A propósito de algunos artículos publicados en los medios alternativos acerca de de la desmovilización del movimiento popular, por lo menos desde el 2007, y el divorcio entre el gobierno – partido y el movimiento popular o el pueblo organizado. Sin negar los avances que se han producido en materia de participación desde el advenimiento del proceso bolivariano, ya son comunes y reiterativos los señalamientos, desde las diferentes trincheras comunicacionales populares porque en la mayoría de los medios públicos se impone el silencio institucional con muy pocas excepciones, de acuerdo a estos pareciera que viviéramos en el mundo de la fantasía. Este divorcio definitivamente ha puesto en peligro no solo el avance del proceso sino los retos que tenemos en el porvenir como por ejemplo el triunfo el venidero 7 de octubre del 2012, en efecto esa suerte de sordera suicida sigue prevaleciendo en estas dos instituciones fundamentales, como lo son el gobierno y el partido sin que haya síntomas de cambios verdaderos.
Sin necesidad de hacer sesudos análisis y reflexiones hagámonos algunas preguntas, ¿En qué lugar del gobierno central, regional o local está el poder popular? ¿En qué organismo se ha conformado un consejo popular, o algo parecido, en donde se elabore, planifique, se le haga seguimiento o contraloría y se ejecuten políticas públicas? ¿Qué es de la vida de las organizaciones populares de vieja data, sobrevivientes de la cuarta república que fueron bastiones en los triunfos electorales pasados, contra el golpe de fascista y el sabotaje petrolero? ¿Cuáles y cuántos de estos cuadros forman parte de las direcciones locales, regionales y nacionales del PSUV? ¿Qué papel juega el poder popular en la escogencia de las direcciones del PSUV y las autoridades de los gobiernos locales, regionales y nacionales? Cuando logremos dar respuesta a estas interrogantes seguro entenderemos porque de las fallas en las gestiones gubernamentales, porque de tanta ineficacia, porque el movimiento popular esta desmovilizado y desmotivado. De nuestra capacidad para reflexionar y rectificar dependerá en gran medida la sobrevivencia del paradigmático proceso revolucionario bolivariano.
¡Mientras más oscura esta la noche, más cerca está el amanecer¡
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