Miguel Ángel Jusayú : el gran comunicador wuayuu

Jusayú es considerado el padre de la lengua wuayunaiki (lengua de los wayuu) no sólo porque escribió y sistematizó su gramática, sino porque además recopiló gran parte de su léxico contemporáneo, donde buscaba reflejar la episteme guajira, en un diccionario que ya había tenido su primera versión en el año en 1988, con el apoyo de Jesús Olza Zubiri y el centro de Lenguas Indígenas de la Universidad Católica Andrés Bello. El aspiraba a concluirlo dentro de 15 años, cuando cumpliera 95, pero Maleiwa (Dios wuayuu) dispuso otra cosa. Escribía Pipo Álvarez, lingüista de LUZ, que “Toda la Guajira está presente en Miguel Ángel Jusayú “ y agregaba que “como el Homero de los griegos, mira hacia adentro y recoge cantos y palabras” pero más allá de esta comparación con el griego, está el hecho ineludible de que Jusayú, al igual que Juya (El dios lluvia de los wayuu) “ plena toda La Guajira con su abundancia, llenado sus jagueyes y haciendo desbordar sus quebradas con palabras” Jusayú junto con Paz Ipuana, es sobre todo el gran divulgador de los cuentos y relatos de los wayuu con “lo cual ha logrado dar el primer gran paso hacia la construcción de la lengua guajira literaria escrita” puntualiza el investigador. En ellos abundan las temáticas biográficas, anecdóticas, transformación de hombres en animales y seres sobrenaturales. Es entonces, desde esta dimensión, donde Miguel Ángel, el niño Shua, no solo se convierte en el padre de la lengua wayuu, sino en el gran comunicador de esa cultura, generadora de un gran diálogo entre los hombres y mujeres de esa etnia, la más numerosa de la cuenca del Caribe, la que pudo sobrevivir al genocidio español encabezado por Colón. Jusayú recibió algunos homenajes en vida como el Premio Nacional de Literatura en el año 2006, la publicación de alguno de sus libros, el doctorado Honoris causa de LUZ, ponerle su nombre a la sala Braille de la Biblioteca del Estado, la película “ El Niño Shua” que sobre él realizó Patricia Ortega, entre otros. Si embargo, nada se compara con lo que vi, un día después de su muerte en las calles de Maracaibo: en un parabrisa de un conocido transporte público de la ciudad, la ruta 6, un letrero escrito en wuayunaiki y alijunaiki (lengua no wayuu, como recién le escuche a él mismo) decía: MIGUEL ANGEL NUESTRO y supe entonces, que estaba frente a alguien que había logrado galvanizar el alma de este pueblo en sus libros e investigaciones y que la gente lo sabía. Los relatos Wuayuu forman parte de esa producción inicial de elementos comunicacionales, no tomada en cuenta en los estudios seminales de la comunicación en América Latina y que, tan acertadamente ha revalorizado Luis Ramiro Beltrán y otros investigadores en el libro “ La comunicación antes de Colón” en donde, destaca el periodista Washington Uranga de Pagina 12 de Argentina (http://www.pagina12.com.ar/diario/laventana/26-126390-2009-06-10.html) resalta la idea de “que los estudios sobre esta parte del mundo sólo han contemplado hasta el momento –salvo pocas excepciones también consignadas en la investigación– la historia de la comunicación a partir de la introducción de la imprenta por los conquistadores en México” dejando de lado toda una historia de los pueblos con grafía y sin ella. Los autores, explica el periodista Uranga, se dieron a la tarea de discutir el concepto de comunicación, para sacarlo de la reducida mirada que lo restringe a los medios y, en cambio, lo vincula de manera definitiva con la cultura. En el trabajo se señala que la comunicación de los pueblos originarios de estas tierras se dio a través de dos grandes modalidades: entre la persona y el grupo social y entre el individuo y su mundo naturalreligioso. Entre los aspectos que se destacaron como tipos y formas de comunicación de los pueblos originarios, destacan la poesías y relatos (comunicación oral) danzas, rituales y teatro (comunicación gesto espacial-sonoro) quipus, tejidos, quilcas y pallares (comunicación escrita) piedra, cerámica, orfebrería, platería, tokapus, tejidos y sellos (comunicación iconográfica) y lugares sagrados, monumentos, plazas, estelas, portadas, caminos y correos en la ciudad (comunicación espacio-monumental) puntualiza W. Uranga. Miguel Ángel Jusayú, no sólo es entonces la persona que sistematizó la lengua Wuayunaiki sino y sobre todo, es el gran comunicador que difundió por el mundo la cultura de esta étnia para el disfrute de los Wayuu y de los alijunas (persona no indígena) asegurando de este modo, por un lado la permanencia de esta cultura y por otro, dando a conocer el poder identitario y subversivo que tiene los cuentos y leyendas de los pueblos originarios “ al agudizar la imaginación y creatividad de nuestros pueblos en términos radicalmente distintos de las lógicas que nos dominan” tal como afirma Jorge Pocaterra, impulsor de la educación intercultural y traductor de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela al wuaynaiki. Como se sabe Comunicación, viene del latín Comunicare, que quiere decir poner en común, entonces Jusayú logró poner en común no sólo a los wuayuu entre sí, sino a estos con los alijunas, creando un puente entre ambos mundos como nunca había ocurrido en estos 500 años, desde la llegada de los colonizadores. Aún antes de que la CRBV estableciera la visibilización a estos pueblos. Exigiendo ser reconocidos al mismo tiempo que reconocían al otro, en un acto de tolerancia y respeto que no solía estar presente en sus intercambios con otras culturas. La proeza de Jusayú estuvo en haberlo logrado esta convivencia y reconocimiento, no desde la leyes, sino desde el conocimiento, además casi que en solitario (con ayudas esporádicas de algunas universidades e investigadores, especialmente de LUZ y de la Católica Andrés Bello) divulgando una cultura y una lengua, hasta ese momento casi ignorada por el país y sus alijunas. Ese es uno de sus grandes gran meritos, entre tantos, pero que para mi resulta capital. Sin duda alguna y tal como él lo quería, será recordado como el gran escritor de los wayuu. Espero entonces que Juya (el Dios Lluvia) y Maleiwa reciban a Jusayú y desde allí siga iluminando y protegiendo a su pueblo y…. a todos nosotros.

(mgonzalo@cantv.net)




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Morelis Gonzalo

Periodista y Docente Universitaria

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