Inicio del mes de octubre y lo hacemos en medio de conmemoraciones. La primera, la del asesinato de Robert Serra y María Herrera, cuando iniciaba si se quiere, el ciclo de Nicolás Maduro al frente de los destinos del país. Ocurrida en el año 2014, cuando se iniciaba el escalamiento de las agresiones contra Venezuela, pensando que, con la muerte del Comandante Chávez, Maduro no duraría ni tres semanas en el poder. Y lleva 12 años y contando.

También en el inicio de octubre, y de manera mucho más cercana, es inevitable recordar como la pandemia de la Covid 19 nos arrebató personas importantes en nuestras vidas, nos arrebató afectos. Y uno de ellos muy brevemente, puesto que ya en otras oportunidades ya lo he hecho, he escrito sobre él y nunca será suficiente cuando nos referimos de un extraordinario militar, cuadro político revolucionario, ideólogo, formador, hijo, hermano, padre, amigo… Me refiero al Comandante William Ernesto Izarra Caldera, uno de los impulsores de la democracia directa y de la formación ideológica revolucionaria. Los caminos de la vida y de la revolución hicieron que nos encontráramos, y que a su vez el Comandante Izarra me conectará con personas desde un Isaías Rodríguez, Clodovaldo Hernández, Jessica Sosa, hasta un Freddy García, Yurani Godoy, Marisol Olmeta o Papelón Sosa. Y hace cuatro años, se dice rápido, pero duele igual, el Comandante Izarra cambio de paisaje, convirtiéndose en parte de esa energía morfogénetica que nos impulsa y señala, y que a pesar de todas las dificultades y obstáculos que traten de ponernos en el camino, siempre obtendremos la victoria en estos caminos de la Revolución.

Es inevitable no recordar aquella mañana del 1 de octubre cuando despertaba, tal vez por eso al momento de escribir estas líneas me pasó igual, desperté tan temprano, y en mi teléfono tenía un mensaje de mi entrañable amiga, Sonia Campos, quien con una voz quebrada que hacían imaginar las lágrimas que en esos momentos vertían sus ojos, cuando me informaba sobre la partida del Comandante Izarra. Inmediatamente también me puse a llorar.

Pero en estos tiempos de amenazas, y de escaladas militares desde hace casi ya dos meses, como lo señalaba en el día de ayer el Presidente Nicolás Maduro Moros, quien de manera merecida obtuvo su primer doctorado Honoris Causa en Seguridad y Defensa de la Nación en la celebración de los 15 años del nacimiento de la Universidad Militar Bolivariana (Antigua Academia Militar de Venezuela) que es parte de los legados (no del legado) que nos dejó Hugo Chávez Frías. Tanto el Comandante Chávez como el Comandante Izarra, más allá de sus cambios de paisaje de ambos, hubiesen querido que tomáramos sus fusiles y siguiéramos en combate.

Por esa razón, es que, aunque pueda parecer frío, quisimos el día de hoy como homenaje al momento del cambio de paisaje de nuestro querido amigo y mentor para muchos y muchas de nosotros y nosotras, del Comandante William Izarra, que desde esta columna escribimos sobre el tema que a continuación vamos a desarrollar como un digno tributo a su memoria.

Siempre en el discurso militante damos la respuesta a los temas y a las declaraciones agresivas de los gringos. Pero no podemos olvidar que debemos dotar a nuestro pueblo de razones sagradas no solo para la resistencia heroica que estamos teniendo en estos momentos, sino de razones sagradas para luchar.

Además de comprender porque justamente en este momento, a pesar de los dos meses que tiene la administración Trump parte 2, de estas amenazas de agresión militar contra Venezuela, que no son casuales ni fortuitas.

Un 6 de marzo del año 2015, el entonces Secretario del Tesoro de los Estados Unidos de Norteamérica, Jacob Lew escribía al Congreso de ese país para que este elevará el techo de la deuda de ese país, para evitar una "crisis financiera".

Sobre todo, la comunicación de esa fecha es una de las más importantes, ya que Lew alertaba al parlamento estadounidense que el Tesoro se "vería obligado a tomar medidas extraordinarias para seguir financiando al gobierno sino se aprobaba un aumento antes de que la deuda alcanzará su límite máximo".

Tres días después de esa carta de Lew, el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama y su Vicepresidente Joe Biden, firmaban la Orden Ejecutiva 13.692, declarando a la República Bolivariana de Venezuela como "amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de Estados Unidos", iniciando el camino del bloqueo, de agresiones económicas, comerciales y financieras, de las todavía denominadas medidas coercitivas unilaterales.

Diez años después de este hecho, y mientras pensábamos inicialmente escribir sobre el Comandante Izarra, nos topamos con la información, de que, en este inicio del mes de octubre, arranca con un cierre parcial del gobierno federal de los Estados Unidos, después de que el Senado de ese país bloqueara la extensión de fondos.

Esto es porque los demócratas, partido de oposición en estos momentos, y en su inmensa mayoría, votaron en contra de la medida republicana de un aumento del techo de la deuda y de otorgamiento de fondos, y esto provocará el primer cierre desde el primer mandato del presidente Donald Trump.

Este desacuerdo o no aprobación en el Senado hace que comience este mes de octubre con el cierre parcial del gobierno federal como hemos indicado, lo que se traduce en una afectación en principio de 2 millones de trabajadores y trabajadoras federales, algunos de los cuales podrían perder definitivamente sus empleos ante los recortes presupuestarios que esta decisión ocasionará.

Si a eso le agregamos que pese a la política de aranceles impuestas desde este segundo mandato de Trump a varios países en el mundo, se ha traducido que esa crisis económica la está pagando el ciudadano y la ciudadana estadounidense de a pie, al meter el gobierno literalmente las manos en sus bolsillos, traducido esto en un aumento en los índices de inflación en ese país, y volviendo más ricos a una élite.

Por eso hay una expresión popular que señala: "La historia se repite, unas veces como comedia y otra como tragedia".

Prácticamente diez años después de la carta de Lew, se está repitiendo con variantes la situación en Estados Unidos. Aunque con algunos agravantes que demuestran su decadencia y su crisis.

Otra de las razones del desespero imperial y por las ansias de intervenir en Venezuela. Acá abundan los recursos que les permitiría a ellos sortear la crisis.

Pero pese a todas estas circunstancias de nuevas dificultades, queremos cerrar esta nota con una dosis de esperanza y optimismo en el sentido de que a partir de hoy arranca la navidad en Venezuela, decretado si las cuentas nos dan, por tercer año consecutivo por el Presidente Nicolás Maduro. No dejemos que el miedo nos robe la esperanza y mucho menos la alegría. Mantengamos la guardia en alto, pero a su vez preparémonos para estas navidades en unión familiar y en paz.

¡Bolívar y Chávez viven y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!

¡Independencia y Patria Socialista!

¡Viviremos y Venceremos!