Breve descripción de Mérida en la segunda mitad de la década de 1920 (II)

En esta parte de la descripción de la ciudad de Mérida por Fernando Benet, se hace referencia, entre otras cosas, al número de calles longitudinales y transversales, a la pavimentación de las mismas, a los trabajos realizados en algunas obras públicas, a la descripción de las casas y al monumento La Columna, que Benet destaca por ser el primero que se erigió en el mundo, en honor al libertador Simón Bolívar:

"La ciudad tiene ocho calles longitudinales que corren de N.E. a S.O. y en la misma dirección de la meseta sobre la que está asentada la ciudad, y 23 transversales, y ofrece en conjunto, vista desde el cerro de Las Flores o la loma de Los Angeles, la figura de un cuchillo. Sus calles son rectas y de unos cinco y medio metros de anchura. Hasta ahora eran empedradas, pero el gobierno que preside el progresista General Don José R. Dávila, eficazmente secundado por el Secretario General Dr. Florencio Ramírez, ha decretado la pavimentación de las calles por el sistema de concreto, así como la construcción de la red de cloacas por el sistema de tubos de cemento armado. Los trabajos se hacen con tal actividad que durante nuestra permanencia en Mérida se terminaron los trabajos de la Plaza, empezándose los de distintas calles (…)

Otras obras de indiscutible importancia se llevan a cabo en la actualidad como son, la refacción del Hospital de San Juan de Dios, los trabajos para la higienización del Matadero Público, y la reparación de los caminos de herradura del Estado (…)

Toda la ciudad está edificada de tapia y teja y predomina en la construcción de las casas la forma interior del claustro con amplio patio, jardín de bellos arbustos y preciosas flores, y pavimentos de ladrillo, aunque también se emplean alfombras de tejido de fique, que constituye una especialidad de los pueblos vecinos, sobre todo de El Morro. Ya se usa también mucho mosaico y es de esperar que dada la riqueza de la región y las facilidades que la Gran Carretera Trasandina brinda a los industriales, sea pronto un hecho la construcción de una fábrica de cemento indispensable para el desenvolvimiento de la ciudad. Abunda en el Estado el carbón de piedra y la piedra apropiada para la fabricación del cemento, que no se consigue hoy en Mérida a menos de 85 o 90 bolívares la barrica de 180 kilos.

En la antigua Plaza Mayor, que hoy lleva el nombre de Bolívar, está la catedral, y el Palacio Arzobispal, en cuyo interior aun pueden apreciarse los enormes cimientos de la gigantesca obra, que empezó a edificar el Obispo Milanés en 1803 y que dan una idea de la grandiosidad de la obra, que había de ser copia de la Catedral de Toledo de España, y que fue suspendida por el terremoto de 1812 (…) La Casa de Gobierno ocupa en la Plaza Bolívar el mismo sitio y edificio que las Casas Consistoriales de la época de la dominación española, y a continuación se encuentra la cárcel pública que al propio tiempo sirve de Cuartel.

En la esquina occidental de la plaza está la Universidad de Los Andes, con buena Biblioteca, Gabinete de Historia Natural, Laboratorio químico, Museo y Jardín Botánico. Merecen citarse también, como edificios notables, el Mercado, el templo del Carmen en cuya plazoleta se alza un busto de Cristóbal Colón, el Hospital de Caridad, la Iglesia del Espejo, que sirve de Capilla al Cementerio y el Matadero Público.

En la parte oriental de la ciudad, que era la entrada por el antiguo camino de recuas, para los que llegaban de Trujillo o de Barinas, se levanta La Columna, que es, sin duda, el primer monumento que se erigió en el mundo a la gloria de El Libertador. Fue construido en el año 1842 cuando se recibieron en Venezuela las venerandas cenizas del ‘Héroe Máximo de la Raza’ (…), y lo decretó un prócer merideño: Don Gabriel Picón, Gobernador por aquel tiempo de la Provincia de Mérida y mutilado ilustre en la batalla de Los Horcones.

También fue Mérida la primera ciudad de Venezuela que levantó un monumento a Páez. Consiste en una columna rodeada de una verja de hierro y situada a la salida de la ciudad hacia Tovar por Llano Grande.

Además de los monumentos mencionados cuenta Mérida con algunos otros como el de Sucre, en la Plaza de su nombre, los de Páez, Canónigo Uzcátegui y Eloy Paredes en el patio de la Universidad, además de un busto en bronce del Gran Mariscal de Ayacucho existente en la Casa de Gobierno y otro de Don Juan de Dios Picón erigido por su familia en el patio de su antigua casa solariega.

Ha sido azotada la ciudad en diferentes ocasiones por terribles sacudimientos sísmicos. Los más importantes ocurrieron en 1644, 1812 y 1894, pero la laboriosidad de sus hijos hizo que siempre y pronto fuera reconstruida y hoy, desaparecidos los partidos políticos, cuyos odios desuniendo las familias, eran una traba para el progreso de la población y atravesada la ciudad y todo el Estado por la Gran Carretera Trasandina, su progreso es rápido y efectivo gracias al celo e inteligencia de sus populares gobernantes.

La ciudad de Mérida se ha distinguido siempre por su amor a las letras y cuenta entre sus hijos, ilustres intelectuales que en todas las épocas han dado brillo al foro y a la literatura".



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Rubén Alexis Hernández

Licenciado en Historia, Magíster en Historia de Venezuela. Antiimperialista, izquierdista y ateo

 ruhergeohist@yahoo.com

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