El Libertador... y la vergüenza de las flores de papel

Un compañero me llegó con la noticia...

Me habló de la vergüenza de unas flores que no eran tales.

Acompañadas de unas manos blancas copiadas del viejo continente.

Llegaron con la intención de obligarte a revivir nuevamente...

tus últimos días de Santa Marta

Y este indio viejo no lo puede permitir.

Sentado en mis aposentos sentí como que la ira pretendía acorralarme...

Y yo con mi tristeza me negaba a dejarme atrapar...

Camino a la casa, sentí como que Santander regresaba intentando otra traición...

Y sabes una cosa, ¡cambié mi rumbo!

Y en mi cachivache tomé la avenida Urdaneta y me fui a tu encuentro...

Extrañas sensaciones me hacían dudar de mi cordura...

Y no te miento Don Simón...

Sentado en esta plaza frente a ti, siento como sombras del pasado pretenden acorralarte nuevamente.

Y Manuelita me llega con la brisa...

Facón en mano defendiendo a su amado.

Y si me preguntas como llegué aquí en esta noche frente a ti, no sabría responderte.

¡¡Olvídate de las traiciones Don Simón!!

Cuéntale a este viejo de tu entrada triunfal a Quito...

Regálame la alegría de contarme la primera vez que sus miradas se encontraron.

Ella desde su bacón y tú en los lomos del corcel que te regresaba triunfante...

(...) Entre mi delirio y mi locura...

¡Sentí una mágica risa que jamás olvidaré!

Que me hicieron comprender que Santa Marta quedo atrás, al igual que esas flores de papel.


jovarela33@cantv.net


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José Varela


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