La estupidez i la Política

Un tal Pablo Pérez crudo

En otro artículo, he tratado el tema de la estupidez i las características que la distingue de la brutalidad, aunque hombres “privilegiados” por la naturaleza negativa, participan de las dos cosas. I personajes de la realidad o de la ficción como Sancho Panza, a veces mezclan estas cualidades adversas a la personalidad  i pasa,  en el ejemplo citado de Sancho, de ser un simple escudero improvisado, de cordial, fiel, crédulo, iluso, proporcionar en ocasiones maltratos groseros a los ideales de su amo, oponiendo su bastardo sentido práctico, a los quiméricos sueños del caballero andante. Es la inmadurez del ignorante, que puede llegar hasta hombres que se creen civilizados o cultos, cuando en realidad están crudos. Porcinos crudos.

     En las intervenciones de mi amigo i colega en la filosofía Miguel Ángel Pérez Pirela, en su programa Cayendo y Corriendo, consigo muchas veces coincidencias firmes, en la manera de ver nuestra realidad económico social i política, cuando analiza a ciertas personalidades jóvenes de nuestra política i les dice de frente con razonamientos contundentes i claros, el tamaño fraude que protagonizan en la vida social; como lo hizo hace poco, con uno más crudo  de  considerar, como en el caso de Leopoldo López Mendoza, un hombrecito fatuo, violento, prejuiciado de falsos valores i vacío por dentro. Ahora, se refirió i me refiero yo, al abogado Pablo Pérez Álvarez, de quien dijo está secuestrado para desempeñar un papel político para el cual no tiene preparación alguna. Veamos por qué dice Pérez Pirela, eso i de mi parte comparto todos sus argumentos o criterios.

      El abogado Pablo Pérez, actual gobernador del Estado Zulia, cargo al cual llegó por carambolas entre mediocridades, es hasta el presente, para la gran mayoría de los venezolanos, un verdadero desconocido. Como abogado, jamás, ni los maracaiberos, i menos el Zulia, le habíamos escuchado nombrar i creo que sean pocas las veces que haya pisado un tribunal u oficina gubernamental, o haya atendido casos jurídicos en algún bufete. Apareció como secretario del gobernador más mediocre e inculto en toda la historia del Estado Zulia, desde el comienzo de la era republicana. Rosales, que dijo haber sido maestro de escuela, pero creo que le faltaba preparación hasta para dictar clases en primer grado, i de paso se dice que nunca lo hizo, sino que fue un  cargo otorgado por su partido AD para darle un pequeño sueldo, allá en el sur del lago. Desde su infancia i aquellos lejanos tiempos, no llegó a aprender ni el idioma materno, pero las atrocidades de la política del bipartidismo de la IV República, lo llevaron sucesivamente a Alcalde, Gobernador i Candidato Presidencial, sin mérito alguno i revestido de una mediocridad más que conocida por los venezolanos que vieron aquella triste, ridícula i desastrosa campaña presidencial. Hablar de eso, es llover sobre mojado, por lo que obvio la cualidades del hombre que puso a Montesquieu a vivir, 500 años antes de Cristo. Siempre he creído que, a Rosales lo impuso el Imperio del Norte, por medio del embajador Brownfield, el conspirador de ojitos de culebra, por dos razones: primero por inculto, estúpido i hasta bruto; segundo por ser gobernador de un estado que querían hacer independiente, rico en petróleo i fronterizo con la conquistada Colombia, además fácil de hacer baila con los billeticos verdes. Esto me recuerda en parte, lo que sucedió en la Facultad de Humanidades, con un candidato desconocido i sin méritos: “lo queremos, dijeron los politiqueros, porque es bruto i fácil de manejar”.

     Ahora bien. Dice José Ingenieros en El Hombre Mediocre, que el mediocre para poder mantenerse en un cargo, necesita rodearse de los más mediocres que él; una persona inteligente, lo opacaría i sin conspirar, haría ver al pueblo las deficiencias del que manda quien acabaría desplazado. Por esta razón, aunque jamás Rosales haya leído un libro completo i menos El Hombre Mediocre, intuitiva o instintivamente, escogió de Secretario, a Pablo Pérez, a quien también describió Pérez Pirela, no como “el candidato fuerte” sino el “secuestrado” porque él mismo está convencido de su deficiente preparación en lo político, en los problemas internacionales, en la economía del planeta, etc., lo que le obligará a parir mentiras, inventar disparates i adaptarse sumisamente a lo que le impongan quienes lo manejen como una marioneta. Todo esto lo expuso de manera magistral Miguel Ángel Pérez Pirela en su magnífico programa, el cual, además de ameno o hasta divertido, tiene verdadera profundidad filosófica i política. Ya vendrán otros comentarios de mi parte.

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Roberto Jiménez Maggiolo


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