Se avecina nueva era de integración en América Latina

Para las oligarquías genuflexas y apátridas latinoamericanas ha pasado una catástrofe, llegó el 20 de enero de 2017 el coco, perdón, el Presidente de los Estados Unidos de América Señor Donald Trump, hecho que ha generado un pandemónium acerca del futuro del actual orden global, no puedo ocultar mi doble alegría por cuanto, primero se fue el “motolito” de Obama y segundo “Killary” Clinton: fue, llegó y perdió.

Sin embargo, ya dejando a un lado los malos chistes, existe una realidad latente en el ambiente y que debemos aprovechar al máximo los que amamos la Patria Grande Latinoamericana, Estados Unidos pretende con esta Administración volver al nacionalismo económico o a una especie de autarquía económica, que implica los más profundos cambios en su política en sentido amplio de los últimos 40 años.

La ola neoliberal de la época de los 80 y 90 ha tocado fondo y se ve en los resultados electorales, todas las grandes compañías manufactureras norteamericanas, migraron a otros países donde el rendimiento del capital es groseramente exagerado, producto de mano de obra cuasi esclava y marcos jurídicos casi inexistentes para lograr la explotación no solamente de los trabajadores de China, México, Indonesia, entre otros; sino el desfalco y exterminación de la clase media norteamericana.

Las oligarquías latinoamericanas, entre ellas la venezolana, parásita de la renta petrolera durante un siglo, veía la llegada de Clinton como una garantía para poner el epitafio a la Revolución Bolivariana y hemisférica que comenzó el Comandante Supremo Hugo Chávez y que caracterizó el principio del siglo XXI con Lula y Kichner, sobre todo por las victorias relativas que la derecha había logrado de manera electoral en países como Argentina y de manera fraudulenta en Brasil y Paraguay. No quiero decir con esto que no existe peligro con la administración republicana, pero la historia ha demostrado lo contrario, las prioridades de Trump como buen hombre de negocios son otras y no un atajo de gentuza, perdedora, fracasada y rencorosa como es la fauna política opositora al Presidente Maduro.

Una vez escuchando al Sabio Fidel Castro, dijo algo así como: el principal aliado del mundo explotado era el pueblo norteamericano, en mi particular creo que son excelentes personas, honestas, emprendedoras, admiro su capacidad de trabajo y hasta les agradezco a ellos y a los soviéticos que hayan mandado al infierno a Hitler; sin embargo su clase dirigente ha hecho un desastre global, producto de querer instaurar el neoliberalismo y su sistema político.

Los tratados de libre comercio, Trump, los va a revisar, renegociar, denunciar o no los firmará; me imagino que personajes como el adulante presidente del Perú Pedro Pablo “kochinqui” tendrá que tomar guarapos de moringa, pero el Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico de Asociación Económica está tan muerto como el ALCA, es por esta razón que inevitablemente los criterios de asociación en el nuevo orden que decretó el día de su juramentación, estarán supeditados a criterios civilizatorios, es decir, volverán las aguas a su curso natural, la primera persona con la que se reunirá el magnate como Jefe de Estado es con Theresa May Primera Ministra del Reino Unido, socio natural, principal aliado histórico de su Nación, no se reunirá con un troglodita monarca del Golfo Pérsico para hablar de cómo tratan a las miss universo.

Obviamente, me alegra que quiera proporcionar la mayor suma de felicidad posible el Presidente Trump a su Pueblo, se lo merecen, han sido explotados brutalmente y les han quitado desde Reagan hasta la actualidad sus modos de vida, su seguridad social, les han negado la educación, han despilfarrado una infinita fortuna en armas. Si vuelven los puestos de trabajos a los estados centrales, donde se fabricaban los confortables automóviles, donde se cultivan los cereales y pastan los mejores animales, indudablemente que tendrá un mayor consumo de energía y un crecimiento económico sostenible, lo que haría bien no solamente a los USA, sino a la economía global, entre ellas la latinoamericana dependiente de las materias primas y del petróleo.

Esto no es nuevo, ni estoy descubriendo el agua tibia, ya de esto se ha gastado tinta y teclas; desde Arnold Toynbee hasta Samuel Huntington, los países los une criterios civilizatorios, la lengua, la idiosincrasia, la religión, la comida, la música, el amor, las artes; no los une el dinero, al contrario, crea un abismo; es por ello que estamos contemplando el fin de una era, los mexicanos firmaron hace unos 20 años el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en el cual unos insignificantes oligarcas pretendieron borrar de un plumazo milenios de historia humana con sus hermanos latinoamericanos y caribeños, estos detentadores del status quo son los grandes perdedores del mundo que está dando sus estertores, por eso los hijos de Zapata y Pancho Villa, así como el resto de Latinoamérica en mi opinión podría estar a las puertas de una segunda ola de integración, que superaría a cualquier intento anterior.

 



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Jesús Millán Alejos


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