Dónde nos falló Lina y dónde le fallamos nosotros

Los obituarios lamentando la desaparición física de Lina Ron han sido mucho y a gran escala (muchos centímetros y más de dos columnas a veces) y debo creer que todos fueron publicados por un sentimiento de solidaridad con ella, cuando tal vez ya no lo sienta ni lo necesita. Es como una ley compensatoria; todas y todos al final de nuestros días terminamos siendo un pobrecito o pobrecita. Así sucedía en mi pueblo. Tal despliegue “obituarial” quizás lleve el deseo de perdonarle lo que para mucho fueron sus imprudencias y manifestaciones de intolerancia. Así que desde el día de su desaparición física, muchos y muchas probablemente dejaron caer sobre Lina Ron esa energía negativa de pobrecita.

Lina Ron ya se notaba ausente desde hace mucho tiempo porque se la había colocado un freno a su emoción revolucionaria. Cualquiera, por encima de ella podía tener y se le perdonaba cualquier ligereza o forma de asumir ciertas posiciones. Cuando Lina Ron actuaba siempre alguno o alguna desde este lado asociaba esa emoción con la intolerancia. Ese calificativo o esa manera de verla y reclamarle sus actuaciones la apagó un poco y para decirlo con las palabras de nuestros abuelos, la convirtió en fundamentosa o le doméstico esa vitalidad que demostraba frente a los acontecimientos políticos de desestabilización

Puede sonar como juicio ligero, irresponsable y ofrezco disculpa por ello, pero percibí que Lina Ron fue siempre vista y considerada desde este lado, como una marginal en el peor sentido de la palabra. La calificación de intolerante que casi oficialmente se le adjudico, llevaba un poco ese sentido de marginal. Para otros que en muchos momentos procedieron con la intolerancia, la calificación andaba por lo de radical, pero para Lina Ron, la calificación de radical no cabía, era mucha cosa para ella.

Le doblegaron su carácter y creo que ella misma se convenció (equivocadamente) que su forma de actuar no era la correcta. Vino entonces la Lina fundamentosa y su protagonismo fue esfumándose para luego verla muy protagónica en los obituarios pero así ya no nos sirve para nada. El infartó que sufrió fue suficiente para verla nuevamente en los medios y todos quejándonos y lamentándonos de su desaparición física. Hará falta y algunos extrañaremos a una Lina Ron como la de los primeros años del proceso

Pienso que Lina Ron si desaprovecho sus energías y su particular manera de hacer política. Entendió mal su papel dentro del proceso que vivimos y encausó parte de esas energías para combatir lo que ella creía representaba la peor amenaza para la revolución. Focalizo parte de su energía en combatir la canalla mediática porque suponía que ahí estaba una amenaza inmensa al proceso y decidió como parte de su accionar político enfrentarlo. La canalla mediática claro es parte de una de las amenazas del proceso, pero difícil de precisar su alcance, porque creo que no se ha evaluado la situación para determinar cuánta de la desmovilización y de los votos que hemos perdidos es producto de la campaña de los medios y cuántos es responsabilidad nuestra. Creo que en eso nos falló Lina Ron. Siempre la percibí como la persona ideal para emprender la batalla revolucionaria a lo interno. Pudo ser nuestro pepe grillo.

Su emoción y su valentía eran dos herramientas perfectas para atender la tarea de pelear por un proceso más ajustado al contenido de la propuesta y para erradicar la burocratización en el gobierno y en el partido, pero creyó que su compromiso estaba en otro frente. No la entendimos en ese frente que visualizo y no pudimos plantearle una ampliación de su lucha.

evaristomarcano@vantv.net









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Evaristo Marcano Marín


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