La Carta Democrática Interamericana: instrumento inservible para las necesidades de las masas

El tema que está en el tapete comunicacional por estos días en Venezuela, es sin duda alguna la posible activación de la Carta Democrática Interamericana, debido a las intenciones del Gobierno de Maduro, según el secretario general de la OEA  y voceros de la MUD, de desconocer a la Asamblea Nacional y de actuar de espaldas a la democracia. En primer lugar, es conveniente conocer algunos artículos del documento en cuestión:

“I
La democracia y el sistema interamericano
 Artículo 1
 Los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla.
 La democracia es esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos de las Américas.
 Artículo 2
 El ejercicio efectivo de la democracia representativa es la base del estado de derecho y los regímenes constitucionales de los Estados Miembros de la Organización de los Estados Americanos. La democracia representativa se refuerza y profundiza con la participación permanente, ética y responsable de la ciudadanía en un marco de legalidad conforme al respectivo orden constitucional.
 Artículo 9
 La eliminación de toda forma de discriminación, especialmente la discriminación de género, étnica y racial, y de las diversas formas de intolerancia, así como la promoción y protección de los derechos humanos de los pueblos indígenas y los migrantes y el respeto a la diversidad étnica, cultural y religiosa en las Américas, contribuyen al fortalecimiento de la democracia y la participación ciudadana.
 Artículo 10
 La promoción y el fortalecimiento de la democracia requieren el ejercicio pleno y eficaz de los derechos de los trabajadores y la aplicación de normas laborales básicas, tal como están consagradas en la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativa a los Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo y su Seguimiento, adoptada en 1998, así como en otras convenciones básicas afines de la OIT. La democracia se fortalece con el mejoramiento de las condiciones laborales y la calidad de vida de los trabajadores del Hemisferio.
 III
Democracia, desarrollo integral y combate a la pobreza
 Artículo 11
 La democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes y se refuerzan mutuamente.
 Artículo 12
 La pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia. Los Estados Miembros de la OEA se comprometen a adoptar y ejecutar todas las acciones necesarias para la creación de empleo productivo, la reducción de la pobreza y la erradicación de la pobreza extrema, teniendo en cuenta las diferentes realidades y condiciones económicas de los países del Hemisferio. Este compromiso común frente a los problemas del desarrollo y la pobreza también destaca la importancia de mantener los equilibrios macroeconómicos y el imperativo de fortalecer la cohesión social y la democracia.

 Artículo 13
La promoción y observancia de los derechos económicos, sociales y culturales son consustanciales al desarrollo integral, al crecimiento económico con equidad y a la consolidación de la democracia en los Estados del Hemisferio.
 Artículo 14
 Los Estados Miembros acuerdan examinar periódicamente las acciones adoptadas y ejecutadas por la Organización encaminadas a fomentar el diálogo, la cooperación para el desarrollo integral y el combate a la pobreza en el Hemisferio, y tomar las medidas oportunas para promover estos objetivos”
http://www.oas.org/OASpage/esp/Documentos/Carta_Democratica.htm

Ahora bien, ante la grave situación socioeconómica que afecta a Venezuela, y se manifiesta fuertemente en el altísimo costo de la vida y el avance sostenido de la pobreza, en el contexto de una importante reducción de las reservas internacionales, del ingreso de dólares por el negocio petrolero y del PIB, cabe preguntarse, ¿en qué sentido beneficiaría la activación de dicha Carta, considerando que justamente allí se hace referencia al combate de la pobreza en los Estados miembros de la OEA? De entrada la Carta Democrática Interamericana es un instrumento nacido en el seno de un organismo que siempre ha estado al servicio del Statu Quo capitalista, fiel aliado de los intereses estadounidenses y sus socios. “Curiosamente” tal Carta fue aprobada el mismo día de los atentados terroristas contra el World Trade Center de Nueva York, y además es un documento que de forma explícita apoya la democracia representativa, y ésta no defiende  precisamente a los más necesitados, de acuerdo a lo que ha indicado la realidad social americana.

Entonces, ¿cómo es que la Carta Democrática Interamericana plantea el combate y la reducción de la pobreza? Simplemente no es más que un gigantesco engaño y una de las contradicciones más grandes en la historia del sistema capitalista y de la mal llamada democracia, que en verdad es el Gobierno de los ricos, con los ricos y para los ricos; una democracia burguesa sostenida por Gobiernos demagogos y populistas de derecha y de “izquierda”, cuyos discursos han girado permanentemente en torno a la erradicación de la pobreza, el fomento del empleo de calidad, el mejoramiento de las condiciones de los asalariados, el estímulo a los agricultores más humildes, y en general la promesa de una mejor calidad de vida a las masas. Para entender mejor cómo dicha Carta no es más que otro instrumento al servicio de las burguesías locales y globales, con su énfasis en aspectos político-jurídicos y electorales, se hacen los siguientes comentarios:

En el artículo 9 se plantea eliminar toda forma de discriminación y proteger a los indígenas, por ejemplo. ¿Y acaso la OEA ha hecho algo respecto al brutal sometimiento que aún padecen los aborígenes desde México hasta Chile, por parte de las élites?, ¿cuál es la posición de la OEA ante el estado de miseria en el que se encuentran centenares de miles de indígenas y mestizos, gracias, entre otras cosas, al arrebato de sus tierras para beneficio de diversas transnacionales, cortesía de las “democracias” defendidas por instrumentos como la Carta Democrática Interamericana?

