A decir verdad, nunca tuvo un buen vivir, nunca dio frutos, solo frustraciones y valioso tiempo perdido. El nacimiento del "motor forestal" (su primer inaugural intento) ocurrió en 2016 (si mal no recuerdo) aunque vio luz sin muchas esperanzas de vida, mantuve la esperanza, pero estaba sentenciado a morir desde un primer momento ¿razones?: falta de una política forestal clara, concisa y de acierto, falta de un plan nacional de desarrollo forestal, mucha dispersión de mandos (falta de una única autoridad rectora), cuadros directivos no adecuados, entes y empresas públicas que no coordinan….
Nuestro presidente Nicolás Maduro anunció ayer 15ENE25 una nueva estrategia de impulso a la producción y economía nacional, definiendo (redefiniendo) trece nuevos motores, entre los más resaltantes tal vez: agroalimentario pesca y acuicultura reunidos en uno solo, exportaciones no petroleras, minería y empresas básicas, farmacéutico, Bolívar Digital, emprendimiento, economía comunal. No aparece en el listado el frustrado "motor forestal" sobre el que se insistió por casi diez años; ha quedado diluido y segmentado entre varios de los trece nuevos motores. Ahora con el asunto forestal más disperso, tiene menos posibilidad de trascender.
Esto es lamentable dado el inmenso potencial que poseemos en esa materia: baja aún más de nivel un tema que puede (y debe) ser trascendental para la vida de nuestro país, tanto para la producción y la economía, como para lo social, lo cultural y, por supuesto, para lo ambiental.
Millones de hectáreas de bosques naturales con capacidad de producir bienes y servicios de manera sustentable, sostenible; alrededor de 300.000 hectáreas de plantaciones forestales; millones de hectáreas de tierras no – forestadas, aptas, adecuadas y hasta espléndidas para el establecimiento de plantaciones de interés ambiental, social – utilitario, comercial y para exportación; casi 80 años de conocimiento científico y técnico; un inmenso conocimiento ancestral forestal; nuestra gente ganada y organizada para el trabajo productivo; una diversidad de empresas estatales (hasta "gran nacionales"), industria procesadora nacional instalada y operativa; mercado internacional pidiendo pino, maderas tropicales, aserrín, látex, resinas, frutos, cortezas; una ubicación geoestratégica envidiable para el comercio internacional ¡Y NO HEMOS PODIDO HACER NADA!
Algo grave pasa que no podemos alzar el vuelo. Sin duda, se aplaude el nuevo reacomodo estratégico de nuestro alto Gobierno en materia productiva, pero no por eso debemos olvidarnos de lo vivido; toca revisar y hacer correctivos dentro del mundo forestal venezolano.
Si países mucho más pequeños que nosotros (me refiero a extensión territorial, población, recursos presupuestarios y recursos forestales) logra poner a funcionar su sector forestal, producir para su consumo interno, exportar y realizar significativos aportes a su PIB, ni que decir de países equiparables o más potentes que nosotros. ¿Por qué nosotros no hemos podido? De que el sector forestal posee importancia relevante dentro de la sociedad y economía de muchos países tropicales (latinoamericanos y asiáticos), no hay duda:
México posee cerca de 600 mil trabajadores en el sector y aporta cerca de 2.150 millones de dólares al PIB federal.
Guatemala posee poco más de 35.000 trabajadores ocupados en el tema de producción maderera. Honduras más de 60.000. Ambas cifras se refieren solo al trabajo formal empresarial y no considera el trabajo comunal.
Perú, para 2023, exportó en maderas aserradas el equivalente a 787 millones de USD y su PIB forestal en 2019 fue del 1,04% de su PIB total nacional. Posee una ocupación laboral en el sector de poco más de 127.000 personas.
Chile: Ya para 2016, el PIB forestal de este país alcanzó el 2,1% de participación en la conformación del PIB total nacional, es decir unos 4.700 millones USD (en la región de Bio – Bio, el PIB forestal ronda el 15% de su economía). Casi 140.000 personas están ocupadas en el sector (el Chile forestal es muy tecnificado).
El sector forestal del gigante Brasil aporta anualmente al PIB federal entre 20 y 25 mil millones de USD. Posee una ocupación laboral forestal de cerca de 4 millones de personas y alrededor de 11.000 empresas dentro del sector.
