Profesora Jacqueline Richter: salario mínimo a 200 dólares y la libertad de los presos sindicales, no la constituyente obrera

La profesora Jacqueline Richter

La profesora Jacqueline Richter

Credito: C.punto

17-11-25.-La pregunta sobre si hay libertad sindical en Venezuela no toma a Jacqueline Richter por sorpresa. La respuesta tampoco toma por sorpresa a quienes la escuchan: ¿Cómo se puede hablar de libertad sindical en las condiciones actuales de Venezuela? «Desde mayo hasta agosto hay 11 dirigentes sindicales presos, y en total deben ser unos 15», explica Richter. En esta lista se incluye a Robert Franco, dirigente profesoral condenado a 30 años de prisión «por un intento de homicidio no probado»; también, «a los compañeros de Sidor, que todavía están presos, e incluso con uno de ellos que intentó suicidarse».

La profesora se toma el tiempo para conversar sobre el tema que la apasiona: el mundo del trabajo. Por algo, además de mantenerse como docente y dirigente gremial en la UCV y sobrevivir en la jungla laboral venezolana, es directora del Observatorio Venezolano de Libertad Sindical.

«En este contexto, con dirigentes presos sin debido proceso, porque ninguna persona tiene derecho a elegir a su abogado sino que se lo impone el Estado a través de los defensores públicos, es imposible que podamos hablar de libertad sindical», razona. «Y las organizaciones sindicales tienen que tener mucho cuidado con los comunicados que sacan, con las informaciones que den, porque las posibilidades de un proceso penal están a la orden del día. En esas condiciones no hay libertad sindical».

Descarta que haya habido, en la historia reciente de Venezuela, gobiernos obreristas. «Este gobierno nunca lo fue, porque ha sido altamente interventor de la libertad sindical. Con la Constitución de 1999 ya comienza una intervención en la libertad sindical, porque impone un sistema electoral: aun cuando las organizaciones sindicales son organizaciones de la sociedad civil y tienen derecho a elegir cómo hacen sus elecciones, se les impone un sistema universal directo y secreto» y que el proceso se realizara «a través de un órgano del Estado, el CNE, cuya función es elegir funcionarios públicos».

La intervención, expone Richter, se siguió reforzando con la ley de defensa de la nación, «en la cual declara 30 % del territorio nacional como zona de seguridad y se prohíbe protestar en esa zona»; y con la ley de precios justos, que sostiene que quien impida o dificulte la producción de bienes y servicios puede ser privado de libertad hasta por 12 años. «¿Qué es una huelga? Se está constriñendo el derecho a huelga por esta vía». El Código Penal también tiene varias disposiciones, agrega.

La propia ley del trabajo vigente violenta las libertades sindicales, según el análisis de la investigadora. «Para hacer una huelga tienes que meter un pliego, y el inspector tiene que aceptarte el pliego, admitir el pliego. Si no lo admite, no comienza. Hay toda una restricción para el derecho a huelga».

Insiste en que las características de la dirigencia sindical no son problema del Estado ni del patrono: «Es un problema de los movimientos sindicales. Es el propio movimiento sindical» el que debe decidir. Son las agremiadas y los agremiados los que tienen la potestad de actuar. «La autonomía sindical es un derecho básico y es un problema de los trabajadores, no del Estado. En los convenios internacionales siempre se ha dicho que el Estado debe abstenerse de intervenir en la vida de las organizaciones sindicales. Y eso no se está respetando».

-¿Qué más no se está respetando?

-Se destruyó todo el sistema de protección laboral del país. El sistema se basa en algo que ya no existe, que es el salario. El salario es el eje central de todos los derechos laborales, es un mecanismo de cálculo de todos los derechos laborales. ¿Cómo sé cuánto me van a pagar por una hora extra? Dependiendo del salario.

-Son 130 bolívares. Pero la gente cobra bonos.

-Cobra bonos, pero los bonos no salariales no se toman en cuenta para las horas extra, para el bono vacacional, la bonificación de fin de año ni las prestaciones sociales. Y lo peor es que no se toman en cuenta para los aportes a la seguridad social. El sistema de seguridad social terminó siendo vaciado, porque el aporte es 6 % de 130 bolívares. Es decir, nada.

Para la profesora, asegurar que las prestaciones sociales impiden mejorar el salario mínimo es solo un planteamiento teórico. «Ya vivimos procesos de hiperinflación sin salario. No se le puede echar la culpa de la hiperinflación a los salarios y al efecto del salario sobre las prestaciones sociales. No había salario y hubo hiperinflación», recuerda.