Cuando se hace mención de los derechos de los trabajadores en el artículo 10, llegaron al colmo del cinismo los redactores de la Carta. Basta con observar las condiciones laborales y salariales de millones en todo el continente americano, para saber que dicho instrumento es letra muerta en este sentido, un mero formalismo para intentar demostrar que es un documento con altura humanitaria y filantrópica. Si fuera lo contrario, se activaría la Carta día a día incluso en el caso de la “excelsa democracia” estadounidense, que trata como basura a los trabajadores extranjeros, con contadas excepciones.

Igualmente consideraron los redactores de la Carta, que a mayor desarrollo menos pobreza. Totalmente falso, pues el hecho de que haya abundante empleo productivo (no confundir con pleno empleo, uno de los mitos capitalistas), como en Estados Unidos, Colombia, Chile, Perú y Brasil, no ha garantizado la erradicación de la pobreza, imposibilitando así  una vida digna para millones de ciudadanos, que en algunos casos no tienen ingresos suficientes ni para alimentarse adecuadamente. Jamás los voceros de un organismo como la OEA dirán algo sobre el hecho de que los capitalistas han acumulado y multiplicado el dinero gracias, en buena medida, al pago insuficiente que reciben los trabajadores. La mano de obra barata es un factor indispensable para que se perpetúe la economía de la “libre” competencia. La OEA, a fin de cuentas, defiende a la democracia representativo-burguesa, tal como se expone con claridad en la Carta Democrática Interamericana.

De manera que en Venezuela, donde la pobreza ha aumentado estos últimos años, producto de algunas medidas tomadas por el Gobierno “socialista” en el contexto de un Estado burgués fuerte a pesar de la “crisis” capitalista, la activación de la Carta Democrática Interamericana no tendrá ningún efecto sobre las necesidades de millones. Si tanto para las autoridades “revolucionarias” como para la “oposición” de derecha,  ha importado poco el padecimiento de la mayoría, que una vez más se ha visto sometida a los caprichos de capitalistas locales y globales, menos importa para la OEA, cuyos burócratas, bien cómodos en sus oficinas y gozando de una serie de privilegios, no tienen ni tendrán jamás idea de lo que es ser pobre o miserable en nuestros países “tan democráticos”. ¿Acaso Luis Almagro (secretario de la OEA) sería capaz de entender que los mismos capitalistas son responsables de la “crisis” global del sistema que tanto aman y defienden, y que tanto perjudica tanto a la economía venezolana?, ¿condenará el sujeto aquí mencionado a Maduro por medidas como la liberación irracional de precios, la devaluación, el notable endeudamiento externo, y otras que tanto han perjudicado a los pobres?

En consecuencia, ¿qué significa activar para Venezuela un instrumento que en teoría defiende las necesidades de millones de ciudadanos, pero que en la realidad se deslinda de problemas bien graves como la pobreza masiva? Quizá la fulana Carta termine por ser invocada, y afectar tarde o temprano al Gobierno de Maduro, pero lo cierto es que no hay interés alguno por parte de la OEA en ayudar a resolver problemas cotidianos de las personas comunes, originados por la misma dinámica de la democracia representativa tan protegida por el Orden Interamericano. En definitiva, loa asuntos que realmente importan a la OEA y sus burócratas, son los relacionados al sostenimiento del capitalismo y la defensa de la democracia burguesa, tratando, entre otras cosas, de ayudar a dirimir las diferencias entre los poderosos. Los pobres en Venezuela y el resto de América a duras penas existen para los poderes económico y político; los necesitados sólo son importantes como mano de obra generalmente barata, como consumidores, como votantes en cada proceso eleccionario (léase circo electoral) que garantiza la continuidad de la seudodemocracia, e incluso como mercancía.

A manera de conclusión, sólo el pueblo necesitado se salvará así mismo, mientras que las élites seguirán con su festín económico y la lucha entre ellas por obtener o mantener cuotas de poder, perjudicando en el proceso a millones y millones de seres, cada vez más explotados, humillados y vilipendiados. Organismos como la OEA continuarán sirviendo a sus amos: los capitalistas y los gobiernos proburgueses (incluidos los de seudoizquierda o “progresistas”), y documentos como la Carta Democrática Interamericana, seguirán apoyando a la democracia representativa, tratando de resolver conflictos de intereses entre las élites, y haciéndose de la vista gorda respecto a los problemas cotidianos del ciudadano común. En el caso de dicha Carta, se ha ocultado su verdadera intencionalidad con una redacción bien cargada de humanitarismo.



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Rubén Alexis Hernández

Licenciado en Historia, Magíster en Historia de Venezuela. Antiimperialista, izquierdista y ateo

 ruhergeohist@yahoo.com

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