Mensaje de Mario Moronta Diocesis de San Cristobal Venezuela

Habia una vez...

(Algunas reflexiones en torno a lo que sucede en Honduras)

En el 2 Libro de Samuel (cap.12), luego que se nos narra el adulterio de David y como había mandado a matar a su lugarteniente Urías, el profeta Natán le salió al encuentro al Rey. Le dijo de la existencia de dos hombres, uno rico y otro pobre. El rico tenía muchas ovejas y bueyes; mientras que el pobre apenas tenía una ovejita. Pero un día, el hombre rico recibió una visita y no queriendo matar a ninguno de sus animales para atender al visitante, robó y mató la ovejita del pobre y se la preparó para comer… David, condenó enérgicamente la actitud del rico y condenó su actitud por haber actuado sin compasión. Inmediatamente, el profeta le indicó a David que él era ese hombre que había cometido un desafuero brutal contra uno de sus mejores amigos, al robarle su mujer, preñarla y luego mandarlo a matar.

Este texto de la Palabra de Dios, así como otros más, salen a nuestro encuentro para darnos unas luces sobre lo que está pasando en estos días en Honduras.

¿Acaso no se trata de un símil? ¿Acaso la ovejita, que está creciendo en manos del pobre y del pueblo, no se la quieren arrebatar? ¿Acaso los poderosos, cualquiera que su signo y su condición social, no han ido más allá de sus apetitos? ¿Acaso no sucede lo mismo que le sucedió a David, que se dejaron cegar por sus apetencias de poder o de grandeza? ¿Acaso no están sacrificando los sueños de tantas personas?

Hemos visto con estupor y hasta con indefensión lo que está sucediendo en nuestra hermana Honduras… La irracionalidad de quienes se sienten poderosos, el ansia de poder de los que mucho tienen, la falta de humanismo y de sentido del temor de Dios de quienes no consideran los intereses de los demás y el bien común del pueblo como importantes y propios de la dignidad humana…. Se puede no estar de acuerdo; para eso, además de la racionalidad y el diálogo, existen mecanismos de diverso tipo para exponer las diferencias, superar las dificultades y hacer triunfar la verdad.

Hemos visto con estupor y hasta con indefensión como se prefiere volver atrás y hacer resurgir el gorilismo que destruye libertades y persigue a indefensos, pero que no callará nunca los clamores de libertad y dignidad de la gente… (Pero ¿es que se hacer resurgir, o sencillamente se abren las puertas donde estaba escondido ese gorilismo?). Lo peor del caso es que se buscan miles de justificaciones: las hemos oído en labios de tantos personeros del sector que está queriendo hacer de las suyas como en antaño… Pero nunca en estos días se ha escuchado una voz que diga, de parte de ellos, busquemos otros caminos, otras soluciones, otros medios. Se repiten los medios propios de los irracionales, los de la violencia. Por eso acuden al golpe de estado (aunque no lo reconocen como tal, mucho incluso de fuera de la nación hondureña)

Hemos visto con estupor y hasta con indefensión, como todavía hay quienes justifican lo que allí está sucediendo. Enfatizan que no se trata de un golpe, sino de una sucesión constitucional… Se repite tanto la mentira que se llega a considerar que es una verdad aceptada por todos. Por eso, en nombre de esa mentira, presentada como verdad, lo que se ha conseguido es represión, violencia, irrespeto de la dignidad de los hombres y mujeres de la sociedad hondureña… El que vive de la muerte sólo siembra muerte, el que vive de la injusticia sólo puede sembrar y cultivar injusticia, el que no tiene dignidad irrespetará siempre la dignidad de los demás.

Hemos visto con estupor y hasta con indefensión como frente a la reacción de todos los países del continente y de otras latitudes mundiales, la cerrazón de los que se creen poderosos es inmensa. Ellos siguen sacrificando la ovejita para hacer su festín… Pero nunca pensaron que les saldrían muchos profetas Natán para advertir lo mal que lo están haciendo… Ellos pensaron que con sus medios de comunicación controlados podrían silenciar u ocultar ante el mundo lo que está pasando… pero han surgido voces de quienes están no sólo condenando sino exigiendo respeto para los que sienten el peso de la opresión.

Como hombre que busca crecer en su fe, como hombre que trata de caminar junto a su pueblo como pastor e interpretar los clamores y las voces de su gente, me siento golpeado por lo que está pasando en Honduras. Ya tuvimos la triste experiencia de un 11-12 de abril de 2002. Se repite el mismo esquema…. Hay quienes justificarán todo lo que está sucediendo. Incluso cuando vean la sangre de la ovejita representada en la sangre de los heridos y de los muertos llegarán a decir, “conviene que uno muera por el pueblo”, como dijeron los maestros de la Ley cuando se decidieron a acabar con Jesús.

