Un primero de mayo

En una mañana de un primero de mayo me despertaron (soñé) en esa mi vivienda los acordes de una música que pasaba por la calle tocando y cantando el “Himno Revolucionario de la Internacional”.

¡Primero de mayo! —me dije al despertar—. Durante todo el año una que otra vez hemos recordado por incidencia los sufrimientos que pasamos durante el asedio de los gobiernos reaccionarios, y el hermoso día en que pudimos por fin “libres” a contemplar el horizonte infinito, desfilar sin la persecución policial. Durante todo ese tiempo el recuerdo ha dormido, y de repente un día como los demás, un día que no tiene con aquel memorable más lazo real que salir el sol en el mismo momento y por el mismo punto del horizonte, un día dado empieza a dar saltos el recuerdo y nos echamos todos a la calle. ¡Que tenga tanto poder una hoja de calendario!

¡Una hoja de calendario!, ¡una fecha!, ¡un mote!, ¡una etiqueta!

Empecé a perderme en vagos ensueños acerca de las hojas de calendario, de las fechas, de los motes, de las etiquetas.

Me decía que otra fecha: la del 11 de abril 2002 había palpitado en la burguesía y que el recuerdo empaquetado de aquella fecha aceleró o quién sabe si retardó su ímpetu. Y me decía que, de haber triunfado aquellos facinerosos “coordinadores democráticos”, los mismos que en este día se iban celebrar, se echarían a la calle y atronarían el aire con cohetes y charangas celebrando el triunfo de sus partidarios y la destrucción de la Revolución Bolivariana. Aquella entrada que precedió a la partida de nuestro Eterno Comandante Hugo Chávez.

¡Una fecha!, ¡un mote!, ¡una etiqueta!, un ¡lema!

¿Y qué es más poderoso que un lema? —seguí soñando mientras los ecos alegres de la Internacional se perdían a lo lejos—; ahí es nada ¡un lema!

¡Hermoso espectáculo ver a los camaradas a la sombra de una bandera mirar cara a cara la muerte y quedar tendidos en la madre tierra, que rechupa su sangre, contemplando con los inmóviles ojos en el sereno azul del cielo!

Se preguntaran muchos: ¿por qué se baten, por qué se matan? Y esperan razones.

¡Razones! ¡Ese pobre producto de la industria mental, de la máquina de los sesos que se enfrasca en cualquier botecillo de la droguería lógica!

Las razones y los programas antes enfrentan que impelen a la acción. No se cuenta de mártir alguno que se haya dejado matar por atestiguar la verdad de un teorema matemático.

Y en cambio afrontan la muerte hombres y mujeres en el vigor de la edad y la plenitud de la vida, por una leyenda, por un principio oscuramente entrevisto, por una sombra flotante y vaga que se les pinta más allá del sereno azul, por ecos de una voz que no conocen, por oscuros impulsos que se agarran para tener forma a un tema que ondea al viento.

El sindicalismo es una forma de organización del trabajador… El sindicalismo es una institución salvadora en la que cada despojado, cada injuriado, cada víctima de la injusticia social, hallará, no el apoyo compasivo sino solidaridad positiva, verdadero compañerismo, fuerza necesaria para su satisfacción y justificación. Los trabajadores deben aunar más sus esfuerzos, para mejorar progresivamente sus condiciones y oponerse a la creciente explotación de la burguesía.

La clase trabajadora posee elemento de triunfo: el número. Pero el número no pesa en la balanza si no está unido por la asociación y guiado por el saber. La experiencia del pasado nos enseña cómo el olvido de los lazos fraternales que deben existir entre los trabajadores de las distintas profesiones y que deben incitarles a sostenerse unos a otros en todas sus luchas por la emancipación, es castigado con la derrota común de sus esfuerzos aislados.

Cito a Antonio Machado:

Y en todas partes he visto

gentes que danzan o juegan,

cuando pueden, y laboran

sus cuatro palmos de tierra.

 

Son buenas gentes que viven,

laboran, pasan y sueñan,

y en un día como tantos

descansan bajo la tierra.

Sólo la frase tiene un poder comparable al del lema “La propiedad es un robo”; esta frase es la obra de Proudhon a edades en que nadie lee ya sus obras poderosas. Tomad un lema y grabadlo en todas partes, tomad una frase y repetidla a diario; el lema y la frase harán su camino, servirán de núcleo a aspiraciones diversas, serán enseña que acaso puedan un día guiarnos a todos al combate.

¡Gringos Go Home! ¡Libertad para los antiterroristas cubanos Héroes de la Humanidad!

¡Chávez Vive, la Lucha sigue!

¡Patria Socialista o Muerte!

¡Venceremos!

 

 



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Manuel Taibo


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