Recientemente se realizó la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, en Cochabamba, Bolivia; donde se reunieron 129 países del mundo para presentar sus propuestas y enfrentar el capitalismo, como primer responsable de la destrucción del planeta, destructor del ecosistema, de la biodiversidad y responsable de la contaminación ambiental.
En el denominado Acuerdo de los Pueblos, acordado en dicha conferencia, se destaca que: “Hoy, nuestra Madre Tierra está herida y el futuro de la humanidad está en peligro. De incrementarse el calentamiento global en más de 2°C, a lo que nos conduciría el llamado “Entendimiento de Copenhague”, existe el 50% de probabilidades de que los daños provocados a nuestra Madre Tierra sean totalmente irreversibles. Entre un 20% y un 30% de las especies estaría en peligro de desaparecer. Grandes extensiones de bosques serían afectadas, las sequías e inundaciones afectarían diferentes regiones del planeta, se extenderían los desiertos y se agravaría el derretimiento de los polos y los glaciares en los Andes y los Himalayas. Muchos Estados insulares desaparecerían y el África sufriría un incremento de la temperatura de más de 3°C. Así mismo, se reduciría la producción de alimentos en el mundo con efectos catastróficos para la supervivencia de los habitantes de vastas regiones del planeta, y se incrementaría de forma dramática el número de hambrientos en el mundo, que ya sobrepasa la cifra de 1.020 millones de personas”.
De la misma manera, se destaca que el sistema capitalista ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado, ya que este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites, separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre ella, para convertir todo en mercancía: el agua, la tierra, el genoma humano, las culturas ancestrales, la biodiversidad, la justicia, la ética, los derechos de los pueblos, la muerte y la vida misma. Bajo ese sistema, la Madre Tierra se convierte en fuente sólo de materias primas y los seres humanos en medios de producción y consumidores.
Sin duda, la humanidad está frente a un gran dilema: continuar por el camino del capitalismo, la depredación y la muerte, o emprender el camino de la armonía con la naturaleza y el respeto a la vida. Por ello, el Acuerdo de los Pueblos plantea: “…a los pueblos del mundo la recuperación, revalorización y fortalecimiento de los conocimientos, sabidurías y prácticas ancestrales de los Pueblos Indígenas, afirmados en la vivencia y propuesta de “Vivir Bien”, reconociendo a la Madre Tierra como un ser vivo, con el cual tenemos una relación indivisible, interdependiente, complementaria y espiritual. Para enfrentar el cambio climático debemos reconocer a la Madre Tierra como la fuente de la vida y forjar un nuevo sistema basado en los principios de: armonía y equilibrio entre todos y con todo, complementariedad, solidaridad, y equidad, bienestar colectivo y satisfacción de las necesidades fundamentales de todos en armonía con la Madre Tierra, respeto a los Derechos de la Madre Tierra y a los Derechos Humanos, reconocimiento del ser humano por lo que es y no por lo que tiene, eliminación de toda forma de colonialismo, imperialismo e intervencionismo y paz entre los pueblos y con la Madre Tierra”.
Y destaca que el modelo que se propugna no es el del desarrollo destructivo, sino que los países necesitan producir bienes y servicios para satisfacer las necesidades fundamentales de su población, pero de ninguna manera pueden continuar por el camino de ese desarrollo. Se recuerda que en la actualidad ya se ha excedido en más de un 30% la capacidad del planeta para regenerarse.
II
En Abril de 2009, con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Tierra, con una gran concentración en el Municipio Machiques de Perijá, en el estado Zulia, los pueblos indígenas respaldaron las políticas del Gobierno Nacional en contra de la explotación de los recursos naturales, lucha librada por nuestras etnias originarias desde hace muchos años. Así mismo, el apoyo a la demarcación de las tierras indígenas y al plan integral para la defensa, desarrollo y consolidación de los municipios fronterizos del estado Zulia.
Allí, la Ministra del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, manifestó que el planeta Tierra es el asiento de todos los seres humanos y en el caso de los pueblos indígenas, forma parte integral de su cosmovisión, por lo que es importante destacar que desde el Gobierno Nacional se han impulsado importantes acciones para la preservación de los recursos naturales; que pese al sistema imperante en el mundo, en el que el hombre se impone al propio hombre, el respeto al medio ambiente ha sido fundamental en el gobierno del Presidente Hugo Chávez; que se trabaja arduamente en el proyecto de demarcación de las tierras indígenas. Y agregó: “Pero allí no culmina el trabajo de los indígenas, pues luego se pasará al proceso de consolidación del territorio; para ello las comisiones presidenciales ya trabajan en la elaboración de los proyectos que resolverán las necesidades de las comunidades”.
Ahora bien, es importante resaltar acá que los derechos territoriales indígenas, que incluyen el derecho a la seguridad jurídica territorial, son originarios. Que el Estado Venezolano ha reconocido constitucionalmente que los pueblos indígenas son históricamente titulares de dichos espacios; y que mediante ley nacional “se los devuelve”, para que sean autogestionados por ellos mismos. Todo esto es plenamente compatible con la diversidad de formas de propiedad que se deben desarrollar en nuestra revolución, para garantizar la vigencia de nuestro socialismo indoamericano.
Dijo un especialista en derechos indígenas que: “Las riquezas naturales existentes en dichos espacios territoriales, pueden desarrollarse cogestionariamente con los pueblos respectivos, siempre y cuando: a) no se vulneren sus modos de vida actuales y futuros (aspecto determinado por la evaluación sociocultural y ambiental previa), b) que tengan conciencia plena de las consecuencias de dichos desarrollos (mediante procesos de consulta previa informada en el seno de todas las comunidades indígenas involucradas) para decidir su aprobación o no, y c) que sean reales protagonistas de sus propios procesos sociohistóricos (al respetarse las cosmovisiones sociopolíticas propias y sus modos ancestrales de toma colectiva de decisiones)”.
Que los derechos de nuestros indígenas están íntimamente fundamentados en su propia concepción del espacio, la cual forma parte de su propio universo cultural-simbólico. Y que debe ser respetada como sistema fundacional de la pluriculturalidad establecida en la Constitución Bolivariana y garantizada como elemento constituyente de nuestro patrimonio cultural autóctono.
Que como los mismos indígenas reiteradamente han dicho y defendido: “La Tierra es la vida”. Y que por eso es que sin ella la cultura indígena, como riqueza en sí misma y como propuesta cultural para el resto de la sociedad, desaparecería.
Es por ello, que debemos seguir luchando por la construcción del Socialismo, único sistema que reconoce los derechos de la Madre Tierra y de todos los seres vivos que en ella habitan. Como dijo el Presidente Evo Morales: “Ha llegado el momento de reconocer que la Tierra no nos pertenece, sino que nosotros pertenecemos a la Tierra”.
¡Patria Socialista o muerte!!.
Venceremos!!.
sentirbolivarianobarinas@gmail.com