Mas vale tarde que nunca

Por fin se hace realidad lo que era un sueño revolucionario, desde que eramos chamos, en la época de las UTC, (Unidades Tácticas de Combate) que eran las unidades que teníamos no para sembrar terror ni para ir de rodillas ante la URSS, China o Cuba a pedir que nos invadieran sino para asestarle golpes más que todo propagandísticos al oprobioso régimen, que hizo del "Disparen primero y averiguen despúes", de la "Operación Vanguardia" y de las "Desapariciones forzosas", principios fundamentales, en la política de Estado para combatir al adversario político, que se oponía a la conducta pitiyanqui, de quienes estaban entregando palmo a palmo la dignidad y la soberanía de nuestra amada patria.

Por fín nos deslastramos de la verguenza de pertenecer al ministerio para la administración de colonías de Estados Unidos de Norteamérica o la Organización de Cobras Amaestradas. Léase Organización de Estados Americanos (OEA), que nació torcida y su peor estigma, es que la sede sea Nueva York, el ícono mundial de la desigualdad, exclusión, racismo e históricamente el sepulcro de los Derechos Humanos.

Nuestra adversión contra la OEA, nace cuando en 1962, un venezolano, Ignacio Luís Arcaya, bautizado entonces como "El Canciller de la dignidad", destapó la olla y nos enseñó a jóvenes y adolescentes de la época la podredumbre que había en las entrañas de aquella cosa, cuando en un gesto de gallardía, cuestionó en la Conferencia de Punta del Este, la entente que se tejía contra la naciente hermana Cuba Revolucionaria y abandonó el sillón que ocupaba Venezuela, para negar su voto contra la expulsión de Cuba del sistema interamericano, por el solo hecho de que su pueblo había decidido ser libre, dignificarla y del burdel para el turismo sexual, en que los gringos habían convertido a la isla, el Caimán del Caribe, recuperarla como la patria de José Martí, echando a los chulos y proxenetas que se había apoderado de la Habana, que ahora con la llegada de Fidel, El Ché, Camilo y sus barbudos se alzaba con orgullo, como la capital de la dignidad en el continente.

Luego vendría la invasión a República Dominicana, contra el presidente Juan Bosh, cuando el inefable Elías Wessin y Wessin, le sirvió de cipayo a los Marines gringos para que hicieran del pueblo moreno, blanco de su odio racista y de sus arrebatos de superioridad. La sangre latina sirvió de alfombra roja en las calles de Quisqueya, para que se paseara la bota imperial, por supuesto con la férrea y patríotica oposición del Coronel Francisco Caamaño Deñó, que enfrentó con coraje a los forajidos invasores, que con la bendición de la OEA, fueron a "liberar a los dominicanos" de un dictador electo por mayoría abrumadora del pueblo.

Ese sentimiento contra el ministerio de colonias de USA, sería reforzado con el aguinaldo que la criminal águila imperial dio a los panameños el 20 de diciembre de 1989,cuando Chorrillos, ardió como un infierno por la lluvia de bombas, que le lanzó la aviación del país defensor de los derechos humsnos, dejando miles de inocentes sepultados en los escombros del barrio más grande de América Latina También cen esta oportunidad USA, contó con el aval de las cobras amaestradas. Luego vendría la Guerra de las Malvinas, donde el TIAR, (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca ) y OEA, se pusieron al servicio del Reino Unido, para que preservara su oprobioso sistema colonialista, en un territorio de la patria grande. Sin contar la criminal barrida de los Marines contra Granada.

Con las posiciones del insulso José Miguel Insulsa, contra la Revolución Bolivariana, siempre nos preguntamos: ¿Que hace la Venezuela Bolivariana, libre, digna e independiente en ese estercolero del imperio, como es la mal llamada OEA?, cuando tenemos, el ALBA, UNASUR y la CELAC, como foros válidos y precisos para discutir y buscar solución a nuestros problemas y diferencias regionales?

Ahora con la llegada a la Secretaria General de Luis Almugre, perdón Almagro, nos pregutábamos con mayor vehemencia ¿Hasta cuando vamos a soportar las tropelías de este "Chupamedias" del imperio? Hasta que finalmente nuestro gobierno honró la memoria del Comandante Eterno Hugo Chávez Frías y entregó la renuncia de Venezuela, a la membresía de ese adefesio de la historia, del cual no hay un solo miembro que haya obtenido algún beneficio. Por eso decimos como "El burro mocho" Más vale tarde



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Cástor Díaz

Periodista CNP 2414

 cd2620@gmail.com

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