Siguen disociados

Hay que escucharlos. En Venezuela habrá Chávez para rato. El otro día vi en Aló Ciudadano a un tal Rafael Arráiz Lucca. Habló de lo que calificó como avance numérico de la oposición según los resultados de las últimas elecciones. Igualmente el analista habló de una supuesta regresión del chavismo. Todo según los mismos resultados.

No lo voy a decir por redundancia sino por repugnancia. Los resultados electorales los cuales este caballero refirió para convalidar su razonamiento, son los mismos resultados emanados del Consejo Nacional Electoral.

Ahora bien, ¿no es esta una de las instituciones supuestamente secuestradas por el autócrata de Miraflores, una de esas al servicio del “dictador”?

Oremos. ¡Perdón! Pensemos…

Lo que hizo el respetable analista, debe serlo pues “analizó” en esa meca de analizadores llamada Globovision, fue muy significativo e importante de señalar. Al basar su razonamiento en esos resultados electorales, no solo los estaba convalidando. El analizador a la vez reconoció implícitamente que el CNE si es un poder popular independiente. Todo lo contrario a lo que pregona diariamente en el mismo programa el que llaman “mata cura”.

El Sr. Castillo no refutó la observación, la del avance de la oposición y el retroceso del chavismo. Así de sencillo reconoció que los resultados del CNE son correctos y verídicos.

¿Y no y que hubo fraudes? Ambos, el “mata cura” y su invitado, reconocieron implícitamente que no. Pero pregonan lo contario...

Otro día, un obtuso analizador, invitado del mismo programa, hablaba de la perentoria necesidad de la unidad de la oposición para derrotar (o derrocar) al “régimen”. El “analfanalizador” partió de una recién descubierta premisa política-científica:

La unidad de dos o tres candidatos malos resulta en uno bueno.

¿Cuantas derrotas electorales tendrá que sufrir la oposición para convencerse que la mayoría de los venezolanos no los quiere? No los quiere separados. Mucho menos unidos.

¿Cómo pueden salir de su amodorramiento mental? Primero, deben dejar de creerse sus propias mentiras. Segundo, deben limitarse a lo único que de verdad los une: acabar con el “régimen” a como dé lugar. Pero para esto, mejor es caerse a mentiras.

El otro día alguien hablaba abiertamente de la falta de libertad de expresión…


Feico57@att.net


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Elio Cequea


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