Confiar en el imperio

“No se puede confiar en el imperialismo, pero ni un tantito así. Nada!”  - Che Guevara

Refiriéndose a las políticas de Estados Unidos hace más de 40 años, similares a las que recientemente han servido para sus agresiones junto a sus aliados de la OTAN y la venia de la ONU contra Irak, Afganistán, Libia, Siria, Irán, Honduras o Haití, el Che Guevara señalaba:

Esa política cuenta con una impunidad casi absoluta. La OEA es una máscara cómoda, por desprestigiada que esté. La ONU es de una ineficiencia rayana en el ridículo o en lo trágico. Los ejércitos de todos los países de América están listos a intervenir para aplastar a sus pueblos. Se ha formado, de hecho, la internacional del crimen y la traición”.

Como preámbulo a la Cumbre de las Américas en Panamá, Barack Obama ha declarado en entrevista a la agencia EFE: No creemos que Venezuela sea una amenaza a los Estados Unidos. Estados Unidos tampoco es una amenaza al gobierno de Venezuela”.

Nuestro interés principal y duradero es en una Venezuela próspera, estable, democrática y segura. Creo firmemente en el compromiso diplomático. Estados Unidos sigue abierto al diálogo directo con el gobierno venezolano para discutir cualquier tema de interés mutuo”.

“Las sanciones que impusimos iban dirigidas a disuadir la violación de derechos humanos y la corrupción. Estas sanciones están enfocadas específicamente a las personas responsables de perseguir a los adversarios políticos, a restringir la libertad de la prensa, el uso de violencia y las detenciones y arrestos arbitrarios. Estas sanciones no quieren socavar al gobierno venezolano ni promover la inestabilidad en Venezuela”.

¿Debemos confiar más en lo que dice ahora Obama que en lo que formalizó con su firma como política oficial de Estados Unidos en su infame orden presidencial en al que decreta “una emergencia nacional por la amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior de Estados Unidos planteada por la situación en Venezuela”?.

Si efectivamente Obama cree en lo que informalmente dice: “No creemos que Venezuela sea una amenaza a los Estados Unidos”, ¿por qué entonces formaliza con su firma justo lo contario en su propio decreto presidencial sobre Venezuela?

Las palabras se las lleva el viento, mientras lo plasmado en su infame decreto es política oficial del gobierno norteamericano. Esta política permite una amplia gama de medidas coercitivas, impositivas y agresivas contra Venezuela, en cualquier momento y sin autorización del Congreso, incluyendo la agresión militar. Si hay un mínimo de honestidad en lo que ahora dice, Obama debería enmendar su agresivo instrumento oficial de política gubernamental y derogar el decreto que establece lo contrario.

¿Se puede confiar en la palabra del imperio? Recientemente se anunció un acuerdo sobre el programa nuclear iraní. A diferencia de Israel, Irán es parte del Tratado de No Proliferación Nuclear, lo que le otorga el derecho al desarrollo de la energía nuclear con fines pacíficos. Sin embargo, Irán es el único miembro de ese tratado internacional cuyos derechos a la energía nuclear han sido arbitrariamente usurpados. Por resistirse a ceder sus legítimos derechos, Irán ha sido sometida a brutales sanciones económicas y financieras impuestas por Estados Unidos y sus cómplices europeos. Sus depósitos en bancos occidentales han sido confiscados, sus exportaciones petroleras saboteadas, sus científicos nucleares asesinados, sus importaciones sometidas al chantaje. 

Irán se encuentra bajo el acoso de Estados Unidos desde 1979, cuando la revolución islámica expulsó al Sha Reza Pahlevi, un corrupto y sanguinario monarca impuesto por Estados Unidos e Inglaterra en 1953, tras el violento derrocamiento de Mohammad Mosaddeq por intentar nacionalizar el petróleo.

La revolución islámica derrocó al Sha y nacionalizó el petróleo. Desde entonces, Irán se encuentra permanentemente bajo la amenaza de un ataque militar por parte de Estados Unidos, la OTAN e Israel. Todo basado en la sospecha, sin evidencia alguna, de tener la intención de desarrollar armas nucleares.

Durante más de una década Irán ha permitido la inspección rutinaria y sorpresiva de sus instalaciones nucleares por parte de la Agencia Internacional para la Energía Atómica (IAEA), sin que se haya reportado evidencia alguna de actividades relacionadas con armas nucleares. La IAEA se encuentra bajo la tutela directa de Estados Unidos y Europa. Ni la CIA ni la NSA ni las agencias de seguridad y espionaje europeas han detectado evidencias confiables del desarrollo de armas nucleares en Irán por más de una década. Pero la sospecha sobre las intenciones iraníes se utiliza como medida coercitiva para justificar sanciones económicas y amenazas militares, en un esfuerzo por impedir su desarrollo y obligar su claudicación. Irán es un mal ejemplo de dignidad, independencia y soberanía para la región.

A sólo días del acuerdo entre Irán y el grupo conformado por EUA, Rusia, China, Inglaterra, Francia y Alemania sobre el programa nuclear iraní, el gobierno de Estados Unidos publicó un memorando en el que alteró los términos acordados. Al gobierno de Irán no le quedó otra alternativa que denunciar públicamente la manipulación del gobierno norteamericano.

