La Constitución consagra en su artículo 305 lo vital de garantizar la seguridad alimentaria. Por ello, para salir triunfante en la guerra económica, urge promover un aparato productivo al servicio del interés social y la utilidad pública. El Estado debe ejercer la conducción de los factores más importantes de la economía, sobre todo cuando se han verificado actos especulativos de parte de la burguesía parasitaria encabezada por Fedecamaras, Consecomercio y Venamchan, máximos protagonistas del Cadivismo. La nueva etapa revolucionaria exige que los dólares provenientes de la renta petrolera vayan prioritariamente a la importación supervisada de alimentos y medicinas. Así lo hemos planteado categóricamente: http://goo.gl/zVBCpM
No se trata de iniciativas experimentales, ni tácticas de provocación o trapos rojos cuando concienzudamente Hugo Chávez planteaba una sistemática recuperación de industrias y redes de comercio en el ámbito agroalimentario y otros sectores relevantes. Por el contrario, constituye un propósito de carácter estratégico en defensa de la calidad de vida del pueblo venezolano, cuyo acceso a bienes y servicios ha sido golpeado por acaparamientos y sobreprecios capitalistas.
La socialización de los medios de producción es la política fundamental de todo proceso de inclusión social y es la base material para avanzar al socialismo. Solo se puede implantar el orden económico con la autoridad de propietario. La socialización lleva a la polarización, al incentivar la pugna entre la propiedad capitalista que pretende seguir enriqueciéndose mediante la expoliación contra el pueblo y el Estado revolucionario decidido a humanizar la economía en función de la justicia social.