Se ha dicho, señala, que las prestaciones sociales supuestamente hunden a las empresas, «pero no hay prestaciones sociales y hay cierre de empresas y las empresas están en recesión». Es decir, que estos argumentos «no son reales y la propiedad realidad te demuestra que no lo son. En cambio, sí aumenta la capacidad de consumo interno sí se genera un efecto cascada sobre la producción. Las prestaciones sociales generaban en Venezuela el efecto cascada en la economía. ¿Qué hacía una persona cuando pedía el adelanto de sus prestaciones sociales? Arreglaba la cocina, cambiaba el carro, movía la economía. Si vas a pintar tu casa, necesitas la pintura y necesitas a alguien que te la pinte, y eso mueve la economía».

Richter asoma que al Estado le interesa tener mano de obra barata y trabajadoras y trabajadores sobreviviendo. «Trabajadores con buenas remuneraciones son trabajadores con capacidad de organización y capacidad de protesta».

-¿Usted piensa que es algo diseñado?

-Por supuesto. Esta universidad vive del trabajo gratuito de su personal obrero, empleados y profesores. ¿Tenemos posibilidad de dedicarle un minuto a la protesta? No, porque venimos a hacer las actividades básicas y salimos corriendo a buscar los reales. Todo el mundo anda en eso. La gente está en pluriempleo; todo el mundo tiene dos o tres trabajos.

-El jefe del Estado dijo recientemente que la clase obrera va a salir en huelga general si hay agresión contra el país. ¿Una gente que no tiene ni salario mínimo va a salir a protestar?

-¿Cómo me voy a declarar en huelga? Yo no vivo del sueldo que está pagando el Estado, y normalmente los trabajadores no viven del único sueldo que les paga un empleador, sino que tienen dos o tres sueldos, y con eso más o menos cubres los gastos básicos de tu casa, la comida. La gente se persigna para no enfermarse, porque sabe lo que va a pasar. Si tenías un chamo y se te caía, no había problema, porque ibas al médico, le ponían un yeso. Ahora, si ves corriendo a tu chamo, piensas «se va a caer, se va a caer», porque si se llega a quebrar, ¿cómo cubro eso? La gente está en la sobrevivencia más elemental, y eso hace que no tengas tiempo para nada.

-¿No habría huelga general si atacan el país?

-Es imposible. La gente no está en condiciones en este momento. La gente tiene dos o tres trabajos: si dejas un trabajo y te declaras en huelga, ¿de qué comes, o cómo pagas tu casa? Además, en la calle no escucho para nada el tema de la invasión, ni a favor, ni en contra. La gente habla de que el dólar está alto, se molesta cuando le tratan de cobrar en euros, sabe que algunos comercios están especulando.

-Si llegara a ocurrir algo así, ¿la clase obrera…?

-Está en la sobrevivencia. Está buscando el sitio más barato para comprar. ¿A qué se dedicaron las mamás a partir de junio? A comprar cuadernos. No te alcanzaba para toda la lista, y entonces empezaste a comprar cosas. Si tienes niños pequeños debes cruzar los dedos para que no le crezcan los pies, porque puede cambiar de zapatos tres veces al año. En esa sobrevivencia cotidiana, ¿en qué momento voy a estar pendiente de una invasión? No es que la gente no sepa. Sí sabe que hay unos barcos, pero no asume que eso tenga que ver con su día a día.

-¿La constituyente obrera puede dar un buen resultado?

-Ese es un rollo del gobierno y de sus organizaciones sindicales. Es un rollo interno. Cada vez que sale la constituyente veo a Maduro, al ministro del Trabajo, a Héctor Rodríguez, pero no he visto a Wills Rangel allí. El otro que aparece es Francisco Torrealba. Es un conflicto interno del chavismo y del sindicalismo chavista que se quiere pasar cuchillo. El rollo del movimiento sindical es otro.

-¿Cuál es?

-Hubo una propuesta, aprobada por el Foro de Diálogo Social, de un método para ajustar el salario mínimo. El método del equilibrio, aprobado por los tres actores. El Ministerio del Trabajo firmó que iba a asumir esa propuesta. Hay una propuesta de las centrales obreras de iniciar la recuperación del salario con 200 dólares mensuales. Es una propuesta que está en la mesa de negociación y que hasta el día de hoy el empresariado ha dicho «ese rollo no es conmigo, porque no estoy pagando más de 200». Sobre 200 dólares en bonos, no en salario.

El método de fijación del salario y los 200 dólares para el salario mínimo; la libertad de los presos sindicales, la libertad plena de todos los presos sindicales; elecciones libres, que el CNE no se siga metiendo en nuestros procesos electorales, como lo hizo la Apucv y la Federación Venezolana de Maestros. Esos son los temas.


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La fuente original de este documento es:
C.punto (https://contrapunto.com/entrevistas-ctp/jacqueline-richter-los-temas-del-sindicalismo-son-el-salario-minimo-a-200-dolares-y-la-libertad-de-los-presos-sindicales-no-la-constituyente-obrera/)



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