4-O de 2012: "Como en Abril del 2002: Ha sucedido otro 13 de consecuencias incalculables"

Marea Socialista reproduce este artículo de Carlos Carcione escrito el Domingo 07/10/2012 05:08 AM con el siguiente título: Como en Abril del 2002: Ha sucedido otro 13 de consecuencias incalculables. Lo hacemos para recordar y recoger un hecho histórico que se dio en Caracas el 4 de Octubre de 2012 : el último cierre de campaña presidencial del Comandante Chavez junto al Pueblo Bolivariano y que selló la incuestionable victoria que se iba a ratificar 3 días despues.

Todavía estamos en la fase superficial de la evaluación del cierre de campaña de Hugo Chávez.  Se dice y se muestra que se llenaron 7 avenidas. Las fotos de ese evento extraordinario recorren el mundo. Y no habrá tiempo para evaluarlo completamente por el vértigo de los hechos. En apenas horas sabremos el resultado de las elecciones. Aunque no vienen al caso para este análisis. Ahora mismo, los comentarios son de asombro ante lo colosal del evento. Contundente, emocionante, profundo. Un torrente corrió por las venas de la Venezuela Bolivariana y fue a derramarse en Caracas. Lapidario desde el punto de vista de los revolucionarios. Intimidante para la oposición de raíces golpistas y guarimberas.

Caracas, la de Miranda, la vanguardia de la primera independencia. Caracas la que aturde y amedrenta, la que acaricia y hace temblar. Caracas la insegura. Caracas la mágica. Caracas presenció un hecho histórico este 4 de octubre. La excusa: el cierre de campaña del presidente Chávez. La realidad: la erupción de un volcán contenido por las mordazas burocráticas.

Los números no importan mucho. Usted puede ubicar la cifra que más le guste entre estos dos extremos: los que quieren ver menos verán 500.000 bolivarianos, los que quieran ver más dirán que más de un millón tomaron desde temprano en la mañana y hasta altas horas de la noche la geografía de la que en otra época fue la ciudad más cercana al cielo. Y que hoy es la cuna de los sueños de aquellos que quieren una vida mejor más allá del capital. Pero cualquiera de estas cifras son, para un análisis serio, descomunales.

Los que enceguecidos por el odio a Chávez no pueden ver la realidad dijeron que fueron pagados, que son del interior, que a todos los trajeron en buses y obligados. Los que pretenden seguir privilegiándose desde sus puestos de mando en el proceso bolivariano, afirmarán que fue obra y gracia de una maquinaria roja rojita, perfecta, que ellos conducen Todo esto es falso.

 La alegría no se compra, el coraje no nace obligado, la lealtad no se paga. Pero tampoco existe aparato capaz en el mundo de hacer bailar a la gente bajo una aguacero caribeño, un soberano palo de agua, si no es por pasión, por amor y hasta por una sana reacción a las humillaciones. Ni fueron pagados u obligados ni fueron movidos por el ojo todopoderoso de Gran Hermano. Fueron porque están cansados, molestos, maltratados.  Pero vieron amenazado su dominio, el territorio ganado con tantas luchas, sacrificios y vidas entregadas. No es Capriles ni la Mesa de la Unidad quien resolverá las insatisfacciones del pueblo bolivariano. Y justamente como la reacción no fue planificada por una maquinaria ciega e insensible, incapaz de hacerlo por otra parte, fue colosal, simultanea y espontanea. Vinieron a recuperar su identidad y su alegría y lo consiguieron.

La historia está llena de episodios como este. El mismo 12 de abril de 2002 mientras Carmona el breve leía su decreto en Miraflores, desde los barrios de Caracas y de las grandes ciudades empezaba a surgir un rumor que se fue convirtiendo en grito para el 13. Millones unidos por un pensamiento común, un sentimiento único, una sensación épica de momento histórico se pusieron en movimiento simultáneamente, sin conducción oficial pero liderados por esos  hombres y mujeres que representan el mejor liderazgo natural de nuestro pueblo. Y recuperaron a su Presidente Comandante. Y muchos de los dirigentes oficiales que durante las semanas previas al golpe afirmaban que tenían todo controlado se habían escondido. El pueblo arranco una madrugada y fue imparable. El hecho histórico ocurrido el 4 de octubre puede compararse con ese movimiento subterráneo que esta vez tomó impulso con una consigna: Todos a Caracas con Chávez. Y allí fueron.

Pero, cómo es que se ponen en movimiento esos cuerpos y mentes. Esas masas desatendidas y muchas veces maltratadas. Cuál es la psicología que la une y las mueve. De dónde sacan ese impulso vital que las lleva a realizar acciones que cambian el curso de los acontecimientos.

Está allí, escrito en la memoria reciente e histórica de ese ser amorfo llamado pueblo que las clases dominantes o los intelectuales individualistas no comprenden. Es una voluntad que se construye de a retazos pero con ideas comunes. Conversada en las mesas familiares, intercambiadas en los lugares de trabajo, contadas centenares de veces como cuentos para hacer sonreír a los niños, construidas en común por miles de razonamientos anónimos pero no impersonales. Están allí y parecen dormir, sin embargo es suficiente que algo mínimo perturbe su sueño heroico para que se pongan en marcha y entonces todo puede suceder.

Esto es lo que vino pasando en Venezuela las últimas tres semanas y se vio en Caracas el 4 de octubre. Lo que parecía que no podría pasar, ocurrió. Y centenares de miles ocuparon, en una fiesta única y quizás irrepetible el escenario apropiado para mostrarse. Caracas bailó alegre debajo de la lluvia escuchando la voz que les devolvía su identidad. Y Allí estaba, mojándose con ellos su comandante Chávez y fueron felices.

¿Esta fuerza primordial se traducirá en votos este domingo 7O?  ¿Será suficiente para obtener una Victoria Perfecta  como la que se pretende? No podemos afirmarlo. Pero de algo podemos estar seguros todos, chavistas y opositores: Cuando un pueblo se pone en pie y recupera su voz y su voluntad, es muy difícil, sino imposible que se detenga antes de cumplir su objetivo. Puede ser que el rumbo sea con marchas y contra marchas. O quizás haya que dar un paso atrás para dar dos adelante. Tal vez se cumpla la máxima de que pa atrás ni pa tomar impulso. Pero ha pasado y no será inútil. Y después no digan que no se les avisó, los dos, el capital y la burocracia fueron notificados.

En unas horas se contarán los votos. Una realidad distorsionada que no reflejará fielmente la maravillosa potencia que sacudió los cimientos de Caracas el 4 de octubre. Millones estarán votando por volver a un pasado que se les quedó idealizado en sus mustios y agónicos recuerdos, pero otros millones, más que los anteriores, buscan el futuro con sus propios instrumentos de navegación, con su propia brújula. Porque de verdad, verdad, sucedió: Un nuevo 13 conmovió los ojos y los corazones de un pueblo que no nació para ser vencido. De un pueblo que nació para vencer.



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