Algo huele mal en el oposicionismo

En los últimos cinco años, el oposicionismo ha tratado de tapar o encubrir todos sus errores políticos pegándose una curita en la cara.

Lo hizo Enrique Mendoza el 11 de abril de 2002, cuando apareció en horas de la noche para anunciar el cierre de VTV. Luego Nixon Moreno, quien está acusado de homicidio intencional simple en grado de frustración, intimidación pública, lesiones personales e intencionales, genéricas y leves, así como actos lascivos y violentos, se apareció con un apósito autoadhesivo después de encabezar una protesta violenta de estudiantes de la ULA en la que resultaron heridos más de una veintena de policías merideños.

Ahora, como si ya no conociéramos el viejo truco, Yon Goicochea -después de dirigir una actuación "provocadora" en un foro efectuado en el Instituto Pedagógico de Caracas- no tuvo mejor idea que colocarse en la nariz una curita y declarar a gritos que le habían fracturado el tabique nasal.

Pero inmediatamente, Goicochea ya estaba dando gritos, vociferando y mintiendo ante las cámaras de los globoperiodistas. Pero el experimento verbal del estudiante universitario oposicionista se hizo humo. Pues, Goicochea ignoraba que al día siguiente su fotografía saldría desplegada en las primeras páginas de los diarios con la mano derecha puesta en la sien izquierda, muy lejos del tabique nasal que, supuestamente, había resultado fracturado. A confesión de parte, relevo de prueba, diría un leguleyo. Como diría Cantinflas: “Hay está el detalle”. ¡Y qué buen detalle!

Es decir, Goicochea fue expuesto como un gran mentiroso por la propia prensa opositora. Así quedaba demostrado que el estudiante oposicionista había apelado al desgastado recurso de colocarse una curita en alguna parte de la cara como una técnica de defensa. Así, sin embargo, reconocía de antemano haber cometido un hecho en el que se sabía ser el culpable. Verbigracia, los casos de Enrique Mendoza y Nixon Moreno, en el que la presencia de la curita es la marca indeleble de la “mea culpa”. Mejor dicho: "my fault" or "my own fault", en el idioma oficial de la oposición venezolana.

Decimos nosotros, que el estudiante del sector opositor afirmó que había sido herido en el tabique nasal, ya que por razones psicológicas se le hace insoportable el mal olor que emana la oposición venezolana. Visto clínicamente, estamos ante un grave caso político que está afectando directamente las vías respiratorias de Goicochea.

Lo cierto es que moverse entre la dirigencia oposicionista no es nada fácil. Cualquiera que se ubique al lado de Cabeza ‘e Motor, Antonio Ledezma, de Oswaldo Álvarez Paz o de Pompeyo Márquez, tiene que terminar cantando desafinadamente al sentir una fuerte presión en el tabique nasal, como si lo tuviera horriblemente fracturado: “Oposición mi hogar, dulce hogar, / hay sirenas baratas en la casa del mar, / ¿qué es lo que está bien?, / ¿qué es lo que está mal? / Algo huele mal en Plaza Altamira”.

Fortuitamente, el día en que Goicoechea dijo haber sido herido en la nariz, se encontraba muy cerca de Pompeyo Márquez. ¿Mera casualidad para sentirse nasalmente y orgánicamente impactado por los aires que se respiran al lado de que quien traicionó a Santos Yormes?

Cientos de analistas apuntan a la vieja estrategia de hacer política como el principal causante del deterioro del medio ambiente que se respira dentro del oposicionismo. Por lo tanto, Goicochea -con su pésima actuación mediática ante los globoperiodistas- a muchos los hizo pasar de la animadversión a la compasión, del reproche al entendimiento por lo que debe sufrir al estar dentro del sector opositor. Tanto así, que días después del foro efectuado en el Instituto Pedagógico de Caracas confesó ante la prensa, con un alto grado de impotencia, el dolor que le causa llevar sobre su espalda la pesada múcura que representa la oposición: "Los estudiantes solos no podemos".

Para consuelo de Goicochea, decimos que ni Charles Atlas puede soportar el peso histórico que representa la oposición guarimbera donde él se mueve. Así que sobran razones, para que Goicochea -al igual que otros oposicionistas- sienta pesadas razones para quejarse que su tabique nasal es diariamente afectado por la descomposición orgánica que vive el oposicionismo.

Pues, hay que tener el tabique nasal muerto, para no sentir, por ejemplo, el duro golpe en la nariz que produjo dentro de la oposición la detención de Carlos Ortega al ser capturado jugando bingo, cuando se suponía que estaba librando una denodada lucha clandestina contra el rrrréeeeegimen. O cuando Carlos “De que” Fernández se marchó a rumbear a Curazao en pleno paro petrolero.

Esos dos casos de felonía oposicionista, deben haber reventado en la cara, en el apéndice nasal, de los propios oposicionistas como un duro gancho de derecha que abrió para siempre el olfato político de quienes todavía confiaban en la clase dirigencial de la IV República.

Para lograr entender el mal que está afectando las vías respiratorias de Goicochea, realizamos varias consultas a través de Internet y vean lo que encontramos: “La nariz es el órgano donde reside el sentido del olfato. En el epitelio olfativo se encuentra la pituitaria amarilla, constituida por un grupo de células nerviosas con pelos microscópicos llamados cilios. Estos están recubiertos de receptores sensibles a las moléculas del olor. Hay unos 20 tipos distintos de receptores, cada uno de los cuales se encarga de una clase determinada de moléculas de olor. Estas células establecerán sinapsis con las neuronas de los bulbos olfatorios, que mandarán las señales al cerebro”.

En ese contundente “mandarán las señales al cerebro”, topamos -¡Eureka!, ¡Albricias!- con la irrespirable confusión que vive Goicochea. Por lo tanto, su malísimo e inmaduro olfato político le está enviando a su cerebro equivocadas y contaminadas señales que son difíciles de ser procesadas por sus vías respiratorias, lo que le produce un fuerte e insoportable dolor en la pirámide nasal.

Y en esas lamentables condiciones nasales y cerebrales, Goicochea estará imposibilitado de por vida para entonar una conocida canción del dominicano Juan Luis Guerra que dice así: “Quisiera ser un pez / para tocar mi nariz / en tu pecera / y hacer burbujas de amor / por donde quiera / ¡oh! pasar la noche en vela / mojado en ti…”.


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Vidal Chávez López


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