Hace tiempo, cuando Ismael García se decía del lado del proceso, yo sufría cada vez que el susodicho aparecía dando declaraciones por televisión (cosa que siempre le ha gustado sobremanera), porque yo sabía que alguna burrada iba a decir y que más atrás vendría uno de mis cuñados escuálidos (tengo dos de cuatro) a burlarse de mí por culpa de lo que decía Ismael. Entre carcajadas me echaba en cara que Ismael era el típico representante del chavista común, por su ignorancia y atrevimiento a exponerse ante la opinión pública nacional siendo tan enano intelectualmente. Yo le respondía en defensa, no de Ismael, sino de mi pueblo, de su sinceridad y de su sabiduría al saber reconocer su tiempo histórico. Ismael, le decía yo, es un accidente, en realidad pertenece es a tu lado (nunca creí una sola palabra de lo que decía Ismael García). El asunto es que me era difícil quitarme de encima la raya de Ismael García.
Pues bien, cuando Ismael se quitó la máscara, que de paso no le cubría bien lo que realmente era y es, me invadió una inmensa alegría y desde entonces soy yo quien atormenta a mi cuñado escuálido. Gozo un puyero cuando llega a casa y por casualidad está Ismael en pantalla de Globoterror. La última aparición de Ismaelito ha sido de antología, ha citado en una entrevista que le hicieron durante la marchita del sábado pasado a un papa polaco llamado Carlos Goitía (queriendo decir Karol Woijtila) y ha hecho que casi me haga de la risa y mi cuñado maldiciendo a Ismael. La verdad es que Dios es grande, porque nos quitó a Ismael y se lo dio a la oposición. Sin embargo, lo más curioso de todo es que aunque a Ismael no lo quiere nadie sigue ocupando espacio por lo salío que es y lo mañoso que debe ser, para lo cual no se necesita de gran habilidad mental, ni haber leído mucho.
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