El abuelo Monster tiene un sueño

Vamos a debelar el divino sueño que tiene el abuelo Monster: Apenas me encarame en la silla de Miraflores (sueña) crearé un “Estado nuevo”. Promulgaré una ley sobre responsabilidades políticas que tendrá como mira “liquidar las faltas políticas de los que han contribuido por sus actos o por omisiones graves a provocar la subversión roja rojita o a mantenerla”. ¡No tendré piedad con los chavistas!. Esta ley tendrá como objetivo no solamente reprimir los actos cometidos durante ese gobierno castro comunista, sino los que hayan cometido los afiliados y los dirigentes de los partidos que lo apoyaron, los sindicalistas, los campesinos y los consejos comunales, y también considero responsables a los que organizaron las elecciones en los tiempos de ese gobierno, y a los que fueron candidatos y de manera general, “a los que contribuyeron a la subversión”. Estos delitos, sobre los que penderán penas que van desde la prisión hasta la confiscación de sus bienes, deben ser juzgados por un tribunal especial que llamaré “tribunal nacional de las responsabilidades políticas”, estos estarán habilitados para juzgar los “delitos de rebelión, sedición, y resistencia a la autoridad”, en los casos citados, se trata de faltas veniales, cuya pena será el encarcelamiento y la represión acompañados de torturas.

Para la formación del “Estado nuevo” llamaré a los militares, cuya fidelidad y acatamiento y disciplina serán valiosísimos para mi gobierno, y supone una obediencia incondicional a mi persona, de los cuales no puedo prescindir; los nuevos cuadros de mando del sistema político serán proporcionados por la nueva “Alternativa Democrática” y los partidos de esta asociación. Nos hallamos en la “era azul” del nuevo estado. La Alternativa Democrática será el “Movimiento Militante inspirador y base del Estado nuevo”, según la frase de sus estatutos que volveré a retomar y precisará los “principios de moral política” en un decreto que promulgaré: los “intereses individuales” deben ceder ante “el servicio del poder del Estado nuevo”, de la justicia social y de la libertad cristiana de la persona”. Así, al concepto de “libertad política o social”, del que ya se hablaba en el gobierno chavista, opondré el principio de la libertad cristiana, que es solamente una “libertad moral”. Lo que contará, será el “respeto” de los “valores eternos de la patria” y la jerarquía social. (La oligarquía) Esta noción de jerarquía inspirará a toda la organización del “Estado nuevo”.

El “Estado nuevo” mostrará a todos su “vocación social”. Queremos, primero, obtener una “afirmación de principios”. Promulgaré una ley donde se establecerá una Carta de Trabajo, que comenzará con una declaración: “El trabajo se exigirá a todos”, pero “todos tienen derecho al trabajo”. La semana de trabajo será de 48 horas. La obligación de registrarse en nuestra gloriosa CTV será obligatoria, la entrega de carnets sindicales, será un medio de control nuevo y considerable. Así, la CTV tiene que reunir a los patronos, a los técnicos, a los empleados, y obreros en los mismos organismos. Todas las organizaciones sindicales estarán sometidas a la autoridad de sus jefes, a los cuales, claro está elegiré en concordancia con la “Alternativa Democrática”, que debe encuadrar a los trabajadores tal como encuadrará al resto de la población. Mi gobierno promete que concederá “ayuda y protección”, que se mostrará “leal” para con los trabajadores. A cambio, exigirá una “fidelidad y una obediencia incondicionales”.

Las medidas de depuración serán radicales, el problema lo solucionaré de una manera simple: las autoridades “de mi gobierno” ordenarán a todos los que fueron agentes del estado chavista que tienen la obligación “sin-equanón” de presentarse a la autoridad más cercana a su residencia. Los que no lo hagan serán considerados como rebeldes y subversivos; tendrán que llenar formularios en los que tienen que indicar los cargos que desempeñaron durante ese gobierno “castro-comunista” de Chávez, “los grupos o partidos políticos a los que han pertenecido” y los nombres de las personas que “puedan salir garantes absolutamente de su actitud”. Por ejemplo: se suspenderán “provisionalmente a todos los funcionarios públicos”; (maestros y profesores chavistas) los que quieran, pueden “solicitar su reintegración en el Ministerio correspondiente después de cumplir con los requisitos mencionados”. En mi gobierno, la depuración de funcionarios será ejemplarizante; para caer bajo el golpe de la ley basta “haber desempeñado funciones extrañas en ese gobierno comunista a la actividad administrativa, haber aceptado la promoción a título excepcional”, o solamente no haber secundado la asunción de mi gobierno en la medida de lo posible.

Las medidas de vigilancia no concernirán sólo a los individuos, se extenderán a todas las instituciones del Estado, a los medios de información: la TV, la radio, el cine, medios impresos, y sobre todo la prensa comunitaria. Una ley establecerá la censura: dos comisiones funcionarán y comprenderán a representantes de la autoridad de mi gobierno, pero se ampliaran las competencias, a delegados de la sociedad de autores, de los padres de familia y de la autoridad religiosa. El ministerio de gobernación, por medio de la CEV a través de sus obispos, la sociedad civil y las ONG, tendrá a su cargo la censura, publicación y la circulación de libros o de impresos marxistas, o disolventes.

Designaré un Ministro jefe del servicio de prensa que será el que dirigirá la censura y servirá de lazo con los directores de los medios de comunicación: estos se convertirán en verdaderos ejecutantes del poder. Estos directores serán sometidos a consideración de mi gobierno, serán responsables de todo, así como también de las informaciones difundidas por los medios bajo su responsabilidad, todas las informaciones serán severamente controladas de antemano. Por consiguiente todas las publicaciones y programas de opinión por los analistas y periodistas sean o no políticamente favorables a mi gobierno, y las que no me sean favorables serán censuradas. De hecho, sólo se permitirán a los medios de comunicación manifestaciones platónicas, destinadas sobre todo a impresionar a los países extranjeros que quedarían convencidos de la disciplina y de los sacrificios realizados por el país en crisis, en que lo dejó el gobierno chavista.

Esta notable asociación de ideas, de la que los autores no se cansarán, pues se encontrará en todos los textos que regirán la literatura en todo el territorio nacional. La organización de las bibliotecas, no será una censura pasajera, sino preparación de un control sistemático destinado a eliminar definitivamente a la “literatura disolvente” de las bibliotecas públicas y de los centros de cultura. En cada ciudad se constituirá una comisión de la que formarán parte “un representante de los notables, un representante de la autoridad eclesiástica, uno designado por la delegación de cultura, y, por último, un padre de familia designado por la asociación católica de padres y representantes”. A cada autoridad le corresponderá denunciar, las actividades de los grupos disolventes, publicaciones consideradas como peligrosas, las que representan “depreciación de la religión católica”; una falta de respeto “a la dignidad de nuestros gloriosos amigos el Gobierno de los Estados Unidos de Norte América”, a los que entregaré todas las empresas del Estado, las nacionalizadas, o no nacionalizadas. También enmendaré el “sacrilegio” cometido por el gobierno chavista “el atentado contra la propiedad privada”, “es justicia”, ya que volveremos a reponer todas las propiedades confiscadas a sus verdaderos amos.

También crearé una oficina de Auxilio social, que será una oficina de socorros para los más necesitados: que llamaré “las cocinas de la fraternidad”, donde se organizarán distribuciones de socorros a los enfermos y a los trabajadores viejos. Sus medios serán proporcionados por las damas de la alta sociedad cuyos fondos recolectarán en sus reuniones de te canasta en el Country, y los administraremos a través de las organizaciones religiosas, para darle ejemplo a la población “de buenas costumbres de religión y moralidad”. En esta institución, al lado del espíritu “de caridad” encontrarán el deseo de orden y de lucha de “Mi Gobierno Nuevo” que es, a la vez, “la moral cristiana” y “la moral política”, esta ayuda aportada a los más necesitados traducirá sobre todo “el amor” y la influencia considerable de la Iglesia Católica.


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Manuel Taibo


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