Los empresarios en complicidad con los medios privados, hacen de la clase media su incauta más deseada. Este sector de la población, sensible a la guerra psicológica, tiene el miedo como cédula de identidad y eso lo saben la oligarquía y sus medios.
Los oligarcas del concreto, saben como engañar a la clase media, como seducirla, para que ésta adquiera su necesaria y deseada vivienda con ellos, estafadores y ladrones de oficio; saben que la clave del engaño, está en atacar al Gobierno explotando el problema estructural de la inseguridad.
Cuando vemos la oferta inmobiliaria en revistas especializadas, páginas Web y periódicos, nos encontramos que la promoción de los conjuntos residenciales giran sobre la segregación, la inseguridad-seguridad de la familia y sus bienes, de allí las frases publicitarias: “exclusivo conjunto residencial”, “urbanización con vigilancia privada, etc.
Las inmobiliarias saben como seducir, sus vendedores están entrenados, entre café, jugos, galletas y té hablan de lo humano y lo divino, desarrollan elaborados argumentos sobre la seguridad y afinan sus ataques contra el gobierno, luego expresan sus argumentos de venta: “urbanización con vigilancia privada”, “contamos con vigilancia satelital las 24 horas”, “viva en un ambiente seguro”, “urbanización totalmente cerrada”, “exclusivo conjunto residencial”.
Nunca se imaginaron estas miles de familias de clase media, que bajo esos argumentos se escondía una estafa masiva. Ahora están viviendo en carne propia los desmanes del capitalismo depredador y del poder económico.
Pero la mayor sorpresa de la clase media ha sido ver al Gobierno Revolucionario del Presidente Chávez, actuar con firmeza contra los estafadores y, como San Pedro, recuperar las llaves de los apartamentos para sus legítimos propietarios.
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