No les interesa el pueblo por una sencilla razón: nunca se han sentido pueblo; no les interesa la gente, porque nunca se han sentido gente… Se han sentido supermen o superwomen, que les permite hacer todo lo que están haciendo porque se creen dueños del pensamiento, de la acción, de la libertad… Lo que buscan es su propio interés. Por eso, manipulan los medios de comunicación para endurecer corazones y vaciar conciencias; porque sus corazones son de piedra y su conciencia hace tiempo que se les fue de su vida.

Dios escuchó el clamor de su pueblo. Hoy no dejará de hacerlo. Pero no es el Dios lejano ni el de los filósofos, sino el Dios cercano, el que se hizo uno de nosotros, el que dio su vida por la auténtica libertad…. Y en nuestra oración apelamos a ese Dios, para que en Honduras, como en todos nuestros países se edifique la justicia, con los valores del reino de Dios; la fraternidad, la paz, la reconciliación, la igualdad…y el amor que todo lo puede.

Ya se ha derramado demasiada sangre en nuestro continente a causa de la injusticia. El gorilismo, el narcotráfico, la prepotencia de pocos, la violencia en sus diversas manifestaciones…. Hace más de 40 años, en Medellín surgió un rayo de esperanza, pero que resulta subversivo para los que se creen poderosos y dueños de los destinos de una sociedad. Hace 30 años, en Puebla, surgió la necesidad de construir una sociedad más justa con los criterios de la Palabra de Dios, lo que empujó a proclamar como urgente la opción preferencial por los pobres…

Hoy, como podemos comprobar por los acontecimientos “en pleno desarrollo”, como lo dice el analista y periodista, que hay una asignatura pendiente: la del respeto a la gente, al pueblo, a la libertad, a la justicia social. En Honduras hoy, vuelve a escucharse el clamor del mensaje de Romero, de tantos sacerdotes y religiosas, catequistas y militantes laicos que dieron su vida y ofrendaron su sangre para dar paso a la libertad verdadera.. En América, se sigue sintiendo la urgente necesidad de hacer vida el Evangelio del que somos servidores. En nuestros países urge que la Iglesia esté de verdad con el pueblo y con la gente: desde allí evangelizar y construir el reino. No es con los poderosos de la tierra con los que se edificará el cielo nuevo y la tierra nueva, de la que nos habla la Escritura. Eso sí: ellos están también invitados a unirse a nosotros en ese camino, sin miedos a perder, más bien a ganar. Ellos están llamados a sentirse pueblo a ser gente…

Zaqueo, el que recibió la visita del señor en su casa nos da un ejemplo de lo que los poderosos pueden llegar a ser: gente convertida, capaz de compartir lo que tienen con los demás, no lo que les sobra, sino lo que tienen… Entonces, cuando eso suceda, sentirán lo que Jesús le dijo a Zaqueo: también la salvación entrará en su casa.

Es necesario seguir, cada uno desde su trabajo, pero sobre todo con sentido de la trascendencia y con espíritu evangelizador, proclamando el reino. Ojala pudiéramos llegar a experimentar de verdad lo que nos dice el libro de los Hechos de los Apóstoles: entre los primeros cristianos, todos compartían lo que tenían, y ninguno pasaba necesidad. Es la tarea, el compromiso y el desafío.

Nuestra oración y nuestra humilde voz quieren acompañar a los hermanos de Honduras que pasan por momentos terribles. No importa si tenemos la misma fe, o no… Lo que sí importa es que somos hermanos, hijos de un mismo Dios. Imploro de Dios la fuerza para ese pueblo que lucha y busca sostenerse aún en la esperanza… Pido a Dios la conversión de quienes han originado toda esta maldad; que su corazón sea de carne y no de piedra…y que sientan que todo lo que hagan debe estar guiado por el temor de Dios. Este, como nos lo enseña la Escritura es el principio de toda sabiduría. Y sabio no es aquel que reprime ni oprime, sabio no es aquel que asesina la ovejita del pobre, sabio no es aquel que busca su propio interés…. Sabio es quien actúa en nombre de Dios. Quien eso hace no comete la barbarie que hemos venido presenciando desde hace unos días en Honduras, como también en otras partes del mundo.

La única manera de salir de mi estupor y hacer que se acabe mi indefensión –como la de tantos- es siendo lo que Dios nos pide: fieles testigos de su fe y de su amor, siendo pastores que caminan al lado de su grey, sin distinciones ni acepción de personas, conociendo a los suyos y siendo capaz de dar su vida por todos. Aún en la lejanía, estoy seguro que lo que hagamos, oremos y comprometamos, será otra forma de apoyo al pueblo de Honduras.

Ya basta de atropellos a la dignidad de las personas… Ya basta de querer imponer el egoísmo como motor de la historia… Ya basta la opresión… Quien se confiese cristiano, debe serlo de verdad…

Estas líneas, escritas, quizás sin orden pero sí con el compartir de un dolor de pueblo, ojala sean una manera de hacer realidad lo que dijo el profeta Isaías: CONSUELEN, DICE EL SEÑOR TU DIOS, CONSUELEN A MI PUEBLO.

+Mario Moronta R., Obispo de San Cristóbal

30 de junio del año 2009


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Mario Moronta R (Remitido por Jose Amesty)


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