Vientos de la sabana

Camino a la Cumbre

Al redactar ya están montados en el avión mucho más de diez millones de venezolanos y venezolanas que con toda la modestia que los caracterizan le exigen al imperio que baje su tono arrogante, belicista y prepotente de una diplomacia injerencista que está fuera de todo contexto social y de toda actualidad de las relaciones políticas de la nueva Latinoamérica.

Por lo menos esto quedó evidenciado desde las primeras horas que se publicó aquel infame decreto del premio Nobel de Paz, Obama, donde pretendía señalar a este país como una amenaza para su seguridad, una excusa más para pretender una acción militar contra el gobierno revolucionario y las grandes mayorías del pueblo venezolano que desde hace más de 15 años han decidido formar una nación soberana, inclusiva, independiente, libre, auto determinante, socialista y de justica social.

La exageración del premio Nobel de Paz fue tan drástica que el mismo imperio mandó a sus voceros de seguridad y a sus voceros políticos para la región, a decir que "tampoco es así, tampoco es tan amenaza para la seguridad, que no se trata de una injerencia militar, que ellos son unos santos niños y que quieren es dar amor a Venezuela"…, por lo menos algo parecido dijeron estos títeres que tuvieron que recoger los vidrios de un decreto extraterritorial ante el repudio de casi todos los países del mundo, que se solidarizaron con Venezuela gracias a las buenas políticas y relaciones diplomáticas con los gobiernos y pueblos del mundo, que ven en esta tierra como se moldea una esperanza para la construcción de un mundo necesario lleno de amor y de paz, donde la solidaridad y la convivencia sean oportunidades para la inclusión de las grandes mayorías que están alejadas de las riquezas que se han apoderados grupos y consorcios militares, farmacéuticos energéticos y de la misma industria del entretenimiento.

Venezuela ha montado en el avión a Panamá más de diez millones de banderas de paz, a través de sus firmas contra el decreto de Obama, para orearlas en la Cumbre de las Américas y rubricar ante el mundo que nosotros somos una esperanza, un tejido social diseñado para la hermandad, la unión, las buenas y mejores relaciones con todos los pueblos del mundo. Un pueblo diametralmente opuesto a la violencia, a los imperios, a las guerras y a toda forma de dominación social que encarcela y arrincona a la humanidad en la pobreza, la exclusión y la miseria.

Esta revolución Bolivariana y Chavista fue y es la lucha por instaurar un sistema democrático puro, honesto, participativo y protagónico de todos los hombres y mujeres. Todo un esfuerzo político por un mundo mejor, más cristiano, más justo, de mayor igualdad y equidad social. Todo unos conceptos antagónicos con el imperialismo: arrogante, hegemónico y guerrerista.

Nuestro Presidente no va sólo a la Cumbre de las Américas, allí están más de diez millones de venezolanos que firmamos en contra de la agresión diplomática del gobierno de los Estados Unidos y su premio Nobel de Paz. Son más de diez millones de firmas que este pueblo va a presentar para exigir paz, la verdadera, la que se gana con las relaciones armónicas entre unos y otros; no la paz de papelitos, de premios vanidosos, no la paz que esconde en sus mangas toda una industria de guerra para generar terror y muerte a lo largo del mundo que es la que ha caracterizado al imperio norteamericano con sus sobradas intervenciones por doquier.



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Geovanni Peña

Diputado a la Asamblea Nacional. Militante del PSUV.

 santanajerez@hotmail.com

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