La fuente de la verdad

Es bueno resaltar que los humanos siempre andan en busca de la verdad, con la creencia que en esta se encuentra la solución de muchos de los problemas que los agobia. Son numerosos los organismos tanto oficiales como privados, e individuos que actúan como supuestos detentores y oferentes de la verdad quienes, sin rubor alguno, prometen al público la máxima felicidad a través de discursos, propagandas, escritos y oraciones para convencerlo y cautivarlo.

No son pocos quienes se presentan como dueños de la verdad. A través de los siglos la verdad es un icono que ha servido para todo, con la certeza nadie sabe para qué sirve y cuál es la verdad verdadera. Se puede destacar que uno de los grandes aprovechados de la verdad han sido las religiones en boca de los sacerdotes, monjes, popes, imanes, rabinos, pastores, etc. quienes basados en los capítulos de los libros sagrados transformaron mentiras en verdades, solo para atemorizar a los feligreses. Estos, ante el temor de la ira divina se sometieron a los mandatos de los aspectos de una teología incompresibles para la mayoría de los practicantes de la fe. Si a las cofradías, los partidos políticos, los grupos terroristas y otras organizaciones criminales comprometidas con crímines de lesa humanidad se les tiene prohibida su accionar dentro de la sociedad, todas las religiones deberían estar vedada debido que en los anales de la historia se registraron millones de crimines causados por casi toda las religiones. Son incontables las víctimas de las guerras religiosas, son numerosos los mártires consecuencia de la Inquisición tanto católica como la protestante, de Las Cruzadas, todo en nombre de la verdadera fe y sin embargo todavía los avaros jerarcas de las diversas iglesias se creen dueño de una verdad amparada en las mentiras teológicas.

Una buena alcancía de mentiras la constituyen algunos libros cuyos autores tratan de vender verdades a través de la filosofía y de las doctrinas. Esta práctica tiene una larga data, así como la teología le sirvió a las religiones para trasformar mentiras en verdades, numerosos seudointelectuales han convencido a millones lectores para que estos den una misma respuesta a ciertos planteamientos que solo les trajo beneficios económicos y políticos a uno pocos. Fue así como surgió el fascismo y el nacismo, jóvenes quienes a través de las lecturas y los discursos fueron convencidos. Este adoctrinamiento los condujo hacia un fanatismo irracional y actualmente genera en sus militantes sentimientos nacionalistas que los convierte en individuos propicios a cometer asesinatos en nombre de una verdad que solo existe en la mente de su creador.

La verdad es maleable, la verdad de ayer no es la verdad de hoy. A nadie se puede convencer que el mundo se creó en siete días, que Eva salió de la costilla de Adán, que la tierra es cuadrada, que el Sol gira alrededor de la Tierra, según la teoría geocéntrica de la Iglesia, que los terremotos son consecuencia de la ira de Dios, que el Papa está en el trono del Vaticano por voluntad divina…aquellas eran verdades indiscutibles e irrefutables. Quienes refutaban tales ideas eran condenados a morir en la hoguera. Hoy por hoy, en pleno siglos XXI también tenemos mentiras que de tanto manosearlas parecen verdades.

Los políticos, al lado de los publicistas, los banqueros, los comerciantes, los industriales, los fabricantes de armas… son los nuevos alquimistas, parece que poseen la Piedra Filosofal no porque conviertan el plomo en oro, sino por transformar mentiras en verdades. Esa Piedra Filosofal es el dinero, es el arma que los poderosos utilizan para convencer a la humanidad de una serie de falacias como por ejemplo: que la democracia representativa es perfectible; que el capitalismo es la mejor forma de gobierno, a pesar que nunca ha resuelto los problemas del hambre y la miseria; que la ley de la oferta y la demanda es la que rige el mercado; que el mundo occidental llevó la civilización a los pueblos salvajes; que la propiedad privada es sagrada; que la segunda guerra mundial la ganó EEUU; que los productos chinos no sirven; que el covid 19 lo inventaron los chinos para acabar con la humanidad; que América es EEUU; que el mercado de las drogas es responsabilidad de México y Colombia; que la guerra es la mejor vía para lograr la paz; que los chinos y los rusos son enemigos de la humanidad; que los árabes son terroristas; que dólar es una moneda fuerte; que la economía de EEUU se basa en la producción; que el islamismo quiere destruir el mundo judeo cristiano…Entre las numerosas mentiras que se difunden a través de las mass media y en las redes sociales cuya intención es convencer a la gente, tal como lo hizo la Iglesia Católica que le permitió gobernar casi por mil años.

En la actualidad existen empresas especializadas en convertir mentiras en verdades, a tal grado que, consecuencia de los altos avances de la tecnología, al mortal común le es imposible descubrir cuál es la mentira y cuál es la verdad. Si a lo anterior se le agrega los adelantos de la Inteligencia Artificial la verdad queda relegada y no se convierte en el punto principal del discurso. Ya no importa la doctrina, tampoco la disertación, solo interesa la imagen cautivante, la música que vende tal como los mantras antiguos enaltecieron a los mártires. El nuevo icono es el celular inteligente, artilugio que permite estar en contacto con el mundo en el momento de producirse un evento o una noticia. Las mentiras vendidas como verdades ya no son nacionales, ahora son internacionales y los jóvenes y adultos la absorben sin chistar. Es el nanomundo, el planeta dominado por la tecnología, con una nueva ética y una nueva estética que gira alrededor del dinero sin importar su procedencia.

Ya no hay fuente de la verdad porque modernamente la verdad pareciera no importarle a nadie, lo que sucede en Europa, Medio Oriente y África es parte de una película que difunden los medios de comunicación occidentales por el celular y las personas lo asimilan de acuerdo con la desinformación que recibe a través de su moderno teléfono inteligente. A pesar que pienso que la vida es una cosa muy seria voy hacer uso de una frase del controvertido escritor español Camilo José Cela: "Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tiene que demostrarlo no aciertan ni una". Lee que algo queda.



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Enoc Sánchez


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