Monárquicos y pitiyanquis al desnudo

Como rezan los dichos, inevitables en los comentarios sobre política por su simpleza comunicativa: "Unas van, otras vienen", "Unas son verdes y otras maduras". Después de la borrasca comunicación creada en torno al insulto del rey Juan Carlos de Borbón mandando a callar a Chávez, resulta que hoy la presión sobre sus espaldas para que se disculpe es inaguantable. "Saldremos como corcho de limonada, don Rey, y no sólo de Venezuela, porque con ese país se solidarizan sus allegados, donde también pulimos la plata", le suplican importantes grupos económicos. Otro vino y lo remató: "Además, este hombrecito ya se está expandiendo por Honduras y Guatemala”.

El asunto como que ya está echado, como diría el césar, si le damos crédito al columnista Marciano, restando sólo precisar cuándo Su Majestad realizará su mea culpa ("Piedra de Tranca" en Diario Vea. - (2.008) ene 23; p. 7). ¡Ay, padre pío, cómo por la plata baila el mono! ¡Qué dirá la oposición escandalosa para recoger tanta cuerda que estiraron con sus medios de comunicación! ¡Qué pena!

Y no se trata sólo de decirle a un negro mezclado con indio, otrora zambo colonial, "Disculpe, señor presidente", así a secas, sino de mostrar la voluntad de reconciliar las relaciones mostrando con más generosidad la bóvida testuz. No es poco lo que arriesga España ante la materialización de una integración bolivariana continental sobre la ideológica base independentista de que en el pasado fue combatida como imperio monárquico subyugador, así como hay hoy se combate la condición de colonia que pretenden secularizar nuevos imperios.

Él debe presentar sus excusas tranquilamente, con las misma desvergüenza que lo lleva a callar las atrocidades de la violación de los derechos humanos en Colombia por parte de los paramilitares (30.000 cadáveres en fosas comunes), a título de no enfriar las relaciones con un país donde España constituye la tercera fuerza de inversión, después de EEUU y Gran Bretaña, cayendo en los detalles que muestran al Grupo Prisa (los mismos del diario español El País), por ejemplo, como dueños de la cadena Caracol Radio y al Grupo Planeta como propietario en un 55% del diario El Tiempo, el más importante de Colombia.

Desde que el capitalismo bruto, ese mismo que se arrastra en el áureo lodo del mercantilismo a ultranza, pretende demostrarse como rasgo natural del alma humana, en su venalidad, ninguna formalidad le importa. Desde hace rato no le importan esos discursos sobre la solidaridad humana, las pasiones, la dignidad. Son rebrotes ahistóricos del alma humana, arraigados en algunas cabezas sobrevivientes por allí. Rupios. Lo que ha de pesar es que España es la puerta de Europa en América Latina y se ubica entre los primeros cuatro del mundo que invierten.

No valdría la pena arriesgar todo un mundo de construcción inversora por el rezagado discurso ideológico de unos cuantos cabezas calientes que andan enfermando el continente con la prédica de una ridícula integración que prioriza la mancomunidad, los intereses comunes y caducos sentimientos nacionalistas, según el mundo es hoy una globalidad. Eso sí, la mancomunidad Europea, con sus intereses y moneda comunes, es otra cosa, no apta para países en desarrollo... Es un formato original, patentado, de exclusivo uso.

Así, por causa de semejantes apéndices del pensamiento humano, dizque socialistas, no puede arruinarse el progreso humano. Si hay que pedir disculpas, se pide y listo. Socialismo es el nuestro, el de España. Tal es la simpleza con que para algunos los problemas en el mundo se resuelven. Callar o no callar, cuando de mandar a callar a otros no se trate. La petrolera Repsol YPF posee intereses en Bolivia y Argentina. España está imbricada en el turismo, tabaco y petróleo de Cuba, siendo su tercer socio después de Venezuela y China. ¿Quién arriesgará qué? Los negocios son los negocios y es difícil bajar la presión de los capitales aterrados que persiguen al rey Juan Carlos para que se humille.

El capítulo del "cállate" con el presidente Chávez, sin embargo, rinde un fruto positivo para el Rodríguez Zapatero en campaña (las elecciones son ahora en marzo), quien salió fortalecido con el golpe efectista de ganarse esa población electoral que fluctúa entre el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular (PP), población de mayores afectos derechistas, hay que decirlo (véase Samuel H. Carvajal Ruiz: "Resacas de una polémica" en Temas Venezuela. - (2.007) nov 23-29; p. 21). Porque en España, desde que la derecha y la izquierda pactaron un centro político, muchas veces las tendencias no se diferencian, y ocurre que muy tranquilamente un derechista vota por un izquierdista y viceversa, del mismo modo que un elector norteamericano está a las expensas del mejor postor republicano o demócrata en los EEUU, apuntando allá ambas tendencias hacia el mismo paquete.

No obstante el mimetismo o acuerdo político, y no obstante el irrespeto implicado en la ofensa de Santiago de Chile, con todo lo que cálculo político pueda tener el evento, el hecho es que si Zapatero gana (vuelvo con Marciano), lo hará para "gobernar con los votos de la unidad de la izquierda en el Congreso de Diputados. Y tal hecho podrí tener significación."

En consecuencia, la prensa opositora en Venezuela desde ahora tendría que andar en la busca de una técnica mediática de suavización del futuro acto de contrición del monarca, dado su fanatismo, del mismo modo como escurren el bulto en relación al desmoronamiento de la economía de los EEUU, su amado imperio, cuando recurren a la desinformación y a pretender presentarnos los graves hechos como unas cosquillitas de un mal momento.

La derecha, loca ella de absurdos, en su afán de demostrar que cualquier modelo de economía para un país es mejor que el que Hugo Chávez le ofrece a su país, no escatima descaros -sobretodo- de seguir presentándonos a la economía norteamericana como sólida y recomendable. Se dirá que hasta le cuesta perder el hábito de andar estimulando al venezolano para que grite que este país no sirve y se vaya al extranjero. No pueden perder las apuesta en el pulso contra el modelo del "régimen" bolivariano, porque el modelo estadounidense que tanto blanden y nos meten hasta en la sopa, su bandera, su idioma, su tecnología, su sistema de seguridad social (en crisis), su estabilidad laboral y de salarios (en crisis), su sistema de salud (en crisis), su sistema hipotecario (en crisis), sus inversiones (en crisis), todo constituye su modelo. Quedarían desvirtualizados, como una pistola ideológica sin municiones. Unos pitiyanquis desarmados.

Todo un espectáculo mirar a políticos tan destemplados tragar grueso.

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Oscar J. Camero

Escritor e investigador. Estudió Literatura en la UCV. Activista de izquierda. Apasionado por la filosofía, fotografía, viajes, ciudad, salud, música llanera y la investigación documental.

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