Los hay cobardes y los hay cipayos

Cuando uno ve a un personajillo como Peña Nieto bajar la cabeza y guardar silencio, cuando Donal Trump le ordena dejar dejar de hablar pendejadas, so pena de no reunirse más con él  y cuando se entera que el silencio ordenado por el gringo se refiere al pago o no del muro que éste construye; obligado está a concluir que el mexicano es un pobre diablo por el cual no debe correr ni una una gota de la sangre de Emiliano Zapata.
 
Ese es el verdadero cipayo, el que acepta tener amo, el que se subordina a un extranjero, el como él ataca a un pueblo hermano para satisfacer a quien, desprecia y hace daño a su propio pueblo.
 
Ahora, cuando uno ve a Tabaré Vázquez aceptar que acompañó la decisión de sancionar a una nación entera por miedo a que los paises grandes del Mercosur tomaran acciones contra Uruguay, no puede evitar pensar en el gran José Gervasio Artigas. 
 
¿Se imagina usted que el gran Artigas hubiese sido tan cobarde como Tabaré?
Pero claro, una cosa son los grandes y otra muy diferente los cobardes.
 
Tabaré forma parte de estos últimos, pues como responsable de la política exterior de su país, se subordina por cobarde y para colmo, es tan indigno que lo reconoce ante su propio pueblo y el mundo.
 
Más indigno, imposible.
 
Ahora, ¿Quienes respaldan a seres como Peña Nieto y Tabaré? 
No creo que sean los dignos, patriotas y valientes. Usted dirá


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Alexis Arellano


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