Insultos y delito de gobierno

Hay varias maneras de insultar a otra persona según el nivel social, la cultura y la "dignidad" oficial o social del ofensor y del ofendido. Y varias de considerar la ofensa. Es más, a partir de cierto nivel de inteligencia el insulto ofende más al insultador que al insultado. Pues eso es lo que ocurre con ese pelotón de articulistas y tertulianos, periodistas o no, cuya única habilidad dialéctica o escribidora consiste en juntar frases y adjetivos denigratorios a diestro y siniestro contra quienes se quejan o protestan de tanto abuso. Y también asunto que concierne al gobierno, pues el mayor insulto que un político o un gobernante puede hacer a la ciudadanía es desdeñar o infravalorar la inteligencia de ésta con declaraciones absurdas o políticas que implican grandes ventajas para pocos que ocasionan graves perjuicios a muchos...



Y varias maneras de cometer homicidio y genocidio (ya que estos prebostes califican fácilmente de "asesinato" el aborto sin distinciones). Pues no sólo hay crimen y genocidio en el horror de matar a los componentes de una etnia, raza o colectividad: basta la inasistencia dolosa a los sectores de la sociedad que precisan de asistencia para vivir. Así es cómo este gobierno incurre en delito de omisión del deber de socorro al ser causa de la causa en la cadena de obligados a prestárselo a miles de ciudadanos necesitados inexcusablemente de asistencia médica.



Los discapacitados españoles han dejado de percibir ayuda. ¿Existe otra manera más cruel en tiempos de paz de tratar a la ciudadanía por unos gobernantes sólo obsesionados por enriquecer a grupos sociales concretos -como lo están en proteger al nasciturus- que suprimir ayuda y asistencia a los discapacitados sin recursos? Después de tanta mentira, de tantas medias verdades, de tantas promesas incumplidas, de tanta maniobra para privatizarlo todo y tanta incompetencia en la gobernación para todos ¿existe otro modo más miserable de tratar a la ciudadanía tomándola por tonta, despreciando de paso a los movimientos sociales, diciendo que no se tiene dinero para los discapacitados y generando millones de ciudadanas y ciudadanos cercanos o de lleno en la miseria? ¿Podrá caer tan bajo un gobierno que se dice democrático haciendo todo esto, mientras propicia el enriquecimiento bellaco de unas cuantas familias de la casta de los políticos, evasores, empresarios, especuladores y sus compinches? ¿Qué respeto merece esta gente que no provenga del temor a sus porras, sus pistolas y sus decretos?


richart.jaime@gmail.com

8 Mayo 2013


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Jaime Richart

Antropólogo y jurista.

 richart.jaime@gmail.com      @jjaimerichart

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