El tigre come por lo ligero

Desde el caracazo de 1989, con el pueblo en la calle contra el paquete neoliberal de CAP y agobiado por la miseria en busca de justicia social; transitamos a la insurrección de la juventud militar del 4F-92, motivado por el saqueo de la clase política, y la entrega por CAP de parte de nuestro territorio que incluía el Golfo de Venezuela, a la hermana amantísima república de Colombiagranadina. El MBR-200 creado por el comandante Chávez como medio de lucha política, da paso al MVR como aglutinación de fuerzas y participación electoral para la toma del Poder. Y amaneció el 2 de febrero de 1999 con la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente. En el Palacio Legislativo, Caldera presidente saliente, con palabras desabridas, se negó a entregar la banda presidencial al comandante Chávez electo por el pueblo en los comicios de diciembre de 1998. La quiebra de los gobiernos IV republicanos había llegado a su fin, incapaces las castas dominantes de imponer la continuidad de la democracia representativa, adeco-copeyana, conducía a esa situación casi convencional en que, paradójicamente, los asambleístas puntofijistas se codeaban en las bancadas con los chavistas a ultranza. Tenían esperanzas, pero les esperaba un triste despertar. La burguesía estaba desconcertada y sólo pensaban en soluciones de fuerza; los chavistas se encontraban con el poder en las manos y con el apoyo del pueblo, pero sin ideas para transitar a un gobierno socialista; los trabajadores cuya cúpula estaba dominada por adecos y copeyanos, no eran, por esa razón, fuerza capaz de consolidar el nuevo Gobierno ni de reforzar sus propias posiciones dentro de este. El Gobierno entrante recibía un Estado de estructura conservadora; unas FAN divididos y desmoralizados, agobiados por la corrupción en los altos mandos; la inmoralidad del alto clero y sus obispos, era de coger palco, engatusados por las dadivas de las barraganas de Miraflores; un Tesoro exhausto y un pueblo con más del 80% en la miseria. CANTV en manos privadas. PDVSA, las empresas de energía Eléctrica, la Seguridad Social y la Educación a las puertas de la privatización. Tras la promulgación de las leyes Habilitantes. Toda la reacción de la derecha se alzó contra el naciente Gobierno. La sedición de la burguesía asoló todos los estratos sociales. El imperialismo presionaba al Gobierno Revolucionario; el oposicionismo continuaba conspirando y la mayoría del alto mando militar los siguió por ese camino. La agitación se extendió a numerosas poblaciones del país, promovida por la burguesía manipulando al pueblo. Por todas partes se asistía a un despertar popular, aunque a veces se manifestase de forma confusa o incoherente. La burguesía pensaba que sería fácil desembarazarse de Chávez del Gobierno Revolucionario y de la Constitución Bolivariana. Contaban con militares de alto rango y los pulperos de Fedecamaras. No obstante, la situación se ponía cada día más tensa y los intransigentes pensaban ya en la insurrección. Era fácil sembrar el descontento, porque mientras en la AN se teorizaba sobre los derechos del pueblo. Los políticos adeco-copeyanos, Fedecamaras y Consecomercio agravaban la situación, unos conspirando con las policías donde ellos eran gobierno y los otros especulando con el acaparamiento y la especulación desmedida, creando conflictos con la población. La abierta hostilidad de la Iglesia al nuevo régimen era ya marcada, los obispos eran seguros aliados intransigentes de la conspiración, oyéndose desde el púlpito predicaciones enemigas y fácil es de apreciar lo que pasaría dentro del claustro. El alto clero, más influyente aún por sus riquezas y sus relaciones constantes con las clases y familias apegadas al antiguo régimen, constituía los elementos de una extensa organización que abrazaba todo el país, y no tardo en establecer un foco de conspiración en cada población de alguna importancia, que ponían en grave aprieto al Gobierno Revolucionario. Pero ¡Qué otra cosa ha sido la conducta de la Iglesia! En ella, toda reforma y progreso interior es imposible. Cada vez se ha ido estrechando más desde el siglo XVI, en que la libertad del espíritu rompió la unidad de la imposición dogmática. La Iglesia… pretendiendo consumar el divorcio entre el Dios de la Fe y la Razón humana, condena los adelantos de la Ciencia, corona el “credo quia absurdum” con la antropolatría del Pontífice… En efecto, la situación tomaba un giro catastrófico en las principales ciudades del país. La orientación del movimiento obrero con la CTV a la cabeza, adecos y copeyanos asociados con la burguesía contribuía a agravarla. El 11 de abril 2002 los pulperos de Fedecamaras y un batallón de generales sin tropa con apoyo del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, lanzan el golpe de estado empresarial contra el Gobierno Constitucional del Comandante Chávez; el cual fue abortado por el pueblo en las calles, con la Bolivariana en la mano, apoyados por los militares leales a la Constitución. Los primeros días del mes de diciembre de 2002, inician la huelga económica promovida por Fedecamaras, y, días más tarde, el sabotaje de los meritocratas contra la industria petrolera, ambas sin retorno, asociados con los dirigentes de la CTV. De hecho, el Gobierno Revolucionario, quedaba aislado de los recursos económicos que generaban los envíos de petróleo a otros países, con las instalaciones de refinación paralizadas y la huelga de la Marina Mercante; el pueblo privado de los insumos alimenticios, gasolina y gas para consumo diario. De ahí a la plaza Altamira y a las guarimbas. Todavía al día de hoy esa huelga sigue vigente. En resumen; la contradicción entre las ideas y la práctica conducen a una crisis de conciencia. Los teorizantes ligados al Gobierno sin visión muy precisa de la realidad política y ya temerosos de llevar una revolución hasta sus últimas consecuencias, dejaron incólumes todo el poder material y todos los resortes de acción en manos de la burguesía y en las clases conservadoras del antiguo régimen, que, desposeídas del mando político, temían verse pronto desposeídas de su privilegiada situación económica. Por faltos de visión, o no queriendo el Gobierno Revolucionario someterse a las presiones del imperialismo, apoyándose en las clases populares todas que estábamos interesados en la desaparición total del viejo régimen IV republicano. Tiraron la toalla. Donde ronca tigre no para burro con reumatismo”. El Comandante Chávez: Llamando las cosas por su nombre, sabía que para consolidar la Revolución, había que empezar por transformar el sistema de propiedad de la tierra, por liquidar todo residuo de latifundismo, por transformar las fuerzas productivas, los medios de producción y los medios de distribucción; la socialización de la salud y la socialización de la educación. Hoy no tendríamos tantos problemas de desabastecimiento de productos de consumo diario, ni tanta especulación; ni la huelga de la mafia de galenos puntofijistas; las clínicas privadas asaltan al pueblo y al erario público con los HCM. Pero todavía el consumismo está más enquistado que nunca en el país, seguimos importando artículos de lujo, chirimbolos y mamarrachos suntuosos; más automóviles en vez de sistemas de transporte masivo, y, eliminar a esos matraqueros propietarios de esos minibuses obsoletos. Eliminaron tres ceros al signo monetario, pero la mega-inflación continua, ¿vamos camino a eliminar tres ceros más? Pero, no obstante seguimos hablando de socialismo. —Por faltos de previsión nos quedamos en el limbo. Nada nuevo podría decirse sobre las clases que tradicionalmente habían dirigido y aun dirigen la economía venezolana. Frente a esas clases que siguen dominando los puestos esenciales de la estructura económica existen, por correspondencia natural, la del pueblo trabajador del campo y la ciudad. Si los cambios de conciencia experimentados en las clases dominantes se relacionan estrechamente con la vinculación hecha por el pueblo entre su nivel de vida y el nivel de las clases pudientes, entre sus problemas económicos y la vida política del país, preciso será examinar cuales son las relaciones entre precios y salarios, tanto para los trabajadores de la ciudad como para los del campo. Venezuela es un país muy atrasado industrialmente y, por lo tanto, no puede hablarse aún de una emancipación inmediata y completa del pueblo. Antes de esto, Venezuela tiene que pasar por varias etapas previas de desarrollo y quitar de en medio toda una serie de obstáculos. El socialismo brinda la ocasión para acortar en lo posible estas etapas y para barrer rápidamente estos obstáculos. Pero esta ocasión sólo puede aprovecharse mediante la participación política activa del pueblo trabajador. La posesión del poder político por el pueblo, requiere la transformación de la propiedad individual y corporativa de las empresas de producción y los instrumentos de trabajo en propiedad común. En suma: el ideal del PSUV debe ser, la completa emancipación del pueblo trabajador; es decir, la abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e inteligentes. ¡Gringos Go Home! ¡Libertad para Gerardo! ¡Libertad para los cinco héroes de la Humanidad! Hasta la Victoria Siempre. Patria Socialista o muerte. ¡Venceremos! manuel.taibo@interlink.net.ve


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Manuel Taibo


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