Economía venezolana ¿Devaluaciones necesarias?

El reciente anuncio gubernamental de Giordani y Merentes (08.02.2013) de una nueva devaluación, nos motiva a escribir las siguientes líneas.
Primero hagámonos la siguiente pregunta: ¿Cómo ha sido el comportamiento de la economía venezolana desde la primera devaluación de 1983? La respuesta la hemos vivido a lo largo del tiempo transcurrido desde aquél aciago 18 de febrero, cuando el Presidente Luis Herrera Campins anunció al país que nuestro signo monetario dejaría de transarse a.4,30 Bs/US$.

Desde entonces, anualmente, ininterrumpidamente, salvo en 2011 y 2012, las devaluaciones del bolívar han sido sucesivas. De manera que el 4,30 Bs./US$ de 1983 se transformó en 49,74 en 1990; en 106,12 en 1993; y, en 1996, llegó a 475,61. En esos 14 años, la devaluación, la merma de nuestro signo monetario, había sucumbido en la astronómica proporción del 10.960%. Entre ese año y 1998, el precio de adquisición de la moneda estadounidense pasó a 565,00 Bs/US$, para llegar a una devaluación acumulada, en los 16 años, de 13.039;53%. ¡Cosas de nuestro capitalismo neoliberal bajo las instrucciones del FMI! Muchos protagonistas de esos hechos no quieren acordarse, ¡cortedad de memoria!

¿En los últimos 14 años, entre 1999 y 2013, en tanto, qué ha sucedido? En 1999, el dólar se cotizó en 649 Bs, y en 2006 llegó a 2.150 Bs/US$, un incremento del 231,28%. En 2008 se inició la reconversión monetaria con la eliminación de los tres últimos ceros (1 bolívar fuerte = 1.000 bolívares), mientras que en 2010 se pasó a un sistema dual con dos tasas: 2,60 y 4,30 para, meses después, con la creación del SITME, se dispone de un dólar preferencial de 5,30 Bs/US$. Es así como el dólar pasa de una cotización equivalente a 2,15 Bs./US$ en 2006, a 6,30 Bs/US$ en 2013. De manera que entre la cotización de 649 Bs/US$ en 1999 y los 6,30 Bs/US$ (ó 6.300) de 2013, se ha producido una devaluación acumulada del 869%. Quienes gusten de las comparaciones, podrán detenerse a hacerlo con la devaluación que sufrió el bolívar de 13.039,53% en los 15 años de 1983 y 1988, y los 869% de los 14 años entre 1999 y 2013.Verdad que hay ligera diferencia?

Aparte de otras consideraciones, debe inferirse que la intención desde 2002 ha sido lograr mejoras económicas mediante un proceso de distribución de la renta, aumentando la capacidad de consumo de las familias. Ese modelo se basa en el incremento de los salarios, la inclusión social y el empleo. Pero las devaluaciones aplicadas a partir del fallido golpe de Estado de ese 11 de abril, pese a los aumentos anuales del salario mínimo, han hecho recurrente el deterioro del ingreso, y por ende familiar. El ajuste cambiario deviene en la desmejora de los indicadores sociales básicos: alimentación, salud, educación, recreación. Quizás la mayor contribución social ha sido el excelente plan de viviendas que ha beneficiado a centenares de miles de venezolanos, aunado a los subsidios de los alimentos y otros programas de ayuda proporcionados por el gobierno.

En todo caso, esas devaluaciones han demostrado, a la larga, una relativa ineficiencia, porque las mismas no han mejorado la situación fiscal, las mejoras han sido por el incremento de los ingresos fiscales petroleros a consecuencia del aumento de los precios de nuestra cesta petrolera. Pese a las declaraciones e intenciones del gobierno, no se han promovido suficientemente las exportaciones ni disminuído las importaciones en la medida que requerimos, lo que ha sido una causal de la inflación, uno de los orígenes del deterioro de los ingresos de los trabajadores.

Esas son algunas de las razones que explican el por qué las salidas devaluacionistas perjudican a las mayorias que conforman la base política de este proceso. Sabemos que los indicadores sociales, como el salario mínimo, la comida subsidiada, los servicios médicos, la salud, la recreación, serán afectados si no se aplican medidas que amortigüen la caída. La sola aplicación de aumentos del salario mínimo son insuficientes porque el 43% de los trabajadores, que pertenecen al sector informal, no recibe este beneficio

Aun cuando se produce una ganancia fiscal por parte del gobierno y PDVSA, ésta se revierte con el incremento de la carga de la deuda, del costo real de las importaciones, del gasto de las misiones sociales y finalmente con su incidencia en la tasa de inflación. Los beneficios fiscales de la devaluación son una ilusión, es el camino fácil que conduce a un atolladero porque contribuye con el aplazamiento de necesarios cambios en la estructura tributaria, además de que eterniza la permanencia del IVA. ¡Claro que el pueblo se ha beneficiado!, pero ¿a qué costo?

*Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia


cepo39@gmail.com


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César Prieto Oberto

Profesor. Economista. Miembro de Número de la Academia de Ciencias Económicas del Estado Zulia. Candidato a Dr. en Ciencia Política.

 cepo39@gmail.com

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