Roberto Hernández ¿Qué comes que adivinas?

El título de esta nota se refiere a un refrán popular venezolano aplicable a Roberto Hernández Montoya, pues este apreciado compatriota o es un tremendo analista político, (cuestión que no dudamos en absoluto, vista su producción intelectual) o es un clarividente de enormes poderes de anticipación.

Lo decimos, puesto que  escudriñando en papeles viejo hallamos un viejo número del semanario La “Hojilla” de octubre noviembre de 2007, en cuyo interior encontramos un artículo premonitorio de Roberto con el provocativo título de:      “Revolución en los Estados Unidos ¿Por qué no?” ; luego verifiqué que también se había publicado en APORREA, y pueden leerlo en el siguiente enlace: http://www.aporrea.org/tiburon/a42930.html. En él leemos frases como: “Para que haya revolución se necesita una condición que los Estados Unidos tienen en grado superlativo y bien visible: tensiones sociales. Una creciente pobreza, poblaciones discriminadas, vastos sectores explotados, una descomposición social en aumento; anomia; abundante consumo de las llamadas drogas, legales y de las otras 1; represión histérica y generalizada, que empeora día a día; vigilancia minuciosa hasta de lo que la gente lee en las bibliotecas; abolición de la vida privada a través de las escuchas telefónicas ilegales y la violación de la correspondencia; legalización de la tortura; demolición del estado de derecho con la abrogación del milenario habeas corpus, así como de otros derechos ciudadanos; deterioro cada vez mayor de la imagen de los poderes públicos y de la empresa privada; destrucción cultural y sistemática de la humanidad de la humanidad; cada vez mayores desastres ecológicos, etc.”.

Efectivamente, lo que observamos hoy en las naciones llamadas “desarrolladas” (término que hay que poner en discusión), tanto en Grecia, como España, Portugal, Inglaterra, Alemania, Irlanda, Italia, Francia, incluso en Israel, cuestión también improbable desde la perspectiva de quienes ven en esa nación todo un arsenal comunicacional y militar que asfixia ideológicamente a su pueblo para sólo justificar matanzas de sus enemigos ancestrales. Pero también resulta que en el propio corazón del imperio norteamericano, en los Estados Unidos de Norteamérica se vienen desarrollando acontecimientos que eran impensables para quienes consideran al imperio como inexpugnable, por el enorme influjo de la industria cultural, el consumismo, la industria militar poderosísima, el denominado “entertaiment”, e incluso la permisividad para el consumo de drogas para mantener a la juventud ensimismada, conforme, pasiva. Pues bien, desde las profundidades del pueblo norteamericano han surgido movimientos de protesta como el de los indignados, los desempleados, la juventud crítica, las mujeres desplazadas, los afectados por la crisis inmobiliaria en primer término y por la crisis financiera (en los últimos dos años han quebrado en los Estados Unidos mas de ¡!200 bancos¡¡). Reseña Prensa  latina que: “Por más de 68 ciudades estadounidenses, entre ellas Washington, Los Ángeles, Philadelphia, Chicago, Boston, Seattle, Miami y Dallas, se extienden hoy las protestas anti Wall Street, iniciadas hace cuatro semanas en el corazón del distrito financiero de Nueva York. 
De acuerdo con el sitio digital “Occupytogether” hasta el sábado último las acciones similares a Occupy Wall Street se replicaban rápidamente”. http://www.aporrea.org/tiburon/n190926.html.

Es el movimiento también auto-calificado como del 99%, para diferenciarse del 1% que concentra el capital en los Estados Unidos y graficar de esa manera la concentración del ingreso en una sociedad profundamente desigual. De allí ubicar como sitio emblemático de ocupación a “Wall Street”, lugar referencial de intercambio de capitales por excelencia.

Por supuesto, no se ha tardado el aparato represivo del imperio en reaccionar y las actuaciones de los cuerpos de seguridad han sido contundentes: cientos de arrestados, lesionados y perseguidos por la protesta que no se detiene. Una vez más Roberto Hernández señala: “Si las revoluciones fueran predecibles no serían revoluciones. ¿Quién hubiera dicho en 1788 que en Francia, la Bien Amada del Papa, con un sistema ideológico tan sólidamente cimentado en el Derecho Divino de los Luises, habría de desatar la Gran Revolución de 1789? ¿Cómo fue que colonias españolas tan magistralmente administradas y oprimidas nada menos que por la Inquisición, presas de una ideología tan macizamente fundada en la Contrarreforma, podían rebelarse contra su Rey en medio de una guerra atroz? ¿Cómo imaginar que Cuba —el burdel gringo, oprimida no solo por un ejército local comandado por una dirigencia política de las más corruptas del Continente, sino también por la Mafia y la amenaza política y militar del Imperio— podía disparar una Revolución que mantiene a ese Imperio en jaque desde hace ya casi medio siglo? ¿Cómo vislumbrar que en la Rusia zarista y feudal podía producirse la revolución bolchevique? ¿Y en la milenaria y mineralizada China? ¿Quién hubiera predicho que un ejército de campesinos podía derrotar sucesivamente a los ultramodernos ejércitos francés y estadounidense en Vietnam?”

Bueno, Roberto, hace 4 años lanzaste la hipótesis. Ahora los hechos pareciera que la están corroborando. Esperemos que el pueblo norteamericano mantenga la protesta, la indignación y la convierta en una revolución de verdad, verdad.

percecil@gmail.com




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Cécil Gerardo Pérez


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