Si yo fuera Aristóbulo

"Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra"

Simón Rodríguez



Aristóbulo es Aristóbulo, pero si yo fuera Aristóbulo me cuidaría mucho de quienes se me acerquen, no como pueblo sino como verdaderos chiplideres que crean a su imagen y semejanza una revolución facilona que ha dado pie al surgimiento de castas representativas de la wiskiizquierda o la izquierdafacilita. Empezaría yo, siendo Aristóbulo, a realizar un viaje hacia mí y alma adentro de seguro encontraría respuestas para explicar mi designación. Sacaría mis cuentas y me preguntaría después de catorce años de proceso y entre casi cuatrocientos mil chavistas anzoatiguenses ¿Por qué yo? Me preocuparía por esa forma de concretar el socialismo desde abajo (pero con gente de arriba que siempre son los mismos) y empezaría a reunirme con los mejores hijos e hijas de Anzoátegui de manera de hacer concreta la democracia con los de abajo, el socialismo con los de abajo hasta que ya no haya nadie abajo…no importa que todavía falten algunas elecciones más.

Si yo fuera Aristóbulo, dejaría de creer en aquel que se me acerca hablando de los otros y erigiéndose como imprescindible. Empezaría a discernir entre el verdadero líder sindical y el sindicalero que se ha hecho rico con sus padrinos de Caracas y me susurra al oído sobre los tantos votos que tiene a su disposición –cuando realmente lo que tienen son propiedades mal habidas-. Decretaría el rompimiento con el padrinazgo y el clientelismo y me acercaría a las comunidades a invivenciar optándo al grado de subcomandante y creyendo firmemente en la necesidad de que el pueblo definitivamente sea comandante, como una forma de romper con el peligroso individualismo con ropaje burócrata y la mecánica relación sujeto ---- objeto que entiende al pueblo solo como un dato para una barra o un histograma de frecuencias, que lo entiende como un rumor, que lo entiende como un voto. Haría como himno de mi campaña el No soy de aquí, ni soy de allá de Cabral y extendería una pancarta del tamaño de la mesa de guanipa que dijera la invocación del siempre recordado cantautor “Doy la cara al enemigo, la espalda al buen comentario porque el que acepta un halago empieza a ser dominado”.

Si yo fuera Aristóbulo retomaría mi condición de maestro y declararía Todo Anzoátegui, una escuela haciendo del testimonio crudo de quienes padecen sus problemas mi mejor marco teórico, donde mis pie de páginas naturales serían los lideres que surgen del barro mismo de la organización popular. Interpretaría las arrecheras de la gente y las convertiría en lección para entender la cooptación con los de abajo como un ejercicio de la búsqueda de los iguales. Dudaría de aquellos que los hicieron candidatos a diputados entre gallos y medianoches sólo porque lograron cuadrarse con aquellos que tribalizan el poder popular en sectas que determinan quien va y quien no va. Aprendería a diferenciar lo que es un currículo con respecto a un “pedigrí” y evitaría las imposiciones o el fortalecimiento de la hegemonía del individualismo

Decretaría a la escuela como un artículo de primera necesidad y no miraría con recelo a aquel o aquella que diga haiga, sino que bebería de su saber y de su rabia hasta descubrir la verdad de sus gritos y resentimientos contra los que usurpan el poder popular y lo discursean de manera magistral –no importandoles la fraternidad de los miserables--.

Si yo fuera Aristóbulo, probaría a los camaradas que hoy están en cargos burocráticos y políticos y les asignaría responsabilidades como uno más en los consejos comunales originarios dejándolos sin teléfonos corporativos para que se conviertan en bocinas de las comunidades y aprendan en medio de ellas a “perseguir horizontes”. Dudaría del PSUV realmente existente hasta que desde el barrio, la cuadra, las manzanas y urbanizaciones le diéramos el talante de un PSUV nuevo a la par de un hombre y una mujer nuevos y nuevas con nuevas prácticas.

Si yo fuera Aristóbulo, retomaría el ejercicio de la locura robinsoniana y me exigiría la realización diaria de mil planas que dijeran “amo al pueblo porque es vida en abundancia”.

Si yo fuera Aristóbulo, entonces Aristobulo fuera yo y entonces el proceso hacia el socialismo se llenaría de vida haciéndose ateo de los hombres tubulares. Me convencería que incluso la revolución no debe reducirse a un si tu fueras yo o yo fueras tu…porque lo más importante pasaría a ser el NOSOTROS.

espanel7@gmail.com

Frente Antiimperialista de la Zona Sur


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Nelson España (*)

Miembro del Frente Antiimperialista de la Zona Sur - Anzoátegui

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