Me senté aquí en mi trinchera de lucha en la batalla de las ideas para escribirte unos versos; y fíjate tú, para que veas camarada Hugo Chávez, en mi impero lo profeta, de mi ignorancia pasada y con tristeza sentí que rodaban dos gruesas gotas de llanto por mi mejilla arrugadas, pues pretendí de la nada escribir algo bonito, pero no pude enlazar ni tan siquiera un tantito, tres palabras coherentes que pudieran hacerme olvidar este dolor por tu ausencia.
Hoy hace un mes de tu ausencia y aun tengo mi pecho apretado, pues yo de por si no he llegado; resignarme a tu partida, pues por doquier te percibo, siempre contento y muy lleno de vida, siempre riendo y cantando algún motivo llanero o alguna gata bajo la lluvia.
Yo me conmuevo al mirarte todos los días educando, ahí en la televisión; y en la misión corazón, de este pecho que no aguanta, este caudal de llanto represado en mi garganta; Chávez mi camarada, no sabes la gran vaina que me echaste, porque así sin decirme nada, como un día se fueron en silencio mi madre y mi padre; así mismo tú te marchaste, y con tu ausencia has dejado la misma carga pesada en mi alma que ellos dejaron al marcharse.
No me jarto de poeta porque mi lirica no es exquisita, pues para ello se amerita un intelecto profundo, pero te juro mi Chávez eterno, y padre amado, mi vida por Nicolás Maduro, estoy dispuesto estoy dispuesto a darla así como a ti un día jure darte, porque es que la lucha sigue y tu estas en todas partes.
¡Por ahora! camarada, no sé si decirte adiós o quizás un hasta luego, porque para serte sincero, para mí ni te has ido ni estas muertos, pero esta usencia tan larga me pone en tal desespero, y me importa muy poco si muero una y mil veces por ti, pues yo te jure por mí, amado eterno gigante, tu revolución seguirá adelante con toda su magnitud, y veras como en virtud, de este tu pueblo que te ama, daremos la independencia plena a esta tu ¡Patria! que te extraña.
¡CHÁVEZ vive!, en la consciencia y en la memoria de los pueblos pobres del mundo
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