Rectificar, confundir, o desautorizar

Definitivamente la acción gubernamental es cada día más confusa, difusa y contradictoria. Esta situación o la percepción que se tiene acerca de ella proviene de la constante y en algunos casos, irresponsable intromisión, desautorización, vuelta atrás por parte del presidente en la toma de decisiones de los ministros, quienes en el cumplimiento de las funciones de sus respectivos cargos y con la autoridad que les brinda el mismo, proceden a ejecutar medidas conducentes al desarrollo de las políticas que uno se imagina provienen de las conocidas e interminables reuniones del famoso consejo de ministros.

Las muestras que señalan esta aseveración abundan, sin embargo podemos nombrar como las más elocuentes:

1. El racionamiento eléctrico.- el 12 de enero se anuncia el racionamiento eléctrico para Caracas, se publica un listado donde se refleja el horario en que no habrá suministro de energía eléctrica de acuerdo a la sectorización hecha por la comisión de energía eléctrica y el público en general se apresta de buena o mala manera para soportarlo. El 13 de enero, apenas a 24 horas de la implantación de la medida, el propio presidente anuncia, no en cadena nacional, sino a través del programa la Hojilla, la suspensión inmediata del racionamiento eléctrico y la destitución del ministro Ángel Rodríguez. Las razones: a pocas horas de la puesta en práctica de la medida se evidenciaron impactos no deseados y para no afectar a nadie se ordena la suspensión inmediata del racionamiento. ¿Será que esta medida, con la magnitud y el alcance que la misma conlleva para el grueso de los sectores residenciales, prestadores de servicios, industriales, en fin , para la población en general; pretende el presidente hacer ver que no fue debidamente analizada en su alcance e influencia y su impacto no fue previsto tanto en costo financiero como en el político, además la manera de ejecutarla se pretende hacer pensar que no obedeció a una planificación sistemática, con una asignación y delegación de funciones previo estudio y evaluación del personal comprometido para llevarla a cabo? Sinceramente, aceptar esto es tan peligroso que raya en lo temerario puesto que es la aseveración por parte del mismo presidente de que estamos a manos de personas irresponsables e incapaces en el cumplimiento de los cargos o funciones a ellos estipuladas o peor aún, evidenciar que su equipo no es apto para el cumplimiento de las asignaciones por él impuestas lo que lo hace aparecer como el único capaz de conducir la nave a buen puerto. Una receta más de Maquiavelo.

2. El decreto de regulación de buhoneros.- en realidad no se trata de un decreto que regule a los buhoneros pero la intención era regular su actividad de comercio informal con alimentos de la cesta básica para de alguna manera frenar la especulación que en este caso es realmente salvaje y que la ejercen de manera impune y sin ningún tipo de control. El caso es que luego de emitida la resolución con la aceptación y el beneplácito de parte de la población (no todos compran a los buhoneros) nuevamente el presidente desautoriza al ministro y con un argumento por demás infantil y carente de toda lógica, echa por tierra la orden de un ministro porque a su particular criterio le parece que el buhonero no es el culpable sino el que le suministra la mercancía. Entonces habría que preguntarse, en el caso de los ministerios de comercio, tierras, salud y alimentación ¿para qué se nombran ministros si en la práctica no pueden actuar? , ¿porqué el presidente debe cuestionar públicamente a todo su gabinete?, ¿hasta cuando el presidente seguirá pidiendo ayuda a sus “colaboradores” para que los logros de la revolución sean conocidos por todos los venezolanos, si a cada instante repite que si no lo dice Aló Presidente no lo dice nadie?, ¿será que el presidente, quien es un excelente comunicador, no conoce o se olvida o simplemente obvia, el poder que tienen en el proceso comunicacional, el manejo de los metamensajes?.

Obviamente al cometer una torpeza o error debemos rectificar la gestión a fin de poder enmendar lo que sea que no se corresponda con el buen proceder pero esto en ningún momento debe servir para generar confusiones en las personas que forman parte del proceso y por la mínima norma de respeto y de liderazgo bien entendido no se pueden andar desautorizando a todo aquel en los que hemos delegado funciones porque simplemente comenzamos a ser vistos como personas autoritarias o en el peor de los casos como lideres de papel que ni delegar sabemos.



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Oscar Alberto Soto

Dirigente de los Círculos Bolivarianos, comunicador alternativo, Director del periódico La Voz del Valle

 lavozdelvalle2@yahoo.es

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