas, del Frente Sandinista, el FMLN, la revolución ciudadana, la revolución plurinacional, el humanismo de Mujica, el progresismo del Caribe y Argentina y, el socialismo cubano se unifican en la lucha venezolana y que esas luchas encuentran su culminación en la posición de los líderes de la revolución Venezolana. Esa es la carga histórica que llevan los líderes de la revolución venezolana, es por ello que la actitud que desplieguen Maduro, Diosdado Cabello, Gonzalo Gómez y muchos más ante las oligarquías y el imperialismo es decisiva en el mantenimiento del rumbo que ha tomado la revolución latinoamericana en estos momentos: antiimperialista, independentista y socialista.

Por ello, la revolución venezolana es uno de los logros más espectaculares de comienzos del siglo XXI.



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Memo Fernández


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