Caso de lo más destacado, excepcional y ejemplar, lo constituye la República socialista de Vietnam, con exportaciones de productos de madera (especialmente muebles) con valor de 16,5 mil millones de USD en 2024. Su PIB forestal en 2023 fue del 12% del PIB total nacional. Para el año 2019, la asombrosa cifra de 25 millones de personas, obtenían entre el 20 y el 40% de sus ingresos tenían como origen, los bosques. Existen miles de "aldeas forestales" y más de 4.500 empresas dedicadas al sector. Solamente el sub sector "industrias de procesamiento de la madera" ocupa a más de 212.000 personas.
Un factor común en estos países es que existe manejo forestal comunitario de fuerte y exitosa presencia. Otras coincidencias, es que todos estos países poseen políticas ambientales y para el desarrollo forestal bien definidas, poseen planes actualizados y poseen un único órgano rector del tema forestal. En cada uno de estos países, el alto Gobierno, a través sus respectivos ministerios del ambiente son quienes fijan la política forestal y el órgano rector forestal es quien lo aplica e irradia tanto sobre el sector público como sobre el privado y el comunal (Solo Vietnam no posee un órgano rector independiente; su desarrollo forestal se tiene como asunto agrario, por lo que es manejado por un "Departamento de silvicultura" dependiente de su ministerio de agricultura, que es fiscalizado por el ministerio de ambiente).
Saltan varias preguntas: ¿Cuántos puestos de trabajo posee el sector forestal venezolano? ¿Cuál es el monto de producción de bienes y servicios? ¿Cuál es el aporte porcentual del sector al PIB nacional?
Pero no tenemos porque ir a otras latitudes. Al respecto de la potencialidad del sector forestal venezolano solo repetiré algunas afirmaciones hechas por el antiguo ministerio de planificación y desarrollo de nuestro país (hoy, ministerio del poder popular para la planificación) en su "plan Nacional Forestal" de 2003 (que no llegó a ejecutarse):
"El Sector Forestal de la economía venezolana tiene, frente a la necesidad ineludible de diversificación de la base económica nacional, una extraordinaria oportunidad de ser promovido por los sectores público y privado como un componente clave para el desarrollo social y económico del país, a corto y largo plazo." (Pg.107)
"Conviene destacar, que el conjunto de las actividades forestales, tanto protectoras como productivas, está entre los que genera más empleo por capital invertido, requiriendo abundante mano de obra no calificada en el campo. Al mismo tiempo, ofrece amplias posibilidades de crecimiento y participación aguas abajo en múltiples actividades transformadoras, industriales y comerciales, en las cuales radica su mayor potencial de beneficios sociales directos." (Pg.12)
El ministerio de planificación y desarrollo, con su plan de desarrollo forestal de 2003, se sentía con seguridad de "Transformar al Sector Forestal en uno de los tres principales soportes de la Economía Nacional y en un instrumento fundamental de desarrollo del medio rural, junto con la agricultura y la ganadería, bajo el concepto integrador de la agroforestería y el desarrollo industrial para el mercado nacional y externo." (Pgs108-109). Subrayado mío
Después de tres cuatro o cinco intentos (no recuerdo con exactitud cuántos), se impone una revisión profunda de la estructura gubernamental atinente al tema forestal productivo (y de conservación también).
La empresa nacional forestal ENFORESTAL, está por cumplir 15 años de creada. Fundada con el objeto principal de "producción sustentable de bienes y servicios forestales, a través de la planificación…" (Decreto n° 7.457 de fecha 01JUN2010, art. 2) ¿Cuál es el resultado tenido hasta hoy día? ¿Cuántos metros cúbicos de madera y cuánto de otros bienes ha producido? ¿Cuánto ha costado, cuánto ha gastado el Estado en esta empresa? ¿Debemos aplicar reingeniería, "mover la mata"?
Y preguntas semejantes deben hacerse sobre la diversidad de entes, instancias y empresas estatales forestales: Maderas del Alba, Maderas del Orinoco, CONARE, CIMLA. Incluso para el caso de Misión Árbol, toca preguntarse ¿Lo hemos hecho bien? ¿Podemos hacerlo mejor? ¿Cómo podemos tener más y mejores resultados?
No todo es responsabilidad de los cuadros directivos y gerenciales; son muchos factores. Toca revisar todo y, lo más importante, tomar correctivos y avanzar.