Según el ministro iraní de relaciones exteriores, Javad Zarif: “La delegación estadounidense que participó en las negociaciones, presidida por el secretario de Estado John Kerry, intencionalmente induce al error a su nación y al Congreso. Los comentarios de Kerry durante su rueda de prensa sobre la suspensión gradual de las sanciones contra Teherán contradicen el contenido real del acuerdo”.

Documento en mano, Javad Zarif resaltó que el acuerdo establece: “EE.UU. dejará sin efecto la aplicación de todas las sanciones económicas y financieras relacionadas con las tecnologías nucleares… La Unión Europea pondrá fin a todas las sanciones económicas y financieras relacionadas con la cuestión nuclear”

El presidente de la República Islámica, Hasán Rohaní, fue más tajante: "No firmaremos ningún acuerdo hasta que el mismo día de su aplicación todas las sanciones económicas y financieras hayan sido levantadas… Irán no aceptará ser víctima de un apartheid nuclear. Todos los derechos estipulados en el Acuerdo de No Proliferación Nuclear deben ser respetados".

El Ayatollah Khamenei enfatizó: “La Casa Blanca ha publicado un resumen que distorsiona la mayoría de los aspectos acordados. Las sanciones deben suspenderse por completo el mismo día que se implemente el acuerdo. No se permitirá la penetración de la seguridad nacional o sus instalaciones militares bajo el pretexto de la supervisión”

¿Se puede confiar en la palabra del imperio? Recordemos las “evidencias incontrovertibles” presentadas el 5 de Febrero del 2003 ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas por el Secretario de Estado de EUA, el general Colin Powell, sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak y su capacidad para atacar a Estados Unidos “en cuestión de minutos”. Tales evidencias incontrovertibles, apoyadas por las igualmente incontrovertibles evidencias presentadas por Inglaterra, resultaron ser completamente falsas, fabricaciones intencionadas. Pero sirvieron para invadir y destruir a Irak, asesinar a más de un millón de iraquíes, bombardear pueblos y ciudades, ahorcar a Sadam Husein, saquear sus riquezas culturales e históricas, esparcir uranio empobrecido por todo el país, imponer un gobierno títere, beneficiar a empresas norteamericanas y europeas con contratos para la reconstrucción de lo destruido, debilitar la OPEP y repartir entre empresas norteamericanas las riquezas petroleras de ese país. Las reservas internacionales de Irak fueron también confiscadas y utilizadas para cubrir los gastos de su propia invasión.

¿Se puede confiar en la palabra del imperio? Preguntémosle a Michail Gorvachev, el primer presidente de la Unión Soviética. A cambio de permitir la reunificación de Alemania y el derrumbe del muro de Berlín, el presidente de los Estados Unidos, George H Bush, le prometió que la OTAN no se movería “ni una pulgada hacia el este”. Inmediatamente después, la OTAN se expandió hasta la frontera misma de Rusia y trata de incorporar a las antiguas repúblicas soviéticas bajo su control. Ucrania es uno de los ejemplos más dramáticos y sangrientos de este proceso.

También podríamos preguntarle a Vladimir Putin. El presidente George W Bush violó el Tratado sobre Misiles Anti-balísticos que EUA había firmado con Rusia y cuyo propósito era evitar una guerra nuclear, pues implicaba la destrucción mutua asegurada. El tratado partía de la premisa de que la guerra nuclear tendría consecuencias devastadoras para la humanidad. Vigente durante 30 años, limitaba el número de armas y radares permitidos y acordaba ubicar los misiles sólo en los territorios nacionales. Tras su retiro, Estados Unidos procedió de inmediato a colocar bases misilísticas en las fronteras de Rusia, con la intención de degradar sus fuerzas estratégicas de defensa ante un posible ataque norteamericano basado en el presunto y arbitrario derecho a la guerra preventiva.

¿Se puede confiar en la palabras del imperio? Podríamos preguntarle a Alemania, obligada a aceptar los términos del Tratado de Versalles, en abierta violación de las promesas del presidente norteamericano Woodrow Wilson para concluir la primera guerra mundial. Alemania terminó ocupada y humillada, perdió enormes porciones de su territorio, y se vio obligada a aceptar deudas gigantescas por reparaciones que la sumieron en un estado de depresión económica y desesperación social que a su vez condujo a la segunda guerra mundial. 

Podríamos también preguntarle a Argentina. A pesar de la existencia del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), del que formaban parte tanto Argentina como Estados Unidos desde 1947, durante la guerra de las Malvinas de 1982 los Estados Unidos apoyaron a Inglaterra, una potencia colonizadora extra-continental, en contra de Argentina. Lo mismo hicieron Chile y Colombia.

¿Se puede confiar en la palabra del imperio? Podríamos preguntarle a los indios norteamericanos, Cheroquis, Sioux, Cheyenes, Chickasaw, Apaches, Iroquis, Seminole, Comanches o Navajos, entre otros, cuales tratados firmados con el gobierno norteamericano fueron respetados. Ninguno.  

Las promesas de Washington son el preludio de la traición.

 

jc-centeno@outlook.com



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