Aristóbulo, por fin ¿Qué hay que hacer con el Estado?

Como en todos los asuntos (por ejemplo, el económico), el chavismo ha tenido que combinar y mezclar ideas, con resultados mixtos. Le ha ido muy bien así, en eso de ganar elecciones y hacer frente a una oposición inepta. No le va nada bien en los asuntos económicos, por ejemplo. De hecho, 14 años de chavismo en lo económico fueron un fracaso, como ya una vez lo reconoció pública y francamente el ahora presidente del BCV, Merentes.

Para hacer propaganda y agitar, la mezcla de ideas, frases, enunciados, de las más diversas fuentes intelectuales, sin pasarlo por la criba de la lógica, puede ser eficaz, porque se le da a cada quien lo que desea escuchar. Así podemos observar cómo se convierten en constantes discursivas del chavismo esas recurrencias al humanismo, marxismo, cristianismo, bolivarianismo, maoísmo, etc., todo junto. La heterogeneidad de las referencias, de las “inspiraciones”, es tal, que casi todo el mundo sale identificado desde el punto de vista ideológico. La cosa se complica cuando se trata de asuntos mucho más complicados como la tan llevada y traída “transición”, la economía y el estado, visto éste último como instrumento de cambio social y como simple institución que hay que administrar, porque no es ocioso recordar que el chavismo es gobierno.

Si hablamos de formación, se nota en los dirigentes chavistas una lectura rápida de “El estado y la revolución” de Lenin. Eso se constata en la recurrencia de la fórmula “estado burgués”. Si escuchamos o leemos con atención, la frase en el discurso chavista refiere múltiples fenómenos, pero sobre todo la corrupción, la ineficiencia, el despilfarro, la arrogancia de algunos funcionarios, el “burocratismo”. O sea, muchas cosas desagradables que, si uno dirige la mirada un poquito más allá del país, puede constatar que hay estados burgueses que las han reducido al mínimo. En el mundo hay estado burgueses que han controlado la corrupción, son eficientes y atienden bien al público.

Como se trata de una lectura rápida de Lenin, y para decir algo en un mitin o en televisión, otra frase completa lógicamente la anterior. El siguiente enunciado, cuya originalidad bien se la podemos atribuir a Aristóbulo Istúriz, llama a “desbaratar el estado”. Esta sería la versión criolla de “la destrucción del estado burgués”, de la cual sí habla Lenin en el ya mencionado y clásico libro. El jefe de la revolución rusa está glosando un escrito de Marx donde el gran alemán analiza las circunstancias de la Comuna de París: el estado monárquico francés estaba en el suelo por efecto de su derrota en la guerra con Alemania. Ante el desastre, los políticos decidieron darle un golpe al monarca y declarar la república, no sin antes recoger sus macundales de París e irse para otra ciudad, dejándole la capital al enemigo. Este avanzó para tomarla, con la sorpresa de encontrarse con el pueblo parisino, en especial sus trabajadores, que habían decidido resistírsele. Es en esas condiciones de extrema emergencia que se produce la primera experiencia de “poder proletario” y “destrucción del estado burgués”. Lenin se agarra de ahí para, polemizando con los socialdemócratas alemanes, justificar en Rusia su rebelión, la que tumbó el gobierno provisional demócrata que quería convocar una asamblea constituyente en medio de un caos bélico, social y económico.

Como se ve, se trata de un enunciado referido a situaciones muy concretas y específicas; muy diferentes a las venezolanas. Era previsible que ocurriera lo que ha ocurrido con la tan celebrada frase de Aristóbulo sobre el estado. Ahora resulta que el gobernador de Anzoátegui, miembro importante de la comisión ideológica del Congreso del PSUV, se muestra partidario de fortalecer el estado. Así como lo leen; el mismo que antes llamaba a “desbaratar” el estado burgués, ahora llama a su fortalecimiento. Y su razonamiento luce muy sensato, tratándose de un ideólogo del Partido del Gobierno. ¿Qué otra cosa puede pensar o querer pensar el Partido del Gobierno que no sea “fortalecer el estado”, o sea, hacerlo más eficiente, más presente, más eficaz? ¿Cómo vamos a desbaratar un estado que gobernamos y administramos nosotros? Como se ve es una rectificación completamente justificada. De sentido común.

La cosa es que el mal ya está hecho. Quiero decir, la endiablada confusión del dirigente ha confundido ya a mucho militante que estaba montado en el tanque con Lenin para avanzar hacia el “desbaratamiento” del “estado burgués”. Muchas dudas deben planteársele a este militante radical bienintencionado. ¿Entonces, será que el estado venezolano actual ya no es “burgués”? ¿Entonces el estado comunal es el mismo estado pero fortalecido? ¿La revolución es fortalecer el estado? ¿La revolución se hace con este estado?

Por supuesto, aquí hay una “galleta”, un enredo teórico que no se resuelve fácilmente. Habría que empezar por pensar y pensar teóricamente, no pensando en mítines, en agitación y propaganda.

 



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Jesús Puerta


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