Contra el liberalismo venezolano

Participar a favor de la revolución se requiere tener buena ligazón en las pantaletas y con correa de cuero amarrado el calzón, en cualquier circunstancia usted siempre debe comportarse a la altura, con nobleza, valentía, tolerancia, prudencia y mucha ponderación.

¿Quien soy yo para estar aconsejando vainas y llamando la atención?…pues un guevon, perdido entre el “populacho” y sin título de doctor...No soy como ustedes revolucionario mediático e informático que tiene notoriedad y buen escalafón. Soy un guevon (a mucha honra y honor)

Mi preocupación doctor, es desde un tiempito para acá, vengo observando como aquí en aporrea, se aporrea de verdad, verdad, interpretamos sucesos, defenestramos liderazgos, enaltecemos personalidades y los más osados, resaltan sus virtudes “revolucionaria rías” mientras la derecha venezolana y extranjera están de pláceme, porque nos estamos asando en nuestra propia hoguera.

Me llamo Hernán Brito y soy facilitador de Cartanal, y mi humilde intervención es para que reflexionemos y recordemos la ética revolucionaria que sugiere el camarada Mao, cuando tuvo que disciplinar a sus correligionarios en un gran país de analfabetas campesinos que luchaban contra las estructuras latifundistas y las fuerzas de ocupación imperial de Japón

He escogido algunas de las conductas contrarrevolucionarias, que criticaba el gran timonel, revisemos cual ha sido la nuestra y enderecemos la manera de caminar hacia la revolución latinoamericana con humildad y tesón.

El liberalismo se manifiesta en diferentes formas:

Desobedecer las órdenes y colocar las opiniones personales en primer lugar; exigir consideraciones especiales de la organización, pero rechazar su disciplina. Este es el cuarto tipo.

Entregarse a ataques personales, armar líos, desahogar rencores personales o buscar venganza, en vez de debatir los puntos de vista erróneos y luchar contra ellos en bien de la unidad, el progreso y el buen cumplimiento del trabajo. Este es el quinto tipo. Escuchar opiniones incorrectas y no refutarlas, e incluso escuchar expresiones contrarrevolucionarias y no informar sobre ellas, tomándolas tranquilamente como si nada hubiera pasado. Este es el sexto tipo.

No indignarse al ver que alguien perjudica los intereses de las masas, ni disuadirlo, ni impedir su acción, ni razonar con él, sino dejarle hacer. Este es el octavo tipo.

Considerar que se ha rendido grandes servicios a la revolución y darse aires de veterano; desdeñar las tareas pequeñas pero no estar a la altura de las grandes; ser negligente en el trabajo y flojo en el estudio. Este es el décimo tipo.

El liberalismo proviene del egoísmo de la pequeña burguesía; éste coloca los intereses personales en primer plano y relega los intereses de la revolución al segundo, engendrando así el liberalismo en los terrenos ideológico, político y organizativo. (Tomado de la tesis filosófica “contra el liberalismo” de Mao Zedong)


(facilitador de la Misión Cultura) 11/05/11

mc_hernanb@yahoo.com


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