Si no derrotamos a los agentes gringos internos, no podemos frenar el imperio

Todo proceso de cambio, en cualquier lugar del planeta, encontrará siempre una resistencia interna,  que bien podría definirse como natural. La resistencia de quienes pierden privilegios.
Adicional a esa resistencia, en muchos casos, surge otra. La resistencia externa, la alimentada por intereses geopoliticos y económicos, la resistencia de los imperios.

Venezuela y su Revolucion Bilivariana no son la excepción. La oligarquía criolla vio clarámente y desde el primer día, que Hugo Chávez, sus ideales bolivarianos y su propuesta de fundar una nueva república eran una amenaza a sus intereses. Desde el vamos comenzaron su lucha por impedir que se llamara a constituyente y se elaborara una nueva constitución.

Los gringos lo detectaron desde antes y no se quedaron de brazos cruzados.
Para el momento que la Revolución Bolivariana cumplía apenas cuatro años, ya habia tenido que soportar dos huelgas generales, un golpe de Estado, sangrientas guarimbas y el sabotaje mas cruento, en la historia de la humanidad contra una empresa (PDVSA).

En este tipo de lucha, el enemigo más peligroso es obviamente el externo, el imperio. Sin embargo, éste poco puede hacer sin la participación de los cipayos internos. Estos deben crear las condiciones que los conduzcan a romper los lazos que unen al pueblo con el gobierno revolucionario.
Para ello normalmente recurren a tres practicas a saber:
1. Descrédito del gobierno con acusaciones de corrupción, abusos, apropiación de niños, expropiación de bienes (casas y vehículos), afectación de la educación, etc.
2. Destrucción de la paz ciudadana mediante la ejecusion de acciones violentas, terrorismo, saboteo, escasez y más.
3. Ataque a la moneda para generar devaluacion y con ello invasión.

Todo lo que hasta ahora hemos dicho, se ha repetido paso a paso en muchos países. Lamentablemente el gobierno de Venezuela parece no tenerlo claro.
La oposición venezolana, actuando como agentes norteamericanos, ha hecho lo que le ha venido en gana para desarrollar las tres prácticas antes mencionadas.
El gobierno revolucionario, por su parte, no ha sido capaz de imponer la ley con firmeza. Habiendo convocado a dos constituyentes no ha creado leyes duras y claras que le permitan castigar severamente delitos como traición a la patria, llamados a la violencia,  acaparamiento, especulación, bachaqueo, etc

En resumen, para poder frenar al imperio es necesario acabar con la colaboracion interna. Mientras el gobierno venezolano no actúe en esta dirección y no sean apresados y expropiados de sus bienes quienes  atenten contra el pueblo venezolano, viviremos el drama actual.



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Alexis Arellano


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