(Variantes Mercadotécnicas)

Controlemos la Calidad del Medicamento Genérico

Si usted toma un tiempito de su valioso y diario quehacer, úselo para
observar los inventarios y estanterías de los expendios de fármacos y
drogas en general. Verá que una buena parte de esas mercancías entran en la
categoría de Medicamentos Genéricos. Rojos, verdes y azulados, y con
empaques de tercera, en común son fáciles de detectar al primer golpe de
vista.

Tales genéricos medicinales han ido cobrando una justificada fama y una
creciente demanda en nuestro país. La Inflación que ya se gobierna por sí
sola es su principal publicista. Sin embargo sus bajos precios podrían ser
aparentes y requieren exámenes y vigilancias más exhaustivas.

Recordemos que la creación del mercado de estas medicinas fue la salida más
expedita que hallaron los industriales de la farmacopea mundial a fin de
incrementar su demanda con cargo a la clientela de sus competidores más
cercanos. Para ello han contado con el irrestricto apoyo de sus agentes
gubernamentales o burocráticos, y han terminado imponiéndose con la ingenua
ayuda de un impotente consumidor enfermo, ahora enfermizo, que afanosamente
busca en ellos una economía para sus menguados ingresos salariales.

El Estado no sólo ha propiciado y liberado semejante mercado sino que es
el primer comprador de dichas mercancías a fin de abastecer sus expendios
populares y demás centros hospitalarios de gratuita prestación servicial.

Ahora bien, debemos explicarnos la posible y bien "vendida" baratura de los
precios de estos medicamentos genéricos. Es que si sinceramos su costo de
producción podríamos conseguirnos con unas mercancías que además de ser
lanzadas al mercado libres de sobrecostes por concepto de copyright y demás
gravámenes propios de las marcas de fábricas de la propiedad privada,
así como de menores costes de empaques y presentaciones, también
podríamos estar en presencia de bajos costes por concepto de un
Control de Calidad practicado con una menor exigencia que aquella impuesta
en los fármacos patentados y provenientes de laboratorios de medicinas
conocidas como "originales" .

Si pudiéramos comparar el coste de Control de Calidad del fármaco original
con el de los genéricos, podríamos descartar, por ejemplo, que los bajos
precios de las medicinas genéricas tal vez obedezcan a economías en su
Control de Calidad, a tal punto de que algunos de ellos podrían contener
accidentalmente porciones de placebos y/o escatimaciones no premeditadas
en la cantidad de drogas correspondientes a las fórmulas que su contenido
señala, y que tienen los medicamentos originales. Todo debido a posibles
economías en el personal de ese delicadísimo Control de Calidad que impone
la producción de unas mercancías tan especiales como son los medicamentos en
general.

Pero también podríamos descubrir que sólo se trata de la rentable estrategia
mercadotécnica conocida como "diferenciación de precios".

Esta práctica toma el volumen potencial de demanda del fármaco en cuestión,
la secciona en dos partes y a cada una de ellas les asigna un precio
diferente. De esa sutil manera la mercancía aparece con distinto nombre,
distinto empaque pero con un contenido idéntico como valor de uso. La de
empaque lujoso y con el nombre original tendrá un precio muy elevado en
relación al del genérico que lo homologa, pero ambas mercancías pertenecen
a empresas propiedad de los mismos o parecidos accionistas, y a quienes son
copropietarios o coaccionistas de los respectivos laboratorios.

Pero podría haber más: Posiblemente el precio del fármaco original puede
ahora servir de referencia al precio del genérico para que este se eleve
desconsideradamente. Así, la mercancía original pasa a servir de estimulante
inducido de la demanda generalizada de dichos genéricos independientemente
de su precio real.


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Manuel C. Martínez M